Antología poética

      Presentamos aquí una selección de poemas de autores goreños. El criterio para elegirlas ha sido que canten el paisaje, las costumbres y otras excelencias de Gor, con la sola excepción de las de José Navarrete que son de inspiración taurina. Con ello hemos querido rendir un homenaje a la gran tradición taurina de nuestro pueblo y a este enorme poeta goreño, ya desaparecido.

Antonio Agudo 
Cayetano Bretones 
José Navarrete 
Jesús Sánchez 
Varios

 

 

 

 

 

 

Cayetano Bretones

Maravillas de mi pueblo Un paseo por Gor Te recuerdo Triana

 

MARAVILLAS DE MI PUEBLO

De noche mi pueblo tiene
el cielo como un cristal,
y las estrellas pululan
como peces en el mar.
Tiene también una fuente
con siete caños y un río,
con altos chopos y mimbres
que al cielo buscan con brío.
¿Q
ué decir de sus jamones
curados con hielo y sal,
que despiertan los sentidos
y duermen el paladar?
Sus gachas, migas, talvinas,
aderezadas con miel,
andrajos con tortas finas
con liebre y plomo han de ser.
Papas fritas con gazpacho
con vino blanco goreño,
y tocinillo a la brasa
con pan sobado en barreño.
Codornices al ajillo,
conejo, pollo o perdiz.
Y qué me dices del choto
rehogado en perol de barro
con laurel y perejil,
para después sazonarlo
en la sartén con tomate y
pimientos sin partir?
Quién después de harto ahito
atiborrado y sin gana,
no come sus embutidos
con una gran pipirrana?
Y qué pasa con sus dulces
que el mundo no los admira,
hechos a fuerza de amor
por la mujer que los mima?
Borrachuelos con almendras,
los rosquillos de sartén,
o sus buñuelos de viento
y torrijas con su miel.
Polvorones, mantecados,
roscos de aguardiente o vino
y sus ricos almendrados,
o los suspiros de yema
que embellecen el mantel,
regados con vino dulce
o simplemente mancharlos
con anís o moscatel.
No tiene en cambio prodigios
ni glorias monumentales;
sólo le quedan vestigios
de sus ancestros feudales.
El invierno es blanco y frío,
el otoño, plúmbeo y gris,
el verano caluroso,
y la primavera, añil.
Pero es su primavera
la que me hace sentir,
sensación de lo divino
por su belleza sin fin.
Sus campos, de recia tierra,
son un parque natural
de abigarrados colores,
como una alfombra oriental,
que al andar por sus caminos
parece que vas rompiendo
la belleza del conjunto
y sientes miedo al pisar.
Y cuando el aire de oriente,
lamiendo verdes pinares
llega a Gor al despertar,
la aurora ríe y despereza
a las plantas olorosas,
mientras el sol las vigila
asomado al ventanal,
pleno de luz y belleza.
Es por eso que en sus calles,
como olas en el mar,
se perciben mil olores
del salvaje matorral.
¿Alguien tuvo alguna vez
sensación de haber vivido,
adormilado o dormido
en un jardín del Edén?
Pues era Gor su destino,
porque al terminar su sueño,
vería asombrado y risueño
sus huellas en el camino.
Yo diría que por tener,
tiene, la vida y la paz.
Pero aún está por ver,
si es que el goreño te quiere
por lo que vales y ofreces,
y no por ser en tu seno
donde vio su luz primera,
que es lo que tú te mereces.

 

 

UN PASEO POR GOR

Cuando las sombras se alargan
y tras ellas se va el sol,
como es costumbre en el pueblo
y deja de hacer calor,
partiendo desde «La plaza»
salgo a pasear por Gor.
Tomo la «Calle del Horno»
y a «La Hoyuela» me dirijo,
mi barrio, mi relicario,
con bullicio de «amasijo»,
con olor a pan caliente
y silencio de cortijo.
Ya estoy «Debajo los Huertos»
y me desvío a «La Perilla»,
paso de vivos y muertos
que vienen de la otra orilla,
o muleros con sus yuntas
que regresan de la trilla.
Subo la «Calle del Aire»
donde el «Palacio Ducal»,
con gran porte y con donaire
no deja de preguntar,
por qué lo decapitaron
sin clemencia ni piedad.
Me encuentro en «El Cortijuelo»,
donde se dice que antaño
en busca de pan y sol,
los colonos castellanos
hicieron su campamento
y construyeron a Gor.
Salgo a la «Calle del Hierro»
y sin poderlo evitar,
del cabestro su cencerro
cerca lo siento tocar:
son los toros que ya bajan
y muchos mozos detrás.
Desviando a la derecha
«Los Molinos» dejo atrás,
al tiempo que hacia «Triana»
ya me avisa la campana
que la noche está al llegar
con su carga de jarana.
Pero... paseo por Triana,
hija pródiga de Gor,
olvidada como hermana
y criada sin amor,
aunque siempre te ganaste
el pan con honra y sudor.
Camino de «Ventarique»
y siguiendo el callejón,
voy oteando los huertos
llenos de vida y verdor,
sin saber quien son sus dueños,
como forastero en Gor.
Ya me quedan «Los Percheles»
«Calle la Parra» y «Las Eras»,
pero salgo a «Calle Iglesia»
tomando por «Calaveras»,
sin que una sola piedra
recuerdos no me trajera.
Giro a la izquierda y ya estoy
en «Calle Ancha» o «Mayor»,
la sultana de las calles,
centro y corazón de Gor,
con aires de regia dama
del brazo de su señor.
Sería incompleto el paseo
sin ver «La Puerta la Villa»,
mercado del cotilleo
de gente llana y sencilla,
que dejan pasar las horas
con placentero recreo.
Y cuando llego a «La Fuente»,
flexionando la rodilla,
rodeado de mi gente,
al beber, exclamo y digo:
¿Cómo se puede vivir
lejos de esta maravilla?

TE RECUERDO, TRIANA

Sobre la falda tendida
del cerro verde de Gor,
vegetando en su regazo,
yo te recuerdo, Triana,
clamando abrigo y amor.
Y mientras que te contemplo,
blanca, limpia y luminosa,
como balcón de sultana,
como cenefa de encaje
cuajada de verdes rizos
en vestido de gitana,
por siempre recordaré
que la fea fuiste del baile
con quien nadie osó bailar.
Pero Gor ya se recrea
en tu belleza sin par,
y al contemplar tu hermosura
contigo quiere bailar,
porque pasados los años,
Gor te respeta y distingue
como hija y como hermana,
y ha sabido valorar
lo bella que eres, Triana.
         

 

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Jesús Sánchez

Paisaje desde el Cerro La nevada Tarde de primavera

PAISAJE DESDE EL CERRO DE GOR

Desde el alto mirador
se ve el pueblo recostado
entre la vega y el Cerro,
recogido y sosegado.
El viento mueve las ramas

de los perfumados pinos.
Me siento sobre una roca
junto a unas matas de espinos.
A la derecha El Milate
en verano verde y fresco
y en invierno triste y frío.
La Piedra del Escarmiento
al otro lado del río.
Más arriba, hacía la sierra,
encinas en grises lomas
van salpicando la tierra.
Al final las altas cumbres,
almenas de un murallón,
destacando sobre todas
el elegante Picón.
A la derecha del pueblo,
Las Cuevas de Almería veo.
Recuerdos de meriendas juveniles
y de tardes de paseo.
Luego la Cuesta de Baza,
que al llegar a la pendiente
se retuerce atormentada
como cansada serpiente.
Mirando al frente,
manchas verdes en la vega.
La cinta de agua del río
con sus reflejos brillantes

y las mimbres y los álamos
que le acompañan galantes.
La carretera se aleja.
Puente Chico, Puente Viejo
y ya al final se divisa
la Cuesta del Pilarejo.
A su derecha la vía
y, como telón de fondo,
el Puente de la Autovía.
A la izquierda los secanos,
severos, sin arboleda,
y al fondo el Llano Bermejo
adornado con almendros,
que bordan verde tapiz
sobre un amarillo viejo.
Dejo de mirar al fondo
y lo hago en un punto fijo.
Dejo de observar y siento,
me pongo triste y alegre:
estoy viendo mi Cortijo.
         

"LA NEVADA"

Que hermosura cae del cielo,
que soledad, que silencio...
que blancura tiene el suelo,
que a gusto, que bien me siento.
Es como un nuevo maná,
que anuncia flores y espigas.
La primavera vendrá,
ya tiene el jugo, la vida.
Nada se ve por la calle,
nada se escucha a lo lejos.
¿A qué jugarán los niños?
¿En qué pensarán los viejos?
Los árboles tiritando,
los pájaros escondidos.
¿Pasarán por sus cabezas
las flores, el sol, los nidos?
Mi pensamiento se aleja
llegando hasta la niñez,
mi perro, el campo, una abeja...
quiero jugar otra vez,
aunque unas canas me anuncien
la nieve de la vejez.
        

TARDE DE PRIMAVERA

La tarde era luminosa.
El campo estaba florido.
Los almendros se han vestido
sus trajes de blanco y rosa.
Deliciosa y suave brisa.
Alfombra verde es el suelo.
Azul celeste está el cielo.
El Sol camina sin prisa.
El aire está perfumado.
Huele a tomillo y romero.
En un verde y leve tallo,
canta y se mece un jilguero.
Un grillo, madrugador,
pasa la tarde cantando.
Camino del palomar,
dos palomas van volando.
Una alondra canta y vuela.
La brisa sigue soplando.

         

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José Navarrete
En el chiquero Banderillero La Cogida La muerte La patria (no taurina)

 

EN EL CHIQUERO

El trueno que dormita en tu cabeza
ya tiene dos rayos prevenidos
que hendirán esta tarde, sorprendidos,
el aire en que se burle tu fiereza.
Herir intentarás mas sin fijeza.
Y al sentirte los huesos retorcidos
a tus ojos redondos y afligidos
volará -golondrina- la tristeza.
Esa cosa voluble y refulgente
que surge, se tapa y se destapa,
no podrás alcanzarla fácilmente.
Allí estará ante tí cerca y ausente
y sin otro timón que roja capa
sorteará la galerna de tu frente.

 

BANDERILLERO

No me mires de ese modo.
Serena tu mirada fiera
que han quitado la barrera
y es tuyo el albero todo.
Si quieres ovillar mi oro
apresta tu devanadera;
que cuando llegue a tu vera
ya verás, torillo toro,
como nacen dos palmeras
en la cumbre de tu lomo.

 

LA COGIDA

Un ronco alarido se serena
en silencio letal tenso y rotundo.
Acaba de partirse en dos el mundo.
Acaba de romperse una cadena.
La muerte en berrendo, blanco y pena,
truncó tu sueño azul de Segismundo
tornando sangre mustia, en un segundo,
la sangre en primavera de tu vena.
Y un asta despiadada, querenciosa,
en polvo convirtió tu vano empeño
de amansar un tifón de negras olas.
Mas la tierra, materna y generosa,
guardará con amor tu claro sueño
entre cruces, silencio y amapolas.

 

LA MUERTE

Va a cumplirse, LUCERO, tu destino.
El leve movimiento de un pañuelo
y la muerte, escondida en rojo anzuelo,
se cruza inexorable en tu camino.
Ya tu lengua se moja en ese vino
que mana tu garganta en arroyuelo
y tus ojos se inclinan hacia el suelo
buscando, con afán, retama o pino.
No puedes escupir de tu esqueleto
la dura pesadumbre de esa espada
que trágica y fatal tu entraña hiere.
No puedes escapar: Estás sujeto
con cinta de luz a oscura NADA
sin que nada ni nadie te libere.


LA PATRIA

¿Qué es la Patria?, me preguntas,
y en tu mirada, una burlona ironía
que yo te la explique aguarda.
¡La Patria!... ¡Mi Patria!...
¡Qué sé yo lo que es mi Patria!
Puede ser...
Esa tierra de Castilla
que duerme soñando agua;
el arado que la hiende,
¡destripándola!;
ese sol que la calcina
dejando su piel tan parda,
que mas que tierra parece
una madre atormentada
sufriendo por ese grano
que se cuece en sus entrañas.
Ese grano, que si llueve,
será una espiga mañana.
Puede ser...
Ese trabajo que cansa.
La tristeza que nos pone
banderillas en el alma.
Ese grillo en la cuneta
que está soñando que canta.
Esa pesada carreta
con esa pesada carga.
Esa hormiga diligente
que va arrastrando su paja...
O esa guitarra que llora
¡desgarrada!
no se sabe que dolores
en la noche constelada
de blancos puntos de luz
que refulgen como plata.
Puede ser...
Esa cuna en la que naces
y también, cuando te mueres,
¡la mortaja!
Ese ramo de claveles.
Esa maceta de albahaca.
Ese limón agridulce.
Esa redonda naranja.
El vino de esa botella
esperando una garganta.
Ese olor a pan caliente
que se escapa de esa hogaza.
Esa alondra que está inquieta
porque tarda la alborada...
O esa barca que dormita
en la arena de la playa
aguardando al pescador
que a la mar azul la haga.
Puede ser...
¡Cervantes! ¡Velázquez! ¡Falla!
Ese canario que llora
tras las rejas de su jaula.
Don Rodrigo de Vivar
blandiendo su limpia espada.
Esa terrible amistad
que en tres milenios descansa
y se cita, sombra y luz,
¡a las cinco, en una plaza!...
O aquellos conquistadores,
el corazón por adarga,
que abrieron un Nuevo Mundo
a golpe de cruz y lanza
dejándonos como regalo
¡Una dimensión más ancha!
Puede ser...
¡Qué sé yo que puede ser!
¡Qué sé yo lo que es mi Patria!
Puede ser solo una idea
bien repleta de palabras...
O quizás un sentimiento
¡dónde sobran las palabras!

 

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Antonio Agudo

Recordando mi niñez Fandanguillos a Gor
 

    RECORDANDO MI NIÑEZ...

1.-

         Recordando mi niñez
         
me ha venido a la memoria
         
una balsa y una noria
         
de Félix el de Arriaga,
         
con la que el hombre regaba
         
sus cuatro palmos de tierra,
         
en un pueblo de Granada.

2.-

         Juro que comí berbajas,
         
collejas y gordolobos,
         
alguna teta de vaca,
         
cardillos y ajos porros
         
y alguna que otra cerraja
         
que me traía mi abuela,
         
en una espuerta de hinojos.
         
Esto si que tiene gracia
         
en invierno y en verano:
         
Los niños pobres de Gor,
         
fuimos vegetarianos...!
         

3.-

         El día de San Blas,
         
en las Cuevas de Almería,
         
había una romería
         
donde los niños jugaban
         
al hoyo y a los montones,
         
al corro y a la raposa,
         
hacíamos sanantones
         
y nos contaban historias...
         
Los niños pobres de Gor
         
vivíamos en la gloria...!

4.-

        Al llegar el mes de mayo
         
ir con flores a María
         
era la gran alegría
         
llevarle un ramo en la mano
         
de rosas rojas o lilas,
         
de lirios, tal vez robados.
         
Los niños de Gor sabían
         
que robar para María
         
nunca sería pecado...!

5.-

         Había un campo de fútbol
         
en un bancal de las eras,
         
donde los niños jugaban
         
cuando salían de la escuela.
         
Allí jugó Enriquillo,
         
Pepillo, Olea y Pelé;
         
también Santiaguillo el rubio
         
con Vicente y con Miguel,
         
y los hermanos Ramírez
         
Joaquín y Rafael...
         
Juanito, Angelillo
         
y mi hermano Juan Manuel.
         
De delantero centro,
         
Manolo el de don José.
         
Y marcó un gol de tacón
         
al mismísimo Juanete,
         
un jugador de Guadix
         
llamado Pepurcio o Pepe,
         
que Julín llegó a decir:
         
¡Si estoy yo, no me lo mete.!

6.-

         Cuando llegaba el verano
         
y se acababa la escuela,
         
los niños de Gor vivían
         
entre el río y la vega;
         
o jugaban en la plaza
         
a higos y al abejorro,
         
a los santos o a la cuarta,
         
a la comba o al diábolo;
         
también a la raya-francia,
         
a pático y a hilo negro...
         
Los niños pobres de Gor
         
se inventaban los juegos...!

7.-

        Mientras los hombres segaban
         
o aventaban en la era;
         
blanqueadas las casas
         
y vendidas las cosechas;
         
ya encerrada la paja
         
y oídas las novenas,
         
llegaban los estudiantes
         
y goreños de otras tierras.
         
Los niños de Gor jugaban
         
a que llegaban las fiestas...!

8.-

        Y me iba a Fuente Rica
         
con mis pantalones cortos
        
 y mi tajada de sandía,
         
y me fumaba a escondidas
         
un cigarro chesterfield
         
que me había dado aquél
         
que vino de Barcelona
         
y pretendía a mi tía,
         
y para dejarle en paz
         
tenía esa cortesía.

9.-

         Quien se puede olvidar
         
del poyo de la fuente;
         
de los cántaros de agua
         
que se llevó la corriente.
         
Allí más de un goreño
         
medio en broma medio en serio,
         
juró y perjuró a su amada
         
para siempre, amor eterno.
         
Que no hay bancos, que no,
         
ni aquí ni en el mundo entero,
         
que traigan tantos recuerdos
         
a los que somos goreños.

10.-

         A finales de septiembre
         
había en Gor una feria
         
donde los hombres trataban
         
con no sé cuantas cabezas
         
de vacuno y de lanar,
         
de cerda y de cabrío...
         
y jugaban al juego-bolas
         
cuando no en el casino.
         
Los niños buscan almendras
         
para ir luego a venderlas
         
a Luis el de los Emilios...!

11.-

         Al llegar la navidad,
         
pedíamos aguinaldos,
         
cantábamos villancicos
         
en la gran misa del gallo.
         
Y así fuimos creciendo
         
hasta tener que emigrar:
         
¡Adiós, pueblo querido!
         
¡Adiós amigos!¡Adiós infancia!
         
¡Adiós, adiós, felicidad!

    

    FANDANGUILLOS A GOR

         Antes de venir "pa quí"
         
"echao" papas en la pava,
         
antes de venir "pa quí":
         
un arenque en la alacena
         
y vinillo del país.
         
–¡Vaya cenita me espera!
         
Que yo sólo tenía amor
         
y tú me pedías dinero,
         
que yo sólo tenía amor:
         
fue tanto mi desespero
         
que me fui corriendo a Gor
         
a olvidarme de lo nuestro.
         
Ay, Gor, que me quitas penas
         
en Triana y Fuente Rica,
         
ay, Gor, que me quitas penas
         
en las Cuevas de Almería,
         
en tu plaza y en tu vega,
         
pero a tí... ¿Quién te las quita?
         
Que ayer fui a comprarme yo
         
un pañuelo para el cuello,
         
que ayer fui a comprarme yo
         
una correa de cuero
         
y un traje, en Nueva York.
         
¡Y dirás que no te quiero...!
         
Un lagarto en una piedra
         
tiene los días "contaos",
         
un lagarto en una piedra:
         
la carne "pa" la cazuela
         
y la piel "pa" un "preñao"
         
o dediles "pa" la siega.
         
Tú Gor, que me pones ancho
         
y me ensanchas la alegría,
         
tú Gor, que me pones ancho
         
con tus cantos y tu misa
         
y tus mujeres paseando
         
por la Puerta de la Villa.
         
Que ya me conformo yo
         
con que me den lavandera,
         
para que me lave al alma
         
el día que yo me muera,
         
si no me perdona Dios.
         
¡Vaya al infierno quien quiera!
         
Por la calle del Chorrillo
         
en el día de Noche Buena,
         
por la calle del Chorrillo
         
va la Chacha Merigüena
         
corriendo detrás del Pillo,
         
corriendo que se las pela.

 

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Otros

Preparadme 

Álamos de Gor Se ha ido la Marigüena
 

PREPARADME, QUE YA LLEGAN

         Preparadme, que ya llegan
         
Agosto se está acercando,
         
y los hijos que se fueron
         
volverán a mi regazo.
         
Allanadle los caminos...
         
¡que no se le hagan muy largos!,
         
para que nunca se cansen
         
de venir, año tras año,
         
y yo me sienta orgulloso
         
de convivir a su lado.
         
Preparadme, que ya llegan.
         
Haced movibles mis brazos
         
para acariciar sus rostros,
         
para poder abrazarlos.
         
Ponedle luz a mis ojos
         
para así poder mirarlos.
         
Quiero verlos, de hurtadillas,
         
con la oración en los labios,
         
y ver que vuelven de hombres
         
los que de niños marcharon.
         
No es preciso que les hable;
         
¡sin hablarnos nos hablamos!
         
Yo sé lo que están diciendo,
         
y ellos saben que yo guardo
         
sus ruegos y peticiones
         
en un cofre que levanto
         
hasta las puertas del cielo,
         
para que Dios, enterado,
         
atienda a quienes, por hijos,
         
merecen ser escuchados.
         
Preparadme, que ya llegan.
         
Qué contento me levanto
         
cuando el viento, confidente,
         
me despierta susurrando
         
que a Gor de nuevo regresan
         
los que de Gor se marcharon,
         
porque escucharon mi voz....,
         
rota de tanto llamarlos.
         
Que mis oídos se abran
         
para oirlos, a mi paso,
         
y escuche latir sus pechos
         
acumulando entusiasmo,
         
para expulsarlo de golpe,
         
con los ojos arrasados,
         
mientras gritan, a mis plantas,
         
un ¡Viva San Cayetano!
                         
  Miguel Ruiz López

 

ALAMOS DE GOR

         Alamos dorados a la orilla
         del arroyo sereno,
         que baja del azul y la nieve
         a los mimados huertos,
         entre laderas desnudas
         de cárdenos cerros.
         Alamos junto a las tapias
         del blanco cementerio,
         impávidos centinelas
         de los sueños eternos.
         Alamos libres de la sierra,
         anacoretas polvorientos
         junto a los borreguiles
         de los ribazos secos,
         heridos por rudas tormentas
         y torvos ventisqueros.
         Alamos de los corrales
         en las casonas del pueblo,
         lánguidos cautivos que sueñan
         horizontes abiertos.
         Alamos tupidos en el llano,
         remansados en ocasos lentos
         como verdes olimpos
         de pájaros inquietos,
         en los altos ramajes
         la cadencia del viento.
         Alamos desperdigados
         por quebradas y cejos,
         que dan sombra al labrado
         o cobijo al jilguero,
         y detrás de las tejas
         del molino viejo,
         la regia silueta
         del álamo negro
         y su larga copa
         enhebrada en el cielo.
                   José L. Ramírez Navarrete

 

SE HA IDO LA MARIGÜENA  (Cantares)

                          1º
      
  Que pena me ha causado
         
la muerte de Marigüena.
         
Para mí era una mujer
         
de las que quitaba penas.
      

                           2º
         
Era sencilla y alegre,
         
en su andar no había otra igual,
         
en lo alto de Triana
         
siempre tenía un cantar.

                          3º
         
Su cantar era este
         
y lo decía de verdad:
         
«Sus he tenío a todos en mis manos,
         
y sus tengo que dejar».

                           4º
        
Y la pena ha sido grande,
         
que lo siento de verdad,
         
porque ella quería morirse
         
en su Triana natal.

                          5º
         
Lo siento, mi buena amiga,
         
tu deseo se cumplirá,
         
que una paloma blanca
         
a Triana te traerá.

                          6º
         
Creo que todos los goreños,
         
no te podran olvidar,
         
y aún estando en los cielos,
         
tú en sus mentes estarás.
                                   
Paco Pelaín

 

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