PIDIENDO EL AGUILANDO               


A tu puerta hemos llegado
cuatrocientos en cuadrilla,
si quieres que nos sentemos
saca cuatrocientas sillas.

Esta casa huele a gloria;
algún santo vive aquí:
es tu madre una custodia
y tu padre un serafín.
                                               
Esta puerta es de Carrasco
y los clavos son de alambre;
vámonos de aquí, muchachos,
que están rabiendo de hambre.

Esta puerta es de Carrasco
y los clavos son de acero;
vámonos de aquí, muchachos,
o nos azuzan los perros.

Si nos vais a dar higos
no les quitéis los pezones,
que aquí viene un muchacho
que se los come a montones.

Sube, sube mochilero,
con la mochila en la mano;
cuenta bien las escaleras
por si las bajas "rulando"