Boletín Nº 37 (Agosto de 2001)

 

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RECUERDOS DE TOROS

 

Ya tenemos aquí las fiestas de Gor y con ellos, los toros; todos sabemos que los toros representan para nuestras fiestas, el más importante de los actos que en ellos se celebran, y esto es de siempre, osea que si hablamos de toros, hay materia de sobra, y recuerdos para llenar muchas páginas; hoy vamos a recordar algunas cosillas de nuestra fiesta taurina, y para empezar diré que antiguamente, los toros llegaban a la vega de Gor un par de semanas antes de las fiestas y estaban pastando en ellas hasta el día que los lidiaban. Esta estancia tan larga en la vega era un motivo de preocupación y temor para todo el que tenía que faenar o simplemente salir a pasear, por miedo a toparte con ellos en cualquier balate o recodo de un camino.

El encierro se hacía casi siempre entrando por la cuesta la canal ( que ya no existe) por el molino de Felicico, los callejones, el Cortijuelo y del Cortijuelo por el callejon de la Pintá, la calle el Hierro y a la Plaza, y los encerraban en unos corrales que tenía el tio Antonio (la actual casa de Gonzálo) o bien en el callejon de los Emilios, también se solian echar los encierros o antes de la lidia de los toros algunos bueyes de labor que tenian algunos goreños, como el tío Matías. el tío Tontiñas o el tío Manolón. Algunas de estas vacas (segun me cuenta mi madre) estaban tan acostumbradas a que las torearan en las fiestas, que era llegar el verano y embestían como si fuesen bravos, despues de toreadas, estas vacas las echaban por la calle del Aire y se iban solas a la vega.

Cuenta mi madre que el encierro más bonito y espectacular que ella ha visto, fué un año que los encerraron por la calle Ancha a las 11 de la mañana, con las casetas de turrón y toda la gente en la calle. Los gañanes avisaron que nadie se metiera con los toros y no pasaría nada: entraron de esta guisa por la Puerta la Villa, un cabestro o manso delante, dos a cada lado y otro detrás con los 4 toros en medio siguieron muy despacio por la calle Ancha, llegaron a la plaza y por una puerta pequeña que se solía hacer por la parte de la Iglesia entró el primer manso y los otros empujando a los novillos fueron entrando uno a uno y no pasó ningun percance; luego, una vez acabado el encierro, los mansos hicieron una exibición hincándose de rodillas, y entrelazados los cuernos ante la presidencia.

También me cuenta que una vez un toro mató a otro toro que se llamaba Balero y me dice que le metió el cuerno y lo llevó enganchado por toda la plaza. Esto debió pasar por los años veintitantos porque dice que ella era muchacha (nació en el 1910) y yo creo que debe ser cierto, porque estas cosas no se inventan, se viven y quedan en la memoria de quien las ha vivido, y si no hay constancia en los escritos de hechos como este, es porque en aquellos tiempos las cosas se hacían con menos control que ahora y si ocurría alguna desgracia, la cosa se silenciaba y aquí no ha pasado nada. Tengamos en cuenta que los torerillos eran muchachos que querían ser toreros e iban de pueblo en pueblo esperando una oportunidad y toreaban por la comida. Bueno, por hoy lo dejamos y hasta la próxima.

G.P.

 

UN PAISANO EN PARIS   por Roberto Balboa

  Hace ya diez años que visité París por primera vez. Fue durante un viaje que hice con mi madre, que Dios haya perdonado, visitando Francia, Bélgica, Holanda, Alemania y Luxemburgo.

Aquel viaje duró 18 días y fue uno de los viajes más duros que he hecho en mi vida. Casi todos los días nos levantábamos entre las 5 y las 6 de la mañana. Durante todo el día andabas viajando, visitando monumentos, visitando pueblos, mercados, calles, etc. y, muchos días eran las 10 y las 11 de la noche y aún no habíamos llegado al hotel.

Recuerdo con mucha nostalgia aquellos días en que mi ”mami” aún estaba con nosotros y con que fortaleza y entereza aguantaba aquel ritmo de viaje trepidante. Yo me encontraba deshecho y ella jamás se quejó por nada.

Si desde el cielo me escuchas, que sepas que te sigo queriendo y rezando por ti a diario.

Perdonad mi pequeña introducción melancólica, pero ha sido como si estuviera soñando despierto.

Pero vayamos al asunto que nos ha traído aquí.

Por una vez voy a ser benévolo y no os voy a robar mucho tiempo. En esta ocasión sólo os voy a hablar de París. Y dicho así parece como si no fuéramos a hablar de casi nada, pero os aseguro que París tiene materia suficiente para llenar cientos de revistas como la que ahora tienes en tus manos.

De París poco os puedo contar que no hayáis visto en TV, prensa, libros, etc. Con posterioridad he vuelto a París en 2 ó 3 ocasiones. Unas en viajes organizados y otras solamente de paso.

Si vas en viaje organizado lo mejor es que te dejes llevar, pues es seguro que te llevarán a los sitios más emblemáticos de la ciudad y si vas por tu cuenta lo mejor es que localices una oficina de turismo y te prepares bien de planos de la ciudad y de planos del metro. El metro funciona muy bien y es de los mejores del mundo. Si te has movido en Madrid en metro no tendrás ningún problema en París.

Si te llevas francos desde aquí bien y si no lo mejor es que te hagas de una tarjeta 4B Mastercard porque obtendrás un cambio muy ventajoso en cualquier cajero automático, aunque pronto con la entrada del euro tendremos un obstáculo menos.

Si tienes posibilidad visita Versalles que está bastante cerca y es una joya. Los lujosos salones y estancias, la cantidad de joyas que se muestran, los maravillosos y cuidadísimos jardines te transportarán a otra época.

Otro de los sitios que no debes pasar por alto es subir a lo más alto de la Torre Eiffel y si padeces de vértigo o se te curará o perecerás en el intento.

Las vistas desde allí son asombrosas. Los jardines tan bien cuidados, el museo de Los Inválidos, la torre de Monrparnasse, el río Sena, etc.

En los Inválidos está enterrado Napoleón y su tumba es impresionante.

El museo del Louvre es cita obligada de cualquiera que se deje caer por París. Personalmente no conozco en el mundo un museo tan importante en todos los aspectos. Creo que en total habré estado 4 ó 5 mañanas enteras disfrutando de este museo, pero sé que no vi ni la décima parte del museo. Y no sólo me refiero a las magnitudes descomunales del mismo, sino a la importante y cuantiosa obra allí reunida. Dicen los franceses que para ver el museo sin pararte en muchos detalles habría que estar un mes entero yendo todos los días mañana y tarde.

El centro histórico de la ciudad es algo que aunque no queramos nos cautivará. Los edificios, monumentos, jardines, etc., no tienen desperdicio.

Otros sitios de interés son "Le Sacre Coeur" en el pintoresco y bohemio barrio de Montmartre y la catedral de París, Nôtre Dame.

Eso hay que verlo. Que puedo deciros de esa catedral tan preciosista, de ese barrio de fama mundial.

No dejes tampoco de darte una vuelta por el Sena en los Bateau-Mouche y si es posible date mejor dos vueltas; una durante el día y otra durante la noche, verás que hay una gran diferencia entre una y otra.

El Trocadero y los Campos Eliseos también son parada obligatoria. Seguro que todos los habéis visto por la tele, pero os aseguro que en vivo son mucho más bonitos.

Por la tarde puedes tomarte un café en el célebre “Café de la Paz” que está muy cerquita del teatro de la Opera.

Por la noche puedes ir al célebre Moulen Rouge y ver algún espectáculo.

Si te gustan las compras tendrás a tu disposición las mejores tiendas del mundo pero deberás llevar bien llena la cartera o la Visa o ambas cosas.

Hay infinidad de museos además del Louvre, pero yo te recomendaría el de Quai D'Orsay que es una antigua estación de tren reconvertida.

Pensar en verlos todos es algo casi imposible, salvo que te vayas a vivir a París y poco a poco los vayas recorriendo.

Para cenar yo te recomendaría Maxims y que te dejes guiar por lo que diga el maître, pero si pides vino tinto pide Vega Sicilia de la Ribera del Duero. Es el mejor del mundo.

Si Dios quiere el año que viene volveré a París porque es una de esas ciudades donde por lo menos a mí no me importaría volver muchas veces.

Y os aconsejo que si podéis vosotros hagáis lo mismo.

Un abrazo.

Vuestro paisano.

 

 

ANÉCDOTAS DE GOR (Rastrojo de tiros y ¿qué hora es?)


Como sabéis los que me conocéis una de mis aficiones favoritas es charlar, y si es con personas mayores que me cuentan cosas de Gor y ocurridas a sus gentes mucho mejor, es decir que se me va el santo al cielo cuando me pongo a hablar (la tía chispas) como decimos en Gor así que voy a contar una anécdota que me contaron ocurrida en nuestras fiestas, nuestro patrón SAN CAYETANO a demás de hacer milagros con las personas los hace con los animales domésticos manteniéndolos sanos y fuertes durante todo el año, claro esta que para ello hay que pedírselo, y si es posible llevarlos a la procesión, costumbre que se ha perdido casi por completo al disminuir el numero de ellos, sobre todo los mulos y burros que eran los que venían en mayor numero. Pues hace varios años como era costumbre se dirigían a Gor muchos cortijeros de todos los alrededores con las bestias de reata para llevarlas a la procesión, y en un grupo que bajaba de la sierra, cuando ya estaban casi entrando a Gor, los niños se adelantaron impacientes por ver el pueblo del que tanto les habían hablado, pero que nunca habían visto, pues en estos tiempos los viajes eran acontecimientos excepcionales y los más jóvenes rara vez tenían ocasión de ello, así que unos niños se adelantaron y cuando bajaban por la cuesta de triana y la calle de la iglesia, momento en que salía la procesión, vieron la imagen de nuestro patrón SAN CAYETANO que salía de la iglesia en las andas con gran estruendo de cohetes tracas vítores y demás acontecimientos propios de la celebración, y asustados se volvieron corriendo al encuentro de sus padres diciendoles vamonos de aquí, que aquí estan locos perdios, ¿por qué? Que pasa les preguntaron los padres, y contestaron los niños, que ¿qué? Pasa, pues ya vera usted, han subio un tío en unas parihuelas y le llevan un rastrojo tiros que la mar. Los padres lógicamente rieron la ocurrencia y continuaron acelerando la marcha para no retrasarse.

Claro esta que no todos los cortijeros eran tan inocentes, pues también hay otra anécdota que viene a cuento de unos cortijeros de la sierra que bajaron a Gor y como era sabido el desconocimiento por parte de estos de las cosas propias del pueblo como el reloj, las campanas la iglesia, etc. Unas mujeres de triana que charlaban al fresco sentadas en la puerta de sus casas, al ver venir a unos cortijeros mozalbetes que se dirigian al pueblo, les preguntaron con sorna : muchacho tu que ves el reloj desde ahí, ¿dime que hora es? El joven viendo el cachondeo y burla de la pregunta le contesto: si quiere usted saber que hora es, se mete una paja por el culo y cuando le de la sombra derecha en el ..., son las doce.

Tomás Ibañez