Boletín Nº 35 (Diciembre de 2000)

Sumario.- Plaza mayor - Editorial - La directiva informa - Noticias locales - Información municipal - Buenos días Gor: La belleza del silencio - Fiestas 2000: El pregón - Colaboraciones - Cartas a la redacción - Información Líder - Breves comarca - Prensa provincial - Medicina y salud - Entrevista - Naturaleza y medio ambiente - Nuestra sierra: La perdiz roja en la Sierra de Gor-Baza - Gor histórico: Toponimia de la sierra de Gor (II) - Cultura e investigación - Pentagramas - Páginas poéticas - Viajar por el mundo: Un paisano en Grecia - Humor y pasatiempos.

 

 

 

 

 

 

El pregonero de las fiestas de 2000: Antonio Agudo Berbel


Señor Alcalde y demás Autoridades. Reina de las Fiestas y Damas de Honor. Goreñas y Goreños. Amigos todos:
Permitidme que os diga que yo no he subido aquí a echaros un sermón ni a deciros que quiero a Gor más que nadie, entre otras cosas porque sería muy pretencioso por mi parte; ni siquiera estoy aquí por haber hecho algo importante; yo estoy aquí porque soy goreño y ser goreño no es moco de pavo, y también porque Paco, nuestro Alcalde, del que siempre dije que tiene el verbo ronco y el corazón ancho, me llamó una noche para hacerme el encargo y fue tanta la emoción que no supe decirle que no, no ya al Alcalde sino al amigo que me dio las llaves de su casa cuando yo quería venir a Gor y por avatares de la vida no tenía a donde ir. Permitidme, al menos, que le diga públicamente que le quiero...
O sea, que lo único que os puedo decir es que os habla un goreño que a sus trece años cambió el oficio de escular o recoger almendras, de arrancar garbanzos o lentejas, por el de subir cubos de agua y sacos de yeso a un quinto piso y encima sin ascensor, y que muy a su pesar se vio obligado a cambiar el tirachinas y el balón de fútbol por el autobús y el metro, es decir, que mi pasado tampoco es muy interesante, pero ¡coño!, soy goreño: ¡Alguna suerte habría de tener en esta vida...!
Porque vosotros sabéis como yo sé, que los goreños nacimos como el trigo que se siembra a voleo y que no importa a donde cae si cae en la tierra, y así crecimos: individuales e individualistas, unos en el secano, otros en el regadío y otros en la vega; pero sabiendo que formamos parte del mismo paisaje y lo que es más importante: que somos hijos de la misma tierra y que eso es lo que nos une. Sólo así puedo comprender la alegría que me da cuando vengo a Gor y veo a goreños que a lo mejor ni siquiera saludo, que a lo mejor hasta había olvidado que vivían, pero que al verles nos confirman que existen y que tú existes, y que Gor también existe, y que todo junto es una gozada...
Y podría haber comenzado mi pregón gritando: ¡Viva Gor, Viva San Cayetano y viva la madre que os parió! Deciéndole a la juventud que no visiten mucho la vega, pero resulta que yo quiero que la visiten, o que no se escondan por los piscinales, pero es que yo quiero que se escondan, o incluso diciéndoles que no beban en demasía, pero es que yo quiero que beban lo que les de la gana, que para eso estamos en fiestas, y que lo único que tenemos que hacer es dejarles en paz, igual que quisimos que nos dejaran en paz a nosotros cuando -¡mamma mía!- teníamos su edad.
Y proseguir, reconociendo el esfuerzo que realiza nuestro Alcalde por dotar a Gor de infraestructuras que permiten a goreñas y goreños que están en nuestra mente, desarrollar una labor empresarial fundamental para garantizar el futuro de nuestro pueblo, que seguramente no es suficiente, pero que sí sirve de acicate para que cunda el ejemplo, un ejemplo que también nos dan las Asociaciones Culturales y Entidades Ciudadanas que sin duda ayudan a consolidar el proyecto del Gor que todos queremos.
Si, yo podría haber comenzado así mi pregón, pero no quiero caer en los típicos tópicos y he preferido dejar lo obvio como tal.
Sin embargo os diría, por deciros algo importante, que muchas veces me he preguntado por qué las goreñas y goreños nos hacemos notar tanto allá a donde vamos, por qué discutimos las cosas con tanta vehemencia, por qué, en definitiva, queremos ser tanto teniendo tan poco; y la respuesta siempre ha sido la misma: Porque el goreño es trabajador, porque el goreño es honrado y porque el goreño tiene sentimientos, sobre todo sentimientos. Yo no me avergüenzo si os digo -¡fijaros bien lo que os voy a decir!-: Yo no me avergüenzo si os digo que lloré leyendo el libro Cosas y cosillas de Gor de nuestro paisano y amigo Navarrete, cuando nos habla de Valiente, de un goreño, de un trozo de pan hecho hombre, diría yo, que emigró como tantos otros a Barcelona, y cuando acababa su jornada se iba a la Estación de Francia a ver partir los trenes en la creencia de que todos pasaban por Gor, y cuando estos se alejaban, en un acto supremo de desesperanza, en un acto supremo de soledad, en un acto supremo de amor a su pueblo, les decía: ¡Adiós boca de Ángel..!
¡Qué injusto es que goreños como Valiente también tengan que morirse! Como injusto sería que hoy y aquí no tuviéramos un recuerdo para todas aquellas goreñas y goreños que de forma altruista y desinteresada han trabajado y siguen trabajando por y para Gor.
Señor Alcalde y demás Autoridades. Reina de las Fiestas y Damas de Honor. Goreñas y Goreños. Amigos todos: Desde el recuerdo a los que ya nos dejaron para siempre. Desde el recuerdo a los que hogaño no pueden acompañarnos en éstas especialísimas fechas, gritemos todos juntos, ahora sí. 

¡VIVA GOR! 
¡VIVA SAN CAYETANO!

La belleza del silencio


"Opinar que para conseguir el paraíso los humanos debemos pagar una entrada de llanto, cuando la vida por encima y por debajo de todo es alegría, tiene tela". Así lo expresa Gala en su Regla de Tres, dejando entrever no sé qué trasfondo de infinita tristeza.
Decir que todo ser humano, por el hecho de serlo, aspira a la felicidad, es tanto como decir que, desde los hontanares mismos de la existencia, estaba marcado para vivir de espaldas a la tristeza, al aburrimiento, a la desesperación.
Con la llegada del frío, los parajes ateridos de Gor, limpios y diáfanos, pregonan siempre desde la quietud y la calma que las gentes, sus gentes, se han retirado a los cuarteles de invierno. El silencio recupera la densidad propia de la muda soledad, rota de vez en cuando, por el rumor intermitente de los árboles desnudos. Aquí, todo parece inalterable, gracioso y bello, como en ningún otro lugar. Sobre todo, visto y contemplado en la noche bajo la luz rutilante de la luna. El tiempo en su carrera parece detenerse de manera repentina, y, el visitante, extático y ebrio de licores de embrujo, saborea el placer de encontrarse dentro de un ambiente mágico que no sabrá descifrar. Lo bello de las sierras de Gor nunca podrá definirse.
Todos los elementos que Gala maneja como recurso estilístico, se dan aquí, en Gor, por vía de naturaleza: Los colores todos, mezclados pero no confundidos como en paleta de pintor; el encanto de un paraíso, lo grande y lo infinitamente pequeño, el lenguaje de las plantas, el recuerdo sangrante de los seres ausentes, lo nostálgico y un sinfín de cosas más. Pero eso sí; todo se percibe discretamente con carencias de infinita ternura, cuando las notas navideñas golpean las puertas y ventanas de nuestras casas. Esta es la razón por la que no cejo en el empeño de ofrecer al turista el gozo del veinticuatro por la noche. No faltarán risas ni cantares, ni villancicos ni polvorones, regado todo con el suavísimo licor de la hospitalidad sin límites. No lo duden, se encontrarán a gusto y serán bien acogidos.
Por lo demás, siguiendo el relato vivencial que se repite anualmente, al visitante nuevo, curioso y ávido de todo lo extraño, le adelantaremos al oído que en esta Villa Ducal, lo paradójico es siempre su nota dominante. Diríase que a cada efecto no corresponde una causa y, si le corresponde, por la fuerza de la razón, nos costará trabajo descubrirla, y esto es lo extraño.
Diciembre vestido de luz y nieve, para los goreños residentes fuera, es inolvidable. Lo sienten y lo lloran. Ahora entre ribetes de huida, todo queda resuelto en una especie de ilusión flotante, donde cada uno debe mirarse a sí mismo para darse cuenta de que la vida existe. Así lo suelen contar con síntomas de admiración, los pocos turistas capaces de atravesar el macizo y disfrutar del silencio que en el lenguaje de los místicos, es el rumor que deja Dios al pasar.
Así lo entendieron antes que nadie, y lo expresaron en forma de canto los maestros del espiritu, Francisco de Asís, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, y Cayetano de Tiene nuestro patrón. A las puertas de Belén , lleno de gozo con nuestro Dios hecho hombre en la persona de Jesús, os envío a todos un abrazo navideño.

Francisco Hidalgo

 

 

 

 

La perdiz roja en la Sierra de Gor-Baza

Mª Carmen Cabrera Martel y
José Enrique Granados Torres
Biólogos

El objetivo de este artículo, es poner de manifiesto los efectos perniciosos que algunas prácticas de manejo efectuadas en los cotos, pueden acarrear para las poblaciones autóctonas de conejo y/o perdiz. Centrándonos en esta última especie, durante el pasado otoño hemos procedido al estudio de la población de perdiz en el Parque Natural de la Sierra de Baza. Este Espacio Natural Protegido con más de 52.000 hectáreas se constituye como una isla bioclimática en el Norte de la provincia de Granada. Separada de las altiplanicies de Baza y Guadix pero continua con la vecina Sierra de Filabres almeriense, el paisaje de este macizo montañoso es abrupto, con abundantes escarpes y barrancos, encerrándose en él una elevada variedad de ecosistemas, desde reductos del primitivo bosque mediterráneo a bosques de coníferas de repoblación.
La perdiz roja (Alectoris rufa) pertenence al orden de los Galliformes, cuyos componentes se caracterizan por ser aves terrestres de pequeño tamaño, que viven mayoritariamente en áreas ralas de vegetación. Se distribuyen por el Viejo Mundo (Europa, Asia y Africa) y en él se incluyen tanto faisanes como perdices. El género Alectoris, es un supergénero con varias especies que se distribuyen por el área perimediterránea. Dentro de la perdiz roja, se reconocen varias subespecies en función de su distribución geográfica. Su interés cinegético ha provocado que se haya introducido en varios lugares, donde no se encontraba presente, como las islas Canarias, Gran Bretaña o Nueva Zelanda. En la Península Ibérica ocupa diferentes rangos altitudinales, desde el nivel del mar hasta los 3.400 metros del Mulhacén en Sierra Nevada. La presencia de la misma viene condicionada por la existencia de terrenos ralos de vegetación, con zonas para nidificar y lugares donde haya una importante comunidad de artrópodos, base de su alimentación durante la fase de pollos.
Los antecedentes existentes sobre la situación de la perdiz en la sierra de Baza, trabajo efectuado al principio de los años 90, ponen de manifiesto la existencia de una población con pocos individuos (0,15 ind/Km2). Con el fin de estudiar la situación actual de esta especie en la Sierra de Gor-Baza, hemos efectuado una estima poblacional (censo) durante los meses de septiembre y octubre, utilizando el método de los transectos lineales. Este método consiste en recorrer una serie de itinerarios, repartidos homogéneamente por toda el área a censar, y cuantificar las distancias existentes entre los observadores y los individuos vistos. La observación de ejemplares está directamente relacionada con la densidad de la población. Cuantas más perdices haya en la población, mayor es la probabilidad de detectarlas cerca del itinerario que llevamos. En definitiva, los resultados de campo son presentados como un histograma de frecuencias (Figura 1), el cual viene definido por una función de densidad, que se compara con modelos ya conocidos. Para esta fase del trabajo se utilizan programas informáticos, ampliamente utilizados en otras partes del mundo, para censar cualquier especie animal.
En total se han recorrido tanto en coche como a pie, 175 Km, muestreándose más de 113 Km2, lo que supone más del 20% de la superficie del Parque Natural de la Sierra de Baza. Durante los muestreos se observaron 66 perdices, ajustándose la función de densidad teórica significativamente a la función de densidad teórica de las series de Fourier. La densidad media obtenida es de 0,18 ind/Ha, con un error de 2,75, es decir, hay 18 perdices por cada Kilómetro cuadrado (en 100 campos de fútbol se ven 18 perdices). Sin duda, esta densidad es muy baja, comparándola con otras zonas de la geografía granadina. Esta situación, seguro que es ampliamente conocida para muchos amantes de la sierra, cazadores o no, que observan como en los últimos tiempos hay menos perdices de las que había en otras épocas. Esta disminución de la densidad de perdiz, se debe en parte a las transformaciones de los usos del suelo que ha sufrido la sierra, durante las últimas décadas. Lo que en la actualidad son masas de coníferas repobladas, hace pocas décadas, eran en muchas ocasiones, zonas de cultivo entre áreas de matorral, lo que conformaba un mosaico de parches en donde la perdiz encontraba alimento y refugio.
Este cambio del paisaje ha sido sin duda el principal responsable del estado de la perdiz en este sistema montañoso. Tanto en el censo efectuado durante este otoño, como en el estudio realizado para conocer la situación del zorro en el Parque Natural durante el año 1990, la situación de la población de perdiz se considera crítica, desechando de pleno la idea generalizada de que el aumento de predadores (zorro y jabalí fundamentalemente) son los causantes del estado de la perdiz en la Sierra de Gor-Baza.
Ante esta situación, por todos conocida, los gestores de muchos acotados cinegéticos han recurrido a las introducciones masivas de perdices procedentes de granjas, para la práctica de la actividad venatoria. Es en este punto donde queremos llamar la atención, siguiendo las recomendaciones efectuadas por autores de reconocido prestigio (Soriguer y colaboradores, 1998), sobre todo en los efectos de las translocaciones de conejos.
Todas las introduciones se encuentran reguladas por normas establecidas por organismos internacionales (WWF, IUCN, entre otros). Sin embargo, es cada vez más frecuente el "repoblar" sin criterio alguno y sin tener en cuenta los efectos que estas repoblaciones pueden tener sobre los ecosistemas. Independientemente del uso posterior que se le den a las perdices liberadas (mayoritariamente se liberan para su caza posterior), la realidad es que estas perdices que se sueltan, con frecuencia, son indivíduos híbridos de perdiz roja y alguna otra especie de perdiz (bárbara, chukar, etc.), o bien, proceden de reservorios genéticos empobrecidos. El resultado final, es la incorporación de material genético de otra especie en las poblaciones rojas autóctonas, con la consiguiente pérdida de identidad específica, amenazando por lo tanto, a la especie con erosiones genéticas.
Uno de los pilares básicos de la genética de poblaciones, es que cada individuo es diferente de otro. Estas diferencias, afectan a caracteres morfológicos y a caracteres que no se ven, pero que determinan en gran medida la supervivencia. Estas diferencias son el resultado de la expresión genética de cada organismo. Como las poblaciones animales están constituidas por un conjunto de individuos de la misma especie, el futuro de la especie va a estar determinado por la variación en sus individuos.
Paralelamente a la introducción de material genético extraño en las poblaciones de perdices, las reintroducciones llevan consigo la incorporación en el ecosistema de virus y bacterias ajenas al mismo, a los que son sensibles los organismos que conforman la población. La defensa de un organismo frente a un virus o bacteria (antígeno) recae sobre el propio organismo, activando su sistema inmunológico (anticuerpos). Los anticuerpos son específicos no sólo para un virus determinado, sino incluso para sus posibles cepas mutantes. Como la capacidad de generar anticuerpos está determinada por la información genética, cuanto más diverso sea un organismo, mayor será su capacidad para generar defensas frente a agentes de diversa índole.
En las reintroducciones, se compran perdices de un lugar A para reforzar una población B, donde existen perdices (PB) y patógenos (MB). En el lugar A tenemos perdices (PA) y patógenos (MA). La primera situación que se va a dar es que las perdices del lugar B adaptadas a convivir con sus patógenos, van a ser infestadas por un nuevo patógeno (MA), con el que no han tenido un contacto previo y es altamente probable que no estén preparados para defenderse. El resultado final es que las perdices del lugar sufriran una epizootia, con una gran mortalidad producida por un patógeno llevado artificialmente por el hombre. La segunda situación que se observa es que las perdices recién introducidas (PA) van a estar en contacto con las perdices/patógenos del lugar B, produciéndose un efecto análogo al descrito anteriormente. Observamos como, no sólo no se ha conseguido el objetivo pretendido de aumentar la densidad de una población local, sino justo lo contrario, ha disminuido la densidad.
Ante este panorama, extrapolable a otras poblaciones de perdices, recomendamos una moratoria temporal de la caza en determinadas áreas de la sierra, así como un manejo activo de la vegetación, con el fin de incrementar la superficie útil para la especie. Asimismo se desaconseja el uso de insecticidas tanto en el tratamiento de plagas forestales como en los cultivos existentes en las cotas más bajas del sistemna montañoso, desechando de lleno los reforzamientos poblacionales con ejemplares procedentes de otras zonas.

 

 

 

 

 

 

 

 UN PAISANO EN GRECIA por Roberto Balboa


Era un florido mes de marzo cuando en mi pueblo, Guadix, se celebraba con toda magnificencia la "Semana Santa", justo cuando yo ultimaba detalles para iniciar un nuevo periplo a uno de los países míticos donde los haya, Grecia.

El viaje comenzó como casi siempre el día de antes, en que me trasladé a Madrid para salir al día siguiente desde allí. Recuerdo que aquella noche dormí en un hotel que se llama "Balboa", lo mismo que mi apellido.

Aquella noche salí a dar una vuelta y después de cenar me acosté pronto, tratando de guardar fuerzas para el viaje que me esperaba.

El caso es que al día siguiente y rumbo a Atenas en un flamante avión me disponía a recorrer el país y, mira por donde, coincidió que allí se celebraba la "Semana Santa Ortodoxa". Pero de esta os hablaré más adelante.

El viaje se hizo sin ningún contratiempo y a eso de mediodía nos encontrábamos recogiendo el equipaje para subir al autocar que nos trasladaría hasta el hotel.

El hotel estaba en el centro de Atenas y aunque los folletos decían que tenía 4 estrellas, os aseguro que he parado en mejores hoteles en España de menos estrellas, pero eso no quiere decir que estuviera mal. Estaba curioso pero se notaba que por él los años no habían pasado en balde. Sobre 10 le podríamos dar una puntuación de 7.

Esto de los hoteles siempre resulta como cuando compras un melón, que hasta que no lo has abierto no sabes como es.

Os cuento esto porque cuando viajéis, a la hora de escoger los hoteles, siempre será mejor que os aconsejéis con alguien que haya estado allí y no os dejéis guiar por las estrellas que figuren en el catálogo de la agencia de viajes, ya que os puedo asegurar que hay países donde los hoteles de 3 estrellas son estupendos y otros donde los hoteles de 5 estrellas dejan bastante que desear.

Aquella primera tarde en Atenas, una vez instalados en el hotel, la dedicamos a recorrer a pie el centro de la ciudad y casi sin darnos cuenta desembocamos en el antiguo barrio de Plaka. Este barrio es el más famoso de la ciudad y está lleno de restaurantes y de tiendas que hacen el delirio de cualquier visitante que se deje conducir a través de sus calles angostas y muy típicas, y por ende, está bajo la colina de la Acrópolis con su majestuoso "Partenón" presidiendo la ciudad.

Nos ofrecieron entrar en bastantes sitios para que cenáramos, pero al final tuvimos la suerte de dar con unos compatriotas que llevaban tres o cuatro días en la ciudad y nos recomendaron un sitio muy coqueto, donde se comía bastante bien y donde la cuenta no sería estrepitosa. Fue un acierto total y sirvió para que empezáramos a romper el hielo entre los que íbamos a ser una pequeña familia en los días siguientes mientras viajábamos por el país.

Cuando viajas por esos mundos de Dios, donde comunicarte cuesta porque la lengua es difícil, se agradece que la gente con la que vas a convivir unos días sea agradable, simpática o cuando menos educada. Y yo en este viaje tuve la suerte de conocer a gente encantadora de muy diversos sitios de España con los que incluso aún hoy, después de tantos años, sigo manteniendo contactos frecuentes.

Cada vez que visito un país nuevo, trato de aprender algo del idioma nativo y la experiencia me ha enseñado que aparte de enriquecerte culturalmente, ese pequeño detalle de dar las gracias en su idioma, o de saludar, etc., en algún momento dado te puede abrir puertas y descubrir facetas de las gentes, de sus costumbres, de sus tradiciones, que de otro modo tal vez escaparían para siempre de tu mirada inquisitiva de turista.

Recuerdo que lo primero que aprendí fue a pedir un vaso de agua fría, que sonaba más o menos como "Potiri neró krio", ya que aquel mes de abril hizo bastante calor.

Algo que no debéis esperar de vuestro viaje a Grecia es precisamente aquello que todos esperamos encontrar allí y que no son ni más ni menos que grandes monumentos bien conservados de la cultura milenaria griega y romana. Si exceptuamos "El Partenón" y alguno que otro más, todo lo que encontraréis serán ruinas, grandes piedras aquí y allí que un día fueron parte de un templo o parte de un palacio.

Pero con esto no quiero desilusionaros y os animo a que vayáis con la mente abierta a ser capaz de reconstruir en vuestro interior aquel monumento o aquel palacio con la simple visión de aquellas piedras esparcidas en medio de las ruinas.

El primer día lo dedicamos a visitar Atenas y, como no, las ruinas de la Acrópolis. Vimos el Partenón que fue el monumento que más me impresionó aunque estaba en obras de restauración y parte de su esplendor aparecía desdibujado. Admiramos las famosas Cariátides de las que solo hay una verdadera, ya que las otras se encuentran en diversos museos, entre ellos, el Louvre. Vimos también el museo de la Acrópolis que también se encontraba en obras de restauración.

La tarde la dedicamos a visitar la ciudad propiamente dicha. Vimos el relevo de la guardia griega, el estadio olímpico de Atenas con su fuego olímpico siempre encendido y aparte de unas cuantas ruinas más, pudimos comprobar el caos circulatorio en el que se encuentra sumida Atenas.

Llegamos al hotel rendidos, con un calor agobiante y, después de descansar un rato y ducharnos nos fuimos otra vez a cenar al barrio de Plaka. Aquella noche tuvimos una cena movidita ya que los anfitriones eran gente joven con ganas de fiesta y viendo que en el grupo íbamos pocos hombres y que había mujeres que estaban sin pareja y de muy buen ver, decidieron armar una fiesta por todo lo alto durante la cena, incluso aparecieron unos músicos que nos deleitaron con extraordinarias baladas griegas y a los postres estábamos con el calorcillo que dan las copas bailando cual griegos de toda la vida hasta bien entrada la madrugada.

Al día siguiente, muy temprano, partimos con dirección a Delfos donde visitamos el Templo de Atenea y las ruinas de Delfos donde destaca el Santuario de Apolo, el Tesoro de los atenienses y el Oráculo de la Pitonisa.

La Pitonisa era según la creencia popular una sacerdotisa elegida por el mismo dios Apolo, la cual siempre estaba en su oráculo escuchando y atendiendo las peticiones de las gentes que iban allí desde remotos sitios para hacerle sus consultas.

Esa noche dormimos en Delfos y como el hotel estaba en las afueras no había nada que pudiéramos ver y además estábamos bastante cansados por lo que pronto estuvimos acostados.

Al día siguiente partimos rumbo a Nafpatkos donde llegamos a media tarde después de haber admirado durante casi todo el día el paisaje costero griego.

Aquella noche cuando estábamos tomando un refresco en un bar de Nafpatkos tuvimos la ocasión de presenciar una procesión de la "Semana Santa Ortodoxa". No es una procesión como las nuestras porque carece del boato y del lujo que presiden las nuestras, pero nos llamó poderosamente la atención por el recogimiento y el recato con que pasaron las gentes por aquella pequeña avenida. Tanto fue así que decidimos seguirla y un rato después entrábamos en la iglesia, donde tras unos cánticos y oraciones, las familias se fueron juntando en corros para comentar sus avatares diarios en medio de un clima de paz y sosiego que en el ambiente se respiraba una espiritualidad casi palpable.

Por cierto, el nombre de Nafpatkos no os sonará pero si os digo que se trata de Lepanto estoy seguro que todos habéis oído hablar de la célebre batalla de Lepanto, la cual tuvo lugar en sus costas el 7 de octubre de 1.571 entre la armada española capitaneada por Don Juan de Austria y la armada turca, en la que después de cinco horas de intenso combate y 35.000 muertos se consiguió una de las más renombradas gestas españolas, teniendo en cuenta que la flota turca superaba a la española en barcos y soldados.

Al día siguiente cruzamos el estrecho de Patras en un transbordador para entrar en la península del Peloponeso y a media mañana nos encontrábamos en la histórica ciudad de Olimpia, cuna de los primeros juegos olímpicos, donde visitamos el templo de Zeus y Hera, el museo arqueológico, el taller de Fidias y por supuesto el primer estadio olímpico de la historia donde disfrutamos como niños compitiendo en carreras cual atletas olímpicos.

El guía ya nos había advertido que si íbamos a ver el primer estadio olímpico de la historia nos lo imagináramos lleno de gente vestida a la antigua usanza griega, con un tumulto ensordecedor y con un ir y venir de atletas por todos los sitios y, personalmente, traté de hacer volar mi imaginación y el resultado fue un escalofrío que me recorrió el cuerpo.

Aquella noche dormimos en un bonito hotel que estaba en lo alto de una colina, todo rodeado de árboles y muy verde, desde donde podía verse a nuestros pies las ruinas de Olimpia.

Al día siguiente partimos con dirección a Nauplia vía Trípolis y Micenas.

En Micenas pudimos admirar los restos de la importante y antigua civilización Micénica de la que destacaremos la Puerta de los Leones, las ruinas de la ciudad amurallada y la Tumba de Agamenón. En lo referente a este célebre personaje, Agamenón, os recomiendo leer la trilogía Orestíada del poeta griego Esquilo y la Iliada de Homero donde podréis encontrar con todo lujo de detalles la turbulenta vida de Agamenón.

El día siguiente era uno de los más esperados por todos, ya que íbamos a hacer un crucero que duraría todo el día por las míticas islas griegas.

Algo que nunca debéis dejar de hacer si vais allí es visitar algunas de sus islas pues parecen salidas de un cuento maravilloso donde todo acompaña ; desde los pequeños puertos pesqueros hasta los viejetes sentados en los cafés, desde las aguas cristalinas hasta las multicolores pequeñas barcas de los marineros, desde sus callejuelas estrechas y típicas hasta sus pequeñas tiendas con sabor a rancio, que tanto nos gustan a los turistas.

Nosotros visitamos las islas de Hydra, Poros y Aegina y no sabría deciros con cual de ellas me quedaría. Lo mejor es que en cuanto podáis las visitéis vosotros y después os aseguro que la duda os asaltará lo mismo que me asaltó a mí.

Al día siguiente partimos con dirección a Atenas. Era el último día del circuito, pero todavía nos tenía reservado nuestro viaje algunas cosas dignas de ver.

El teatro de Epidauros, con capacidad para unas 16.000 personas, cuenta con una de las mejores acústicas del mundo al aire libre y eso que fue construido en el siglo I antes de Cristo por Policleto el Joven. Hace algunos años al teatro de Epidauros se le concedió el honor de ser "Patrimonio de la Humanidad".

El Canal de Corinto, que une los mares Egeo y Jónico, es una impresionante obra de arquitectura. Imaginaos un cerro de 120 metros de alto y 6 kilómetros y medio de largo, al que abriéramos justo en la mitad una zanja desde lo más alto hasta la base y desde un lado al otro. Pues eso es el canal de Corinto, pero aparte de lo impresionante de la obra resulta más impresionante ver desde lo alto del mismo como es atravesado por los barcos.

Hay en Grecia otros muchos sitios que son dignos de ver y comentar, pero la premura del espacio me impide extenderme como fuera mi deseo y, bien pensado, así creo haberos puesto un poco la miel en los labios y dejar vuestros deseos de saber y conocer más en manos de un posible futuro viaje a este maravilloso país.

Confiando en haberos entretenido un rato, recibid un fuerte abrazo de vuestro paisano.