SIGLO XV

La alquería de Gor bajo dominio musulmán, por Manuel Gómez Lorente

La compraventa de Gor, por Manuel Sánchez García

La alquería de Gor: De la reconquista a la conversión (1489-1500)

            a) La conquista de Gor.
          b) De la conquista a la conversión.
          c) Señores de Gor.
          d) Propiedades y rentas
                                                                                                                 por Manuel Gómez Lorente.

                                                                                                                

 

            

 

 

 

 

 

 

 

 

LA ALQUERIA DE GOR BAJO DOMINIO MUSULMAN

                                                                                                   Por Manuel Gómez Lorente

 

         Hay quien ha intentado explicar el significado del nombre actual de Gor, acudiendo a cambios fonéticos, de acuerdo con la costumbre popular de cambiar la gutural "G" por la labial "B" y así asemejan Gor en Bor, asociando esta última variante con la palabra árabe Bury que significa en castellano "torre". Sin embargo no tenían en cuenta a prestigiosos arabistas que asimilaban a Gor con Gaur -que según estos, significa "el valle"-, o las últimas interpretaciones que han puesto de manifiesto como esta palabra proviene del árabe dialectal granadino Gor, del árabe clásico Gawr, por reducción del diptongo, que viene a significar hondonada, terreno bajo.
         
Asentado a 1200 metros sobre el nivel del mar, junto a las estribaciones de la ladera norte de la sierra de Baza, sobre las faldas de su cerro homónimo. La orografía hará que prácticamente la cuarta parte del término actual sea desfavorable para el cultivo. Sin embargo la existencia de un tiempo cálido y de abundancia de precipitaciones hicieron de ella una zona rica en pastos, árboles y caza.
         
En su sierra tendrá su nacimiento la fuente de vida para las tierras de la llanura. De ella arrancan las barranqueras y cursos de agua que darán lugar al río de Gor. Este río será el ordenador de la red de acequias que ponen en cultivo la rica vega que se asienta en inmediato contacto con el núcleo urbano. Esta vega la cultivaban intensamente en época nazarí los habitantes de la alquería. Más allá se extienden las tierras de secano que, a diferencia de las anteriores, eran cultivadas esporádicamente, éstas podían labrarlas todo aquel que quisiera, sin que en ella tuvieran ninguna predilección los moradores del lugar, siendo propiedad de aquel que la cultivase y sólo mientras lo hiciese, pues de mantenerla improductiva un cierto espacio de tiempo, perdía tal derecho y pasaría a propiedad de aquel que primero le pusiese en explotación.
         
Además de la existencia de abundancia de agua, Gor contó con recursos naturales apetecibles y necesarios para la vida del hombre. Si a ello unimos que fue desde antiguo punto de paso, casi obligado de las vías de comunicación más importantes entre Guadix y Baza, o lo que es lo mismo Guadix-Granada con el Levante peninsular, no nos debe extrañar, pues, que el hombre se asentara en sus contornos desde muy temprano. Los vestigios encontrados, nos hablan de una ocupación humana casi constante desde el Paleolítico -siendo más abundantes a partir del Neolítico-, hasta el final de la Edad Antigua.
         
Los datos de la Alta Edad Media son muy escasos, se limitan a unas cuantas menciones aisladas en algunas crónicas y libros de viajes de algunos autores árabes -algunos oriundos de otras tierras del islam-. La existencia de la ruta romana que enlazaba el Sur -la provincia bética- con el Levante -provincia tarraconense- obligó, necesariamente, al hijo del conquistador musulmán Abd Al-Aziz a pasar por estos parajes en la campaña de conquista de todo el levante peninsular, en 713, camino de la cora de Tudmir.
         
Aparece también documentada en varias obras árabes del siglo XII y XIII, como uno de los castillos dependientes de Guadix con el nombre de Gun o Gur. Cuando el emir nazarí Yusuf en 29 de abril de 1347 se desplaza desde Granada a visitar el sector oriental de la frontera castellana pasa por Guadix, el río Alhama, así como por Gor, Baza, Caniles y Serón. A su vez el polígrafo, cortesano y gran visir nazarí Ibn Al-Jatib en su Rayhana nos la describe junto con su valle como una de las villas pertenecientes al partido de Guadix.
         
A partir de ese momento, las referencias al lugar son más abundantes, sobre todo derivadas de las noticias que la documentación castellana nos ha conservado, sobre todo de la época inmediatamente antes de la conquista castellana de esta antigua alquería.
         
A principio del siglo XV, los datos que poseemos nos hablan de Gor como uno de los castillos "fronterizos" del emir nasri. Es decir, formaba parte tanto del sistema defensivo granadino como de los bienes de la "corona" aunque no está muy claro si pertenecía al patrimonio privado del emir, o bien a los bienes privativos de la corona, o sea, si estaba ligado a la persona como propiedad privada propia, o bien al título real.
         
Durante la última etapa del emirato, la gran prosperidad territorial estaba en manos de los miembros de la familia real o de personas significativas. En primer lugar destacaba por su importancia las tierras del sultán -que los estudiosos conocen como mustailas-. El origen de este tipo de propiedad o "mustajlas" no es prácticamente desconocido. Los habitantes que ocupan estas tierras no son propietarios -como pasaba en este núcleo-, sino que están destinados a ocupar las tierras del sultán, como jariq o aparceros -Ibn al-Jatib en su Miyar al-Jitiyar nos habla de la existencia de estos aparceros para Motril- a cambio de permitirles el cultivo de ellas estos debían pagar el diezmo que es el diesmo para el castillo -dicen los documentos-, y en otros lugares el noveno y/o el quinto.
         
Además, parece ser, que la corona impone ciertas exigencias de tipo personal a sus habitantes para el mantenimiento del sistema defensivo. Para época posterior a la que nos ocupan hemos encontrado efectivamente este tipo de prestaciones, como son las velas y guarda tanto de la fortaleza como del término, a cambio Guadix -y antes posiblemente el sultán- se encargaba de mantener en pie y adobar la fortaleza y no contribuían en más porque como ya hemos referido, eran tierras "fronterizas", como reconoce Mazote el Grayri que cuando la ciudad de Guadix echaba derramas u otras cosas extraordinarias o en tiempo de guerra los de Gor no contribuían porque eran fronteras e tenían que dar cuenta a la çibdad de los christianos que entravan e salian e tambien porque velavan esta fortaleza por guardar sus cabeças e que la dicha çibdad de Guadix pagaba las guardas del campo. Teniendo además la curiosa misión de ser "atajadores", para evitar la evasión fiscal dentro del término de Guadix.
         
Este panorama cambió a raíz de 1427-8, pues en esta fecha la "corona real" vende el castillo y las tierras de Gor.
         
El erario público estaba, en este momento, en bancarrota por dos causas principales: por la guerra civil que mantenían los pretendientes al trono y por los continuos pagos de parias a los reyes castellanos -que oscilaban entre las 12.000 doblas y las 20.000-. La segunda vez que Muhammad VIII el pequeño -así llamado por la corta edad que tenía al subir al trono-, tomó el trono (enero de 1427), acuciado por la falta de liquidez del erario, por los continuos gastos militares y pago de parias, para solventar la falta de numerario recurre tanto a acuñar moneda de valor monetario mayor que el real como a vender parte del patrimonio real.
         
Esta venta del lugar de Gor representará inmediatamente un cambio en las relaciones entre las estructuras de poder y los vasallos musulmanes. En primer lugar el acceso de vecinos y moradores del lugar a la propiedad hace que el castillo, o mejor aún el alcaide como estructura intermedia entre el emir y los vecinos, deba plantearse de otra manera la forma de su mantenimiento. De esta evolución impositiva y del establecimiento de nuevas relaciones económicas apenas si hemos encontrado otros datos, aparte de lo dicho hace momento. Sin embargo, tenemos noticias de otros impuestos que le son pagados al alcaide -pero ya no como representante del señor de la aldea, sino como representante del fisco del estado-, entre los que se encontraban los derechos del ganado. En segundo lugar esta venta supondrá a corto y medio plazo un cambio en el paisaje agrario, que se reflejaría en una fragmentación del terreno cultivado y que se acentuaría con las sucesivas parcelaciones derivadas, en un primer momento del repartimiento por las sucesivas ventas y sobre todo por las divisiones hereditarias. La institución del mayorazgo castellano que permitía el mantenimiento de la propiedad en su integridad, no era conocida en el ámbito musulmán, salvo que se entregaran parte de sus bienes para fundación de un bien piadoso como el habus, cualquier musulmán debía repartir sus haciendas entre sus herederos de acuerdo con los usos del derecho musulmán, lo que haría que estas derivaran a la existencia de un régimen de propiedad, en la que la pequeña extensión superficial en manos de una persona fuera la dominante.
         
Como paso previo a la venta, se realiza el 17 de marzo de 1427 la visita al término y tierras a vender, apreciándose el regadío, secano, e sus tierras e llanos e con todos sus pastos e riberas e pagos d'el con sus heras e con sus viñas e casas e con todas las hazas hasta donde llegan los terminos del dicho castillo en 6.000 doblas de plata de 10 pesantes cada una, a los que habría que añadir el pago de los derechos de las compraventas, además de los cuales, ya habían entregado antes del aprecio 15.000 pesantes.
         
Lo primero que dice la carta arábiga que se vendió fue toda la tierra que pagaba diezmo, "cuyos diezmos pertenescían al castillo", o sea toda la tierra cultivada que existen tanto de regadío como de secano, tanto las viñas, árboles de "fruta llevar", pies de murales, como las eras, barbechos, pastos, casas, poblados y despoblados; sólo se exceptúan el pago del Agila "Unxanasya" el de Mahonamad el Cordoni y los Canales de Aben Ali. Se le concede a su vez el agua que necesitaban del río, desde el alba hasta la hora de la oración del Alazar -que se realiza a media tarde-, dejando el resto del tiempo para que se aprovechen de ella, los demás núcleos de población que se abastecían del mismo. Todas las tierras así tasadas y dispuestas para su venta, se encontraban comprendidas entre el río Baúl y el barranco del Marqués al norte, al sur el cerro de los Mineros con la fuente de "Faguara", el prado del Enano y la fuente de la Piedra -todos en la sierra de Baza-, con el camino que va a Bacor y al oeste o alqueble con el otero de la Encina. Lo que constituye un auténtico círculo alrededor del río, fuente de vida del contorno y del castillo que se asomaba a su curso.Por el contrato de venta se comprometen los compradores a no vedar los pastos, ni impedir cortar árboles, hacer madera y carbón en los montes a los habitantes de Guadix -de acuerdo con la comunidad de pastos existente en el reino nazarí-; también el emir se reserva el horno que está en el castillo y el molino cerca del río, que quedan en el patrimonio del emir.
         
Estos 60.000 pesantes que se comprometen a pagar, es una cantidad muy elevada. Por ello acuerdan darle al contado los tres octavos de esa cantidad -o sea 22.500- y el resto -37.500-, en cuatro pagas sucesivas los cuatro años siguientes, a razón de 9.375 pesantes, de ser equitativa y sin intereses. Sin embargo cada año deben pagar 11.250 -o sea 1.875 pesantes más cada año-, lo que supone un 20 % de incremento sobre lo que dan anualmente. A todo esto habría que sumarles los pesantes que les correspondieran por el pago de un derecho sobre la compraventa -que no se especifica su cuantía, salvo que han de pagarlo según lo hicieron en Gorfyn y Gaoyar- y si tenemos presente que ya habían entregado 15.000 pesantes antes de la tasación, los recursos monetarios se ven sensiblemente mermados. Si a los 67.500 pesantes sumamos la demasía pagada, estos entregan al fisco un total de 82.500 pesantes, por pasar a ser propietarios de las tierras y casas del castillo. Lo que constituye una importante explotación económica, ya que supone encarecer la tierra en un 37,5% del valor inicial.
         
Este incremento, junto con las limitaciones que se establecen en el aprovechamiento de los pastos, árboles, madera y carbón de la sierra, aconsejan a los vecinos retractarse de la compra de las sierras. El 13 de septiembre, piden que se revoque la venta: fue rogado muchas veces que oviese de alçar mano de la compra a lo que emir accedece volviendola al poderio real segund que antes hera descontales el valor de las dicha sierra del precio que debía pagar. Los vecinos de la "alquería" se ratifican en esta cesión el 10 de octubre de este mismo año. El 3 de noviembre se firma el aprecio y la cantidad a descontar a los vecinos por dejar la sierra en poder real ascendiendo el valor, según ratifican, a 15.000 pesantes. A partir de tal ratificación se hace ya efectivo el contrato de compraventa.
         
De acuerdo con esta venta se pasa por tanto, de tener el emir el dominio efectivo del castillo y las tierras que lo rodean a una situación donde los honrados omes del Concejo de Gor llegan a ser propietarios de la tierra de todo el contorno. A raíz de este hecho deben plantearse unas nuevas relaciones entre el castillo -o el alcaide como representate del emir- y sus moradores que se traduce fundamentalmente en aspectos impositivos. Como lo único que le queda a la corona, aparte del aparato militar, son algunos bienes inmuebles (que constituían un auténtico monopolio al reservarse el molino y el horno -sobre estas posesiones caería un cargo por su uso, que tal vez se pueda relacionar con lo que se conoce como renta del hagüela-), para hacer frente al mantenimiento de castillos de la guarnición militar debe destinar parte de sus recursos o buscar otros medios de financiación.
         
Parece ser que el emir nazarí optó por la segunda vía cargando a los habitantes del lugar un una serie de impuestos que abarcan desde los ganados, a las heredades (almaguana y Alacer) o a un impuesto sobre las propias personas como era la Alfitra, hasta el aprovechamiento de los pastos de la sierra. Por este último el alcaide les cobraba el Talbix, -que a diferencia de los anteriores se cobraba en especie-, así que cada hato de ganado les cobraba una o más cabezas según su número, además de todo el queso y leche que diesen en una noche, aparte les seguía cobrando el diezmo. Todos estos impuestos están testimoniados tanto para la época final nazarí como para los diez primeros años de dominación castellana, llegando incluso a pagar a los señores castellanos impuestos de origen musulmán, de acuerdo con las capitulaciones con ellos firmadas por los Reyes Católicos.
         
Continuamente venimos hablando de la denominación del castillo al hablar del lugar -de acuerdo con la traducción al castellano de la palabra árabe Hisn-, pero ¿existió realmente este recinto amurallado o simplemente es un nombre que los nazaritas emplearon para designar algún tipo de entidad administrativo-militar?. Es un problema arduo donde se entremezclan otros de índole muy diversa.
         
No está muy claro la existencia de la fortaleza, no sólo en la época inmediatamente anterior a la conquista, para algunos se trata de una torre. Hemos localizados algunas torres vigias en torno al actual núcleo de población pero de reducidas dimensiones y que no coinciden con los datos que tenemos del lugar. Un testigo, que según su declaración pasó por el lugar "con los Reyes Católicos" reconoce que existía un "hisn": en tiempos de moros... que la dicha villa avia... un castillo e tenia por nonbre en la dicha sazon fizen que dizen los interpretes que quiere decir castillo o fortaleza e avia visto e conoscido ser la dicha villa de Gor..., e tener el dicho nombre de alfiçan. Sin embargo es tal la confusión que algunos testigos de 1494 llegan a mencionar los dos casos a la vez "torre e fortaleza de la villa".
         
Si creemos a otros vecinos, se trataba de una fortaleza dentro del lugar con dos o tres torres. De estas mismas declaraciones hemos podido saber que la torre o castillo estaba dentro de "la casería" e el cerro de Alhaja sobre el que se asienta la villa, y que posiblemente sería aprovechada por los señores de Gor para edificar su fortaleza.
         
Este castillo estaba en 1427 gobernado por un alcaide puesto por el emir, siendo el "alcayde Muhammad ben Muhammad al-Juljal" quien, en nombre del emir, realice la venta de todas las casas, haza, árboles, que dependían del mencionado castillo de Gor. Así se mantendrá hasta que por el año 1470, pase a depender de la ciudad de Guadix y sea su caudillo quien designe la persona que deba ejercer el cargo.
         
Más de una vez fue un reducto de bandoleros y saqueadores de caminos agrupados en torno al alcaide de esta fortaleza, lo que ocasionaba graves pérdidas a la ciudad de Guadix. En los documentos que hemos manejado, aparecen algunos casos de como el alcaide de Gor se levanta con la fortaleza contra Guadix, obligando a venir al caudillo de esa ciudad, cercarla y reducirlos por la fuerza de las armas ejercitando después la justicia, según la importancia del levantamiento. Unas veces se conforma con cortarles las manos y los pies o en otros casos llevarlos presos a Guadix e incluso ajusticiarlos públicamente. Cuando Mazote Xirt, su padre y hermanos se alzaron con la fortaleza contra la çibdad de Guadix e rovaban e fasyan delitos desde alli e la dicha çibdad vino sobre ello e los çerco e tomo e los ajustiçio, lo que nos vuelve a hablar de la existencia de un castillo de cierta importancia.
         
Esta fortaleza durante la guerra de "reconquista" castellana, estuvo defendida por una pequeña guarnición militar puesta por Guadix bajo el mando de un alcaide, también designado por su caudillo. El último de los cuales entregó la fortaleza a los Reyes Católicos, a cambio de ciertas mercedes. Mientras tanto el lugar permanecía deshabitado por miedo al ejército castellano, hasta 1490 no fue repoblado por algunos musulmanes expulsados de las ciudades de Guadix, Baza y Almería.
         

La presencia del hombre en el actual término de Gor no se interrumpe desde una época muy temprana. Su relevancia es escasamente conocida hasta la segunda década del siglo XV que el emir, por problemas económicos, lo desvincula de su patrimonio y la vende a sus moradores. A partir de este momento se debieron de establecer unas nuevas relaciones cuya manifestación más conocida lo constituye el reajuste del régimen fiscal y la progresiva implantación de la pequeña propiedad agraria.

LA ALQUERÍA DE GOR: DE LA RECONQUISTA A LA CONVERSIÓN (1489-1500)

                                                                                                                         Por Manuel Gómez Llorente

Tablero de la sillería del coro de la catedral de Toledo donde se representa la toma de Gor en diciembre de 1489

1. La conquista de Gor 2. De la conquista a la conversión
3. Los señores de Gor 4. Propiedades y rentas

 

 

 

 

 

 

 

1. La conquista de Gor.

         La alquería musulmana de Gor contó durante algún tiempo con un recinto amurallado para defensa y amparo de las gentes que lo moraban, aspo como las rutas de su entorno. aparte del mimo, se puede aún hoy, rastrear la existencia de varias torres vigías, que completaban su sistema defensivo como un eslabón más dentro de la defensa de la segunda línea defensiva nazarí.
         
Este recinto (torre para algunos, fortaleza para otros) durante la guerra de "reconquista"castellana estuvo defendida por una pequeña guarnición militar, puesta por Guadix, bajo el mando de un alcaide, también designado por el caudillo de esa ciudad. Mientras duraron las acciones bélicas el lugar permanecía deshabitado, por miedo al ejército castellano, hasta 1490 en que fue repoblada por algunos musulmanes expulsados de las ciudades de Guadix, Baza y Almería.
         
A pesar de estas razones, tanto las crónicas musulmanas como las castellanas que se ocupan de la guerra no nos dicen ni como ni cuando se produjo esta ocupación de la que esta año celebramos el quinto centenario.
         
A la hora de acercarnos al conocimiento real de cómo se desarrolló este cambio de situación -más política que social en sus primeros momentos- sólo contamos con algunos datos aislados -por otro lado valiosos-, y con el importante testimonio que nos brinda una fuente artística contemporánea de los hechos narrados, como es el tablero de la sillería del coro de la catedral de Toledo. Relieve que se encuentra entre los tableros de Camoria (Cantoria, tomada en 1488) y Castril (tomada en 1489)
         
En el tablero aparece como un castillo con doble recinto amurallado. Su entrada está flanqueada por dos torres cuadradas en una de las cuales aparece en letra gótica el nombre de Gor. Entre ambas y asomándose a la muralla aparece un moro del lugar que enseña las llaves de la villa a la autoridad castellana -identificada por algunos como el rey Fernando- a la vez que observa como parte del ejército castellano se introduce en el recinto. Mientras esta escena tiene lugar, en otro paño de la muralla se está desarrollando un enfrentamiento entre parte de ambos ejércitos.
         
De la lectura de esta fuente coetánea se podría presumir la presencia del ejército castellano ante sus murallas, a cuyo frente estaría, o bien Isabel, o bien Fernando.
         
Debido a la trascendencia de los datos que éste nos facilita, debemos preguntarnos: ¿recogió fielmente el maestro Rodrigo Alemán la realidad?, o por el contrario, ¿es fruto de la imaginación del autor?. Por razones que no vienen al caso enumerar podemos presuponer que los relieves no se alejan mucho de los acontecimientos en ellos narrados.
         
Teniendo presente esta información, contrastémoslo con otros datos escritos y comprobados para conocer como puedo suceder realmente esta ocupación y conquista.
         
Como ya es de sobra conocido, los primeros objetivos de esta guerra llamada de "reconquista" estaban situados en la región occidental del reino. Sólo tras el derrumbamiento de este sector las campañas oficiales desplazarán sus objetivos al oriente, al norte de las actuales provincias de Almería y Granada.
         
La campaña de 1488 fue una de las más incruentas y fructíferas de los 10 años de guerra. La frontera se quedará a las puertas de Almería -con la toma de Turrillas, Lucainena y Níjar- y de Baza -en poder de los castellanos estaban Benamaurel, Castillejar y Cúllar-. El año siguiente, por razones de estrategia, se determina como objetivo militar de la guerra la ciudad de Baza. Para completar el cerco sobre la misma, Fernando el Católico manda tomar Zújar, pues "era peligroso sostener el cerco sobre la ciudad de Baza" sin tomarla. Inmediatamente después caen en poder castellano las fortalezas cercanas a Freila, Bácor y Caniles.
         
A principio de julio se asienta el real sobre Baza y no se levantará hasta algunas semanas después de la capitulación de la ciudad.
         
Su caída trajo consigo la entrega pacífica por parte de todos los alcaides de las fortalezas cercanas. Las crónicas así lo recogen: "Sabido por los moros que moraban en las comarcas de Baza, como el caudillo y el alcaide de la ciudad habían hecho partido con el rey e con la reyna de ge la entregar e habian recibido y esperaban recibir mercedes por la entrega que facian los alcaydes de Almuñecar y Tabernas e todos los que tenian cargo de fortalezas en las montañas que llamaban Alpuxarra y a todas aquellas sierras les embiaron a decir que ellos ansi mesmo ge la entregaran con sus fuerzas... dandoles el seguro que daban a los moradores de Baza y el rey e la reyna aceptaron recebir e hacer mercedes a los alcaydes e dar seguro que le pedian para todos los que moraban en aquellas tierras segun lo habian dado a los que de su grado se ofrescieron por sus siervos. E luego vinieron los alcaydes de las villas e fortalezas e los viejos e alfaquies de todos los lugares que son en aquella comarca e les entregar le las fuerzas que enian. El rey e la reyna les fizieron mercedes de dineros a unos segun la calidad de la villa e fortaleza que entregaban e pusieron alcaides en ellas".
         
A este hecho puede hacer referencia la actitud del moro del mencionado relieve, que asomándose por la barbacana enseñaba a los castellanos de la ciudad, mientras que parte del ejército entra tranquilamente.
         
Sin embargo, la otra escena esculpida en el lado izquierdo es un tanto extraña, pues después de la caída de Baza no parece que hubo resistencia armada en ninguna de las fortalezas, como claramente lo especificaron las crónicas musulmanas: "...habiendo abastecido (Baza) se dirigió a Almería y su distrito no encontrando en su camino castillo o alquería que no se rindiese pacificamente". Por su parte el Zagal, al prestar vasallaje al rey, le entrega todos los otros castillos fortaleza y torres que estaban aún bajo su obediencia. Este posible anacronismo nos plantea una serie de dudas que, por la limitación material que impone el presente trabajo, dejamos sus posibles explicaciones para más adelante.
         
De lo que no queda duda es que este lugar capituló y se entregó "al partido" de los Reyes Católicos entre las villas entregadas tras la caída de Baza (4 de diciembre de 1489).
          
Pero una cosa es la entrega formal y otra la ocupación real del lugar por parte de sus "nuevos señores". Detengámonos un poco en el transcurso de los acontecimientos y veamos cual es la parte del ejército que realizó la ocupación armada de esta villa, tras la entrega realizada por los cargos musulmanes en Baza.
         
Después de organizar la ciudad de Baza, el rey Fernando parte para Almería. A su partida manda dividir el ejército en tres. Una parte, bajo su mando, se dirigió a esta ciudad el día 17 de diciembre, por el camino de Caniles, Serón y Tabernas, por la parte norte de la sierra de Baza. Por lo tanto, teniendo en cuenta la estructura de las vías de comunicación, es difícil y poco probable que el rey pasara por este lugar.
         
Otra parte del ejército, la envió el rey al mando de Iñigo López de Mendoza, conde de Tendilla. Este someta a la obediencia real la Calahorra, Fiñana, Abla, Abrucena y Gérgal, con las aldeas vecinas situadas en el contorno de Guadix.
         
Si tenemos en cuenta la vía que el conde hubo de tomar para ir a la villa de Calahorra "y demás villas comarcanas" situadas al sur de Baza, tuvo que atravesar con toda posibilidad por el término municipal de esta alquería. Aunque no consta que él fuese esa "autoridad castellana" que aparece en el tablero número 46 de los relieves de la sillería del coro de Toledo.
         
La última parte, que estaba constituida por la retaguardia, con la reina Isabel entre sus filas, no sabemos la ruta que tomó, sólo que el día 24 se unió al resto del ejército en los aledaños de la ciudad de Almería.
         
Por lo tanto podemos presuponer, por eliminación, que ésta sería la tropa que entró a tomar militarmente el castillo de Gor. Así parece ratificarlo uno de los testigos de los pleitos que mantuvieron entre la ciudad de Guadix y los señores de la villa. Este llega a referir, hablando del lugar "que era una casería syn vecinos e una torre que tenia en ella un alcaide y lo que es mas importante e lo sabe porque fue con los dichos católicos reyes desde la ciudad de Baza". Aunque en el momento más interesante el documento aparece roto, se puede presumir que lo vio pues más adelante afirmaba que vio a Muçey moro que estaba en la torre e fortaleza de la villa de Gor. Si así fue y si tenemos en mente aún los citados relieves, podríamos pensar que en realidad esa autoridad castellana que por allí pasó sería la propia reina Isabel camino de Almería, siguiendo los pasos de la vanguardia del ejército que como vimos la mandaba el futuro marqués de Mondéjar.
         
Una vez en manos castellanas, continua el propio testigo, "los reyes hicieron merced del dicho lugar de Gor a un caballero moro que se llamaba Moçeyd". Este lo tuvo hasta que pasó allende según unos y para otros hasta que se lo vendió a Sancho de Castilla. Los reyes, por su colaboración al entregar la villa, no le conceden la merced de la villa sino la tenencia vitalicia de la alcaildía de la villa. Aunque ante las presiones castellanas (ya que era inviable el mantener en manos musulmanas, un recinto amurallado debido al riesgo que representaba), debe abandonar el cargo. Ante lo cual abandona el reino de Granada y marcha al norte de Africa -a allende dicen los testigos-.
         
La alquería de Gor, despoblada durante la guerra de Granada, capituló junto con el resto de las posesiones que tenía el Zagal, tras la caída de la ciudad de Baza (4 de diciembre de 1489). Siendo tomada militarmente poco tiempo después (mediados de diciembre), probablemente por la reina Isabel la Católica. Todo ello favorecido por el último alcaide musulmán, a quien los reyes confirman en su cargo, hasta que debe abandonarlo para emigrar al norte de Africa.

 

 

2. De la conquista a la conversión.
         

            Poco después de la conquista, al hacer la valoración de la riqueza de algunas villas y ciudades del reino de Granada en torno a 1490, la villa de Gor tenía de renta anual en torno a los 20.000 marevedís y 200 fanegas de cereal, contando con 30 vecinos, aunque en este momento estaba despoblada a causa de la guerra. Población que se recuperó inmediatamente con los contingentes humanos que se desplazaron por su propia voluntad a la villa y su término para recuperar sus haciendas, de acuerdo con las capitulaciones firmadas por los reyes, así como con los emigrados tras la expulsión de los mudéjares sublevados de la ciudad de Guadix, Baza y demás villas fortificadas.
         
Una vez ocupado y conquistado todo el sector oriental, los reyes proceden a organizar administrativamente -de acuerdo con los modelos castellanos- el territorio ocupado, para lo cual intentarán aproximarse en una primera época, a los existentes bajo dominio nazarí. Con esta intención los reyes otorgan y donan a la ciudad de Guadix el 11 de noviembre de 1491 las villas y lugares de Gorafe, Alicún, la Peza, Huéneja y Gor. "Segun y en la manera que solian en tiempos de Moros para que sean de su jurisdiccion e sugetos a la dicha cibdad".
         
De acuerdo con ello, el medidor y repartidor de Guadix tenían intención de medir la tierra del lugar para adjudicarla a los repobladores castellanos. No llegó sin embargo a realizar tal medición por problemas planteados en el repartimiento accitano (el mismo Fernando de Medina escribía que aún no se había efectuado mediciones en las tierras de Gor, Bácor, Gorafe, Huélago, Torres de Alicún, Diezma y algunos lugares).
         
Poco tiempo pudo gozar de ella la ciudad de Guadix, pues los reyes donan de por vida al alcalde de Moleón y capitán de sus altezas Juan de Almaraz, y tras su muerte a don Sancho de Castilla. Así lo ratifican los reyes Católicos por su cédula otorgada en Medina del Campo a 18 de marzo de 1494. Es más, a pesar que ésta lleva la mencionada data, se la otorgan con aspecto retroactivo "desde el dya que el dicho Juan de Almaraz fallesçio".
         
Inmediatamente después, don Sancho otorga poder en Medina del Campo -19 de marzo- a Diego de Pedraza, que en ese momento estaba ausente y en su nombre a Juan de Pedraza repostero de estrados del príncipe Juan, para que pueda "yr al reyno de Granada y llegar al logar de Gor que esen el dicho reyno e entrar e tomar la posesion e uso e fruto del dicho logar... e de todos sus términos e tierras destritos e territorios con todos los vasallos que en el dicho logar e en sus terminos agora ay con la jurediçion çevil e creminal alta e basxa y depues de tomar la posesion deberia arrendar todos los pechos e derechos... que en el ay e deven dar e pagar a mi por razon de señorio... y pueda poner alcaldes alguazil escarivano en la forma e manera que por bien tovieredes e quitar los que agora estan puestos" . Para ello don Diego de Pedraza se traslada a la villa y toma posesión el 4 de abril. Organiza la vida del lugar nombrando y ratificando a los cargos del concejo anterior, toma la vara de justicia, y la administra de modo simbólico con los mudéjares, entra en las casas y fortaleza y toma posesión de todas ellas. Todo en nombre del señor Sancho de Castilla.
         
Tras la toma de posesión, entabla un pleito con la ciudad para que ésta le reconozca tal merced, se le asigne el término territorial que le pertenecía a la villa y sobre el que el nuevo señor podía cobrar las rentas, ejercer su justicia y su autoridad.
         
Para resolver tales problemas los reyes encomiendan a su juez de residencia, Ginés de Corbalán, por su carta dada en Tordesillas a 7 de junio de 1494, para que vaya a las ciudades de Baza, Guadix, Gor y demás lugares a los que pueda atañer este problema, informándose de los términos que le pertenecían, según que "antiguamente en tiempo quéra de moros lo tenian e poseyan".
         
Con tal fin, el mencionado juez convoca a las partes para que aleguen y presenten todas las informaciones y pruebas que crean que les aprovechan, lo que harán, tras la requisitoria para que acudan a ello (20-26 de septiembre). El 3 de octubre presentan las partes interesadas los testigos oportunos y con la colaboración de algunos de ellos proceden a realizar varios amojonamientos de consentimiento de las partes.
         
Estos amojonamientos serán una de las principales pruebas para demostrar que el lugar de Gor no tenía término separado de Guadix en época musulmana, sino que en él podían entrar a sembrar, cortar leña o apacentar sus ganados los vecinos de otras alquerías que estaban bajo jurisdicción de Guadix.
         
De acuerdo con estas delimitaciones, el 9 de octubre de este año de 1494, Ginés de Corbalán, señala los términos que se encontraban alrededor del lugar. Según esta sentencia las tierras que pertenecían al señorío se encontraban dentro de los siguientes mojones: desde Alfadin Chirata hasta el puerto del Cerezo, por el valle de la Culebras hasta el río Baúl, prosiguiendo por Alhoneidar Alchirrit, por la sierra hasta la sierra de Rapa y Marjalimar (padre del Asno), a Fasendet hasta el prado de los Arrancadores (o Marjaalacran) y de ahí hasta el barranco de Abzeit, completando el círculo desde aquí hasta el primer mojón de Alfandin Chirata.
         
Comprendía todas las tierras de pan llevar -o de cereal- con sus viñas, huertas, morales, arboles, con sus vegas, e fuentes, e sus entradas, e salidas, e con su Gorfyn e Darcacin, con lo que esta en medio de este rio arriba del dicho lugar, como sobre el rio, con las heras que antiguamente labraban, con las tierras de secano e Marjalimar e con todo elrededor de los rostros mas cercanos a la vega del dicho lugar.
         
Una vez establecidas las relaciones entre el señor y sus vasallos mudéjares, la vida de estos últimos transcurría plácidamente, sólo preocupados por el pago de los impuestos -todos ellos tenían su origen en la época inmediatamente anterior a la conquista castellana como eran el almaguana, el alacer y sobre todo pagaban el diezmo musulmán- que debían satisfacer al representante de don Sancho de Castilla. Don Sancho, y el alcaide en su nombre, se convirtieron a su vez en sus defensores ante las justicias reales, cuyos representantes más cercanos estaban en el núcleo urbano de Guadix.
         
Este panorama no cambió a pesar de las mutaciones que trajeron consigo las conversiones masivas del año 1500.
         
Los mudéjares de la zona el 20 de junio de 1500 abandonan sus creencias musulmanas y abrazan la fe católica, siguiendo el ejemplo del alguacil Fernando Zacarías, y los cabecillas de la comunidad Lope de Aranda, Françisco Adalguayd y Anton Albeitar -y que indudablemente pesaron sobre el resto-.
         
En contrapartida se les exime de los gravosos impuestos musulmanes, pasando a pagar solamente aquellos que satisfacían los demás cristianos viejos, además se les conceden otras gracias y mercedes, que por la brevedad de estas líneas no nos es posible mencionar.
         
Consecuencia lógica de la conversión fue la consagración de su mezquita como iglesia que, de acuerdo con la erección realizada por el arzobispo de Sevilla, se dedicó a la Virgen María. Para su servicio se designa a un beneficiado y a un sacristán, a los que se les pagarían 12.000 y 3.000 maravedís al año respectivamente.
         
Con objeto de comprobar si se cumplía esta erección y el adoctrinamiento de los nuevos católicos, el primer obispo de Guadix, Fray García de Quijada, visitó varias veces la parroquia.
         
La política de captación de recursos humanos tan benévola, tuvo sus éxitos, pues de los citados 30 vecinos que había en la época de la conquista, se alcanza la cifra -según dicen los vecinos- de 80 ó 100 a principios de siglo.
         
Esta población en el reparto del tributo de la guardia de la costa de la mar -que se implantó tras la conversión-, deben pagar 3.000 maravedís en julio de 1501, a los que se unen otros 3.000 maravedís más el mes de noviembre de este mismo año. Cantidad, que con pequeñas diferencias, volverían a pagar todos los años.
         
A partir de estas fechas las tres instituciones, concejo, iglesia y señorío, en laque se va a desenvolver la vida de vuestros antepasados hasta la desamortización de Mendizábal -en la que desaparece esta última-, se encuentran ya firmemente asentadas.

 

 

3. Señores de Gor.

        Estudiada ya la evolución histórica de la villa, conviene que ahora nos ocupemos, un poco más en extenso de las personas que durante este breve espacio de tiempo, tuvieron el gobierno y disfrutaron de las rentas del señorío.
         

A) JUAN DE ALMARAZ.
         
El primer señor, según revela la carta de merced a su segundo poseedor, fue Juan de Almáraz.
         
Este era hijo de Alonso de Almáraz, regidor de Salamanca. Ambos durante la guerra de sucesión al trono castellano se decantaron por el bando isabelino. En recompensa de esta ayuda los reyes le donan, el 5 de marzo de 1476, los bienes de Pedro de Anaya, al que se los habían decomisado por prestar ayuda a "adversario de Portugal".
         
En 1478 lo encontramos desempeñando el cargo de diputado general de la hermandad, así como el de regidor de Salamanca, de acuerdo con la renuncia que en él había realizado su padre. Renuncia que confirmó al rey Enrique IV en Sevilla el 4 de Julio de 1478.
         
Alonso de Almaraz: Hijos: Juan de Almaraz, Alonso de Almaraz y Alvaro de Almaraz.
         
Como capitán del rey, asiste a la guerra de Granada al mando de cincuenta y tres lanzas. Tomó parte de la tala de 1484 en la campiña malagueña, así como en el sitio y toma de Loja, Vélez-Málaga y Málaga. En 1489 asistió también a la entrega de las ciudades de Baza, Almería y Guadix.
         
Como recompensa a esta ayuda, le donaron la tenencia de Moleón. Los reyes el 15 de febrero de 1490 ordenan al concejo de Salamanca que liquide a Diego de Cáceres por su tenencia y se la entreguen a Juan de Almáraz, haciéndosela el concejo efectiva el 15 de agosto de ese mismo año.
         
En atención a sus servicios prestados durante el cerco de la ciudad de Baza, le entregan en septiembre de ese mismo año, las casas pertenecientes a Motayd, el carmen y huertas de Mahomed Banzeyt, caudillo que fue de la dicha ciudad de Guadix, y en las que moraba Ubecar Abelfani, más un molino, un horno y ciertas fanegas de tierra de sembradura. Todo ello valorado en 239.000 maravedís.
         
Idénticas razones debieron esgrimir los reyes a la hora de concederle la merced -o mejor tenencia- vitalicia del lugar de Gor.
         
A finales de año lo encontramos en la ciudad de Guadix ocupado en la organización y repartimiento de las tierras a los vecinos castellanos que se asentarían en la jurisdicción de la ciudad. Este cargo lo desempeñó hasta el diez de noviembre de 1490, pues en esta fecha abandona la ciudad para marchar con el marqués de Villena, a cuyo servicio estaba.
         
Falleció sin sucesión a finales de 1493 o Enero del año siguiente, pasando sus bienes a sus hermanos Alonso y Alvaro de Almáraz, no sin algunas diferencias y pleitos que llegan más allá del mes de mayo de 1495, con excepción de las concesiones vitalicias, que pasan a la corona, como es el caso de la merced que nos ocupa, o el cargo de regidor de Salamanca, que los reyes conceden a uno de los servidores del duque de Alba.
         

B) SANCHO DE CASTILLA Y SU LINAJE.
         
El segundo señor de la villa será don Sancho de Castilla, el ayo mayor del príncipe don Juan, quien vinculará la historia de la villa al linaje de los Castilla y sobre todo, al régimen señorial durante los siglos venideros.
         
Poco tiempo pasó desde la muerte del primer señor de Gor hasta que los reyes la vuelven a dar en señorío, con las mismas condiciones, a Sancho de Castilla. Esta se realizó por su cédula otorgada en Medina del Campo a 18 de marzo de 1494. Es más, a pesar que ésta lleva la mencionada data, se le otorgan con aspecto retroactivo "desde el dya que el dicho Juan de Almaraz fallesçio".
         
Don Sancho pertenecía al linaje de los Castilla, cuyo origen se remonta al rey Pedro I el Cruel o el Justiciero. Don Pedro casó en segundas nupcias con Juana de Castro; de este matrimonio surgirá el primer vástago de la rama de los Castilla, al que llamaran Juan. De su matrimonio con Elvira de Eril y Falcés nacerán don Pedro y Constanza de Castilla. De las segundas nupcias de Juan con María Fernández de Bernal nacerá un 29 de junio -sin que sepamos el año exacto- el que luego será segundo señor de Gor, ayo del malogrado príncipe Juan.

          Nada sabemos de él hasta que Enrique IV lo nombra señor de Herrera del Val de Cañas, cumpliendo los propios deseos de sus vecinos y moradores.
         
Durante la guerra que dividió a Castilla estuvo en el bando triunfador. Por ello los reyes le entregarán la tenencia de las ciudades de León y Zamora. Después le encomiendan que tome la villa de Cantalapiedra, y siguiendo estas indicaciones la cerca y toma el 28 de mayo de 1477.
         
En 1486 es elegido por los monarcas para educar al príncipe don Juan. Tras la muerte de Juan Zapata, pasará a ser "el rector de este singular y nunca visto colegio por su edad y loable ancianidad".
         
Casó con Inés Enríquez, hermana del conde de Monteagudo. Sus dos primeros hijos, Diego y Sancho tendrán el honor de criarse y educarse junto al propio príncipe, formando parte de su casa.
         
El resto de noticias que tenemos referentes a don Sancho, se reducen a una serie de partidas y libramientos de ayuda de costa, realizados por Gonzalo de Baeza, así como a una relación de mercedes muy breves, entre las que merece ser destacada la merced por juro de heredad del lugar de Gor, y una de las escribanías del concejo de Plasencia tras fallecimiento de Fernando Díaz de Plasencia, su anterior poseedor.
         
A su muerte debería ser enterrado en la capilla que mandó construir en la parroquia de San Lázaro de la ciudad de Plasencia.

 

         El tercer señor de la villa será su hijo homónimo Sancho de Castilla, maestresala del príncipe. Este, por los méritos contraídos durante la guerra de Granada, recibe el heredamiento de Daragalzi y algunas tierras y villas que pertenecían al señorío colectivo de la ciudad de Granada (parte de esta merced será permutada posteriormente por la taha de Boladuy a raíz de unos pleitos con la ciudad). Como esta merced no rentaba los 60.000 maravedís que sus altezas le hicieron merced, los reyes el 18 de marzo de 1495 comisionan a Fray Hernando de Talavera, arzobispo de Granada, para que los bienes raíces que en la dicha ciudad y su término pertenencen a la corona, le asigne los 20.000 maravedís que le faltaban.
         
El 23 de Enero de 1499 su padre hizo renuncia inter vivos en su favor del dicho lugar. Renuncia que fue aprobada por los reyes por us cédulas fechadas en 2 de septiembre de 1499 y 28 de mayo de 1500.
         
Estuvo encargado de la defensa de la frontera francesa. Tuvo a sus órdenes la guarnición de Perpiñan -donde su padre le entrega por decisión del príncipe 50.000 maravedís de ayuda de costa- así como de la fortaleza de Salsas. Fue nombrado comandante general de las tropas destinadas en el Rosellón.
         
Murió sin dejar sucesión por lo que todos sus bienes se le entregaron a su hermano Diego.
         
Don Diego, además del señorío de Gor, y de la taha de Boluduy, heredó también el de Herrera de Valdecañas.
         
Al igual que su hermano y su padre se halló presente en la conquista del reino de Navarra, en la guerra de las Comunidades y en la defensa de Salsas.
         
Casó con Doña Beatriz de Mendoza, hija de don Diego Hurtado de Mendoza. Tuvo por hijos a don Sancho de Castilla -que sucedería a su padre en la su casa-, a Isabel y Ana.
         
El 27 de octubre de 1509 los reyes les conceden la licencia y facultada para que pueda hacer mayorazgo con us bienes a favor del primogénito.
         
Su hijo Sancho casó con Margarita Manrique.
         
Su primogénito Diego de Castilla, caballero de mucha autoridad y gran valor, contrajo matrimonio con Leonor de Benavides, de cuyo matrimonio el primogénito fue don Sancho de Castilla y como tal sucedió a su padre.
         
Casó en primeras nupcias con doña Mariana de Mendoza, hija de don Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete y en segundas con doña María Manrique, no teniendo sucesión con ninguna de ellas.
         
Al no tener hijos le sucedió su hermano tercero, don Juan de Castilla, que casó en las montañas de Burgos con doña Ana de la Madrid y Guevara. El hijo de ambos, don Diego de Castilla casado con Francisca Lasso de Castilla poseía en el año 1620 los estados de esta casa de Castilla.
         
Con el paso del tiempo el estado de Gor vino a recaer en doña María Antonia Verduga y Castilla. Al casarse con Nicolás Alvarez de Bohorques Girón de la Cueva Benavides y Carvajal, alguacil perpetuo de Guadix, Gor vendría a engrosar las posesiones de los Alvarez de Bohorquez.

4. Propiedades y Rentas.

         En los tres puntos anteriores hemos visto tanto el devenir histórico como la fundación del señorío; en este último, nos vamos a ocupar del punto más problemático de todos los que se plantean -aunque no el único-, a la hora de abordar todo estudio sobre el régimen señorial, como es el constituido por las propiedades y rentas que el señor recibía. Este estudio nos permite conocer exactamente la vinculación entre los vasallos y el señor, y conocer por tanto el tipo de señorío que se implanta.
         
Aparte de las noticias vagas que tenemos sobre el ejercicio de la justicia, nombramiento de cargos y cobro de algunas rentas, tenemos otras noticias bastante concretas sobre los derechos y propiedades que tenía el señor. Aunque sean un tanto posteriores a las fechas que nos ocupan, merece la pena que nos detengamos en ellas, ya que no estarían muy lejos de aquellas que cobró don Sancho de Castilla, ayo del príncipe Juan.
         
Don Diego de Castilla, sexto señor de Gor, tenía en la villa los siguientes derechos y posesiones en el momento de expulsar a los moriscos.
         
Primeramente reseñaremos aquellos bienes que tenían un carácter urbano, para seguir con bienes rústicos y por último las rentas que cobraba.
         
Entre los urbanos tenía, en primer lugar, ocho casas, dos de ellas con huerto, mientras que los moriscos tenían ciento cincuenta, y seis los cristianos viejos, todas ellas habitables y se pueden vien morar en ellas.
         
Contaba con un horno de los dos que había en la villa. El otro era comunal, en el molían los cristianos viejos ocho días al mes, mientras que los moriscos lo hacían los demás días.
         
Poseía además el único mesón existente; para su explotación lo entregaba en arrendamiento a aquella persona que más pujase por él.
         
De los dos molinos de pan a don Diego le pertenecía uno. El otro lo poseían a medias ambas comunidades, la de cristianos viejos y nuevos (moriscos).
         
Gozaba de la venta existente a la salida del pueblo. Inmueble que arrendaba con algunas limitaciones a cristianos viejos, entre las que merece destacar, por su singularidad, la prohibición de servir o vender vino a los moriscos.
         
Además tenía la fortaleza con cuatro torres que tiene buenos aposentos y con muchas rejas y bien adrezada en el que vive don Diego de Castilla con su muger e hijos.
         
De las propiedades rústicas, el pueblo contaba con cuatrocientas hanegas de riego que son mil seiscientos marjales, de los que había de cristianos viejos e iglesia ciento diez y don Diego ciento noventa. Además el señor contaba con dos mil hanegas de tierra de secano en "las salidas" que son ocho marjales en cada hanega, que arrendaba, percibiendo a cambio el diezmo.
         
Por último, tenía en la sierra una dehesa que arrendaba desde el mes de junio al de noviembre. El resto del año era de aprovechamiento comunal. Por esta dehesa sus sucesores mantendrán un largo pleito que desborda con mucho el siglo XVI.
         
Además contaba con ciertos derechos sobre los montes. En ellos los moriscos se podían abastecer de madera y de leña siempre que lo autorizara el señor, aunque no sabemos si esa autorización iba precedida de alguna entrega o contrapartida.
         
Entre las renta que cobraban estaban los diezmos sobre las tierras de secano y de los ciento noventa marjales de regadío, las penas y derechos del ejercicio de la justicia señorial y algún que otro derecho menor que en la mencionada relación no se recoge.
         
Al ser el vecino más rico de la villa a mediados del siglo XVI, la iglesia y cabildo de Guadix lo elegirá para que pague el diezmo de todas sus posesiones, como "excusado" por la pila de Gor. Esta prerrogativa de elegir un excusado por pila, la tenía el cabildo accitano desde su erección por don Pedro González de Mendoza. El señor se opuso y mantuvo un corto pleito con ellos, pero al final debió de pagar, pues también la corona real lo hacía en aquellos lugares que le pertenecían.
         
Por el cobro de los diezmos de los cristianos viejos, don Diego de Castilla, IV señor de Gor, mantuvo un pleito en 1528 con el obispado de Guadix. El obispo le exige le entregue los siete novenos de dichos diezmos y no los dos novenos. Sin embargo don Diego alega que esto era imposible, primero porque las bulas de Alejandro VI le conceden solamente a la iglesia tres partes dejando libre el resto para los señores temporales y para los reyes. Segundo, porque su villa estava povlada de christianos nuevos, los quales le pertenecen a el y si algunos e repartian en esta conformidad entre los señores reyes y demas señores temporales deste reyno y las yglesias del. De acuerdo con esos argumentos los jueces dan su sentencia definitiva en favor de don Diego. Por esta seguirá cobrado los siete novenos hasta la expulsión de los moriscos.