¿QUE VEMOS?
El camarín, que se encuentra en la cabecera de la nave
lateral derecha, es un pequeño habitáculo cuadrado que se remata con una falsa
cúpula sobre pechinas y se abre a la nave mediante un arco de mediopunto. Una
ventana en el muro izquierdo ilumina el lugar; frente a ésta, la puerta de
acceso que comunica con las dependencias auxiliares del templo.
En lo arquitectónico nada hay que señalar, el interés del
camarín reside en lo decorativo. La decoración, hecha con la técnica de
pintura al fresco responde en su temática al espíritu barroco.
En la cúpula, que en la tradición iconográfica cristiana
es el lugar que simboliza la esfera celeste, y por lo tanto, el espacio
reservado a la divinidad, el autor representa en la línea que forma el círculo
sobre las pechinas, una serie de ángeles tocando diversos instrumentos
musicales, otros en grupos de dos y tres revolotean por encima de ellos con aire
de fiesta, a la vez que otra serie representados individualmente e intercalados
entre los músicos, muestran en sus manos extendidas un rosario. En esta esfera
celeste, y justo encima del espacio que se encuentra entre el arco que abre el
camarín al templo y la cúpula, está representada la Santísima trinidad con
los símbolos que identifican a cada una de las personas divinas: el Hijo con la
cruz, el Padre coronado por un triángulo y el Espíritu Santo en Forma de
paloma. El Padre y el hijo sostienen entre ambos una corona real. Continuamos
nuestra mirada perpendicularmente hacia abajo, fuera de la cúpula, y nos
encontramos encima del arco, entre amplios cortinajes corridos, una hermosísima
imagen de la Virgen, (que podemos ver en la contraportada de esta revista), de
pie sobre una esfera de nubes, con la luna bajo sus pies y rodeada de ángeles,
de los cuales dos, el de la derecha levanta con orgullo mostrando a quien les
observa una rosa roja y el de la izquierda una azucena. San Joaquín y Santa Ana,
con mirada perdida hacia el cielo, contemplan absortos la escena. Llama la
atención, por lo inusual de este tipo de iconografía, como éste de la
coronación de la Virgen, las figuras de San Joaquín y Santa Ana, así como sus
dimensiones con respecto a las dimensiones de la pintura de María, lo que nos
hace pensar que los padres de la Virgen, aquí representados, no son otros más
que los Señores que costearon la decoración de la capilla. ¿Quizás los
señores de Gor...? Las pechinas están decoradas con alegorías marianas. Las
contiguas a la Virgen María representan una fuente y un pozo, las otras dos un
ciprés y una palmera. Son símbolos tomados del Antiguo Testamento en los que
la Iglesia ha visto su cumplimiento en la figura de María Nueva Eva. Si por la
antigua Eva nos vino el pecado y por tanto la muerte, por María nos viene la
vida. Ella es el pozo y la fuente de la sabiduría. Plantada como palmera en
medio del desierto, nos recuerda a todos los que aún caminamos en este
"Valle de lágrimas" que el Paraiso que habíamos perdido por el
pecado lo hemos recuperado por Cristo mediante su "Fiat", las mismas
connotaciones simbólicas de vida y comunicación con Dios tiene el ciprés.
Refuerzan esta idea los colores que predominan en el conjunto pictórico: azul,
blanco y rojo. El blanco y el azul símbolo de la Divinidad, el rojo de la
humanidad. María es aquella que hizo posible que Dios se hiciera hombre: el
rojo de la carne se vistió de azul del cielo.
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CLAVES PARA UNA COMPRENSION ADECUADA
*El arte al servicio de la fe
Al comienzo de la descripción hacíamos notar que el esquema
decorativo del camarín de Nuestra Señora del Rosario estaba dentro de lo que
fue el espíritu del barroco católico. Para comprender este espíritu hay que
recordar brevemente lo que supuso, lo que se ha llamado, la Reforma Protestante.
El 31 de octubre de 1517, Lutero publicó sus 95 tesis en las que ponía en
cuestión la doctrina sobre las indulgencias y opinaba sobre el momento que
vivía la Iglesia. A partir de este momento, Lutero, iniciaba la publicación de
un cuerpo de doctrina y comenzaba un camino, que a pesar de los múltiples
intentos de conciliación llevados a cabo, le llevaría a la ruptura con la
Iglesia Católica. Para el tema que a nosotros nos ocupa, nos basta saber que
Lutero rechazó toda forma de culto a la Virgen, repudiando el rezo del Ave
María y del Rosario, otros reformadores llegaron, incluso, a negar la
autenticidad de las palabras con las que el Arcángel Gabriel saludó a María
en la Anunciación: "Ave María Gratia plena". La Iglesia reaccionó.
El Concilio de Trento quiso hacer la verdadera reforma moral y espiritual de la
Iglesia, y dio respuesta a la doctrina de los reformadores protestantes. Desde
este momento, el arte, que la Iglesia siempre utilizó como vehículo
privilegiado para hacer llegar la fe a todas las personas, traducirá en
imágenes, la fe que Trento proponía en sus decretos como verdadera fe
católica.
¿Quién es ésta que se levanta como la aurora, hermosa cual
la luna, resplandeciente cual el sol?
La frase del Cantar de los Cantares, en la que la Iglesia ha
visto la figura de la Virgen Madre, nos da la clave de comprensión. Toda la
decoración está en orden a poner de manifiesto la grandeza de María que es
coronada por la Trinidad Sagrada, coronada por el único Dios de quien es Hija,
Esposa y Madre. La música de los ángeles no hace más que poner de manifiesto
la alegría por el triunfo de Aquella, que había dicho de sí, que la
felicitarían todas las generaciones.
Trento en el decreto sobre el pecado original había
declarado que, María, no había sido afectada de este pecado. Quien mandó
pintar la capilla, como aquél que la ejecutó, el que la contempló y hoy
contempla, puede ver aquello que la Iglesia cree: que toda Ella es llena de
Gracia.
*El Rosario
La piedad postridentina mariana giró en torno al rezo del
santo rosario, que según la tradición fue compuesto por Santo Domingo. Los
fieles católicos que siempre acudieron a la Virgen con filial devoción,
hicieron del rosario el ancla de su esperanza. La intersección de la Madre
hará de la nave de la Iglesia, una nave segura, contra la que no podrán los
errores de la Reforma, como antes no habían podido los errores de Arrio,
Nestorio o los múltiples problemas que durante toda la Edad Media la habían
azotado.
Pío V, papa dominico, atribuyó al rezo de las Cofradías
Romanas del Rosario la victoria de Lepanto. Desde este momento la devoción fue
en aumento y se multiplicaron las imágenes e iconografía con esta temática,
como se puede observar en este camarín: Los ángeles muestran a los fieles el
rosario como medio para vencer las tentaciones del maligno, y llegar como
María, y por su intersección, a la gloria de la Trinidad Santa, que está
reservada a aquellos que permanecen fieles en medio de la tribulación.
Fidelidad que nos garantiza la meditación asidua de los misterios de la
salvación que podemos contemplar en el rezo del rosario. El rosario, por tanto,
resume todo el simbolismo teológico e iconográfico del conjunto.
Para terminar este apartado quiero traer a estas páginas,
por aquello de que muchos de los miembros del Club Amigos de Gor residen en
Cataluña y tienen como lengua propia además del castellano el catalán, una
bella poesía religiosa del siglo XV, los "Gozos de la Virgen del
Rosario", que recoge Santiago Sebastián en su libro Contrarreforma y
barroco y, que según el autor, ha pervivido en la zona del levante hasta
nuestros días. Literariamente completa lo dicho en el campo de las artes
plásticas.
Deu plantà dins vos,
senyora,
lo roser mol excel-lent,
quan vos feu mereixedora
de concebre‘ l purament,
donant fé al Missatger
que del cel vos trasmetia,
Deu lo Pare que volia
fósseu Mare del Roser...
Reparada la gran erra
de Adam per mort cruel,
trasplantat fou de la terra
lo Roser dalt en lo cel...*
*Posible traducción:
Dios plantó dentro de vos, señora,
el rosal muy excelente
cuando vos fuisteis merecedora
de concebirlo puramente,
dando fe al Mensajero
que del cielo transmitía
Dios el Padre, que quería
haceos Madre del Rosal...
Reparado el gran error
de Adán por muerte cruel,
trasplantado fue de la tierra
el Rosal, arriba, al cielo.
A MODO DE CONCLUSION
Sé que quedan muchas cosas por decir sobre estas pinturas.
Solamente he querido resaltar, con breves pinceladas, el valor catequético de
las mismas y por lo tanto el deber que tenemos de mantenerlas y trasmitirlas a
las generaciones venideras, para que con una adecuada formación, los cristianos
de mañana puedan seguir disfrutando y aprendiendo en estas obras, la fe de sus
mayores. Sin duda, en toda obra de arte religiosa importa sobre todo y antes que
nada el mensaje. Con palabras de la profesora María Giovanna Muzj de la
Universidad Gregoriana de Roma, podemos decir que «es innegable que el
mensaje trasmitido por la imagen es prioritario respecto al modo de presentar la
imagen misma, en otras palabras, que el objeto de la comunicación pasa por
delante a la modalidad de la comunicación misma».
Antonio Fajardo Ruiz
Subdelegado de la Delegación de Patrimonio y Arte Sacro de
la Diócesis de Guadix.
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