EL PARAJE
«Hizo la donación del sitio la Sra. Doña Francisca Girón,
Viuda del Sr. Alonso Núñez (sic) Bohórquez (sic) juntamente con el Sr. D.
Antonio Alvarez de Bohórquez, su hijo. Ratificó después esta cesión el Sr.
D. Alonso Alvarez Bohórquez, Marqués de los Truxillos (Señor de Gor), hijo y
nieto de los expresados, por los que gozan esta Casa de Patronato de este Monasterio»(1).
Retrocediendo en el tiempo -volviendo a 1.616-, nos hallamos
en un «sitio» que se llamó Casa Blanca (Dar Al Baida), paraje rodeado de
feraces huertas y frondosas alamedas, y en presencia de unos personajes aún
desconocidos para que el que esto lee, pero que muy pronto ya no lo serán
tanto. Eso espero y en eso estamos, amigo lector.
La frondosidad de las alamedas en esa época realzan el
paisaje a ambas márgenes del río Xenil (sic) a su paso por la ciudad de
Granada, en las proximidades de la confluencia de éste con el río Darro,
unidas por el puente que Seco de Lucena nombró como «puente del álamo», «qántara al
hawr» (2). Hoy conocido para los granadinos por Puente del Genil.
El arabista Emilio García Gómez nos trae a la memoria al
grande y excéntrico Ben Qúzman que tiene uno de sus mejores zéjeles para «La
Alameda de Granada», sin duda una composición deliciosa de la poesía
arábigo-andaluza, a la que no me resisto a transcribir aquí:
«La guapa olvido por / la que es más guapa.
No sé a quien elegir / en Haur Muámmal.
De fuera del Islam / había mozas
que me han dejado sin / saber qué hacerme.
Por verlas me senté / bajo los olmos
y me hizo arder mirar / desde esa umbría.
Sin habla me dejó / verla en Granada.
Perla entre aljófar es / por cómo brilla.
¡Florón de Al-Andalus / Berbería
la moza del brial / con cuello y negro!» (3)
El Haur Muámmal (El Alamo de Muámmal) de Ben Qúzman es el
conjunto formado por los actuales Paseo del Salón y Paseo de la Bomba. «Un
mawla (liberto) del Rey Badis inb Habbus, llamado Muámmal, embelleció la
ciudad y sus alrededores: (...) puso su nombre a un paseo de álamos: el Hawr
(álamo) Muámmal», en el s. XII. (4)
Esta Alameda se reformó en su estructura y arbolado en
varias ocasiones. Durante la dominación napoleónica se estrechó el cauce y se
convirtieron las laderas del río Genil en nuevas alamedas. La Alameda o Paseo
del Violón fue urbanizada en el s. XVIII, aprovechando parte de la ribera
izquierda del río, desde la altura del puente hasta las inmediaciones de la
ermita de San Sebastián; repartida en tres avenidas o caminos, adornada de
cómodos asientos y de una famosa fuente. En la actualidad poco queda ya sino el
nombre de ten espléndido Paseo.
LOS ALVAREZ DE BOHORQUES
Tras las pinceladas paisajísticas y poéticas que ayudan al
propósito de describir el entorno del Monasterio Basilio, retornemos al inicio
de nuestra crónica para no despistar al avisado lector. Demos paso, sin más
dilación, a contar la historia de la propiedad objeto de donación y conozcamos
por fin a estos personajes. ¿Quiénes fueron, quiénes han sido (y son) los
Alvarez de Bohorquez?.
«A la conquista de Sevilla asistió bajo las órdenes del
Rey Don Fernando el Santo, un Martín Alvarez de Bohorquez, a quien el Rey le
donó un lugar de los conquistados a los moros, que por eso se llamó
Villamartín», escribe Durán y Lerchundi (5). Este mismo autor
nos habla
de otro Martín Fernández Alvarez de Bohorquez, descendiente del anterior, que
participó en la conquista de Granada junto a los Reyes Católicos. Obtuvo
algunas tierras regadas y feraces, anejas al lugar de la Rendición de Boabdil y
frente al álamo a cuya sombra se había celebrado el primer culto cristiano.
Cerca del «morabito o lugar de oración en tiempos musulmanes»
(6), que
posteriormente pasó a denominarse Ermita de San Sebastián, aún conservada en
buen estado al final del Paseo del Violón. En palabras del que está
considerado como autor de la primera guía urbana de Granada, Padre Juan de
Echevarría: «Haberse hecho a su arrimo el altar, en que se celebró el
Santo Sacrificio de la Misa el día dos de Enero de 1.492 cuando se tomó Granada»
(7).
En realidad no fueron abundantes las donaciones en tierras
que recibió Martín Fernández Alvarez de Bohorquez de manos de los Reyes
Católicos. Las huertas aledañas, -ciertamente extensas y fértiles- hubieron
de ir adquiriéndose en sucesivas compras. Como muestra sirva el ejemplo del
Palacio de Abu Said o Alcázar Genil (Monumento Nacional del s. XIII) que se
encontraba dentro del recinto de dichas huertas. Había sido propiedad de la
madre de Boabdil, figurando entre los bienes vendidos por ésta a los Reyes
Católicos. Luego pasó a posesión de la Casa de los Gor hasta principios del
s. XX, siendo en la actualidad del municipio granadino.
Otro Alvarez de Bohorquez nos aparece en los albores del s.
XVI en las luchas contra la sublevaciones moriscas en Las Alpujarras. Años
antes que sus nietos fundaran la Abadía de San Basilio, Juan Alvarez de
Bohorquez, asediado en Orgiva, «mostraba con su gente gran valor. A los
cristianos les vino a faltar el plomo enteramente y este capitán valeroso, para
continuar su defensa, no halló otro remedio que deshacer en menudos pedazos una
vajilla de plata y tirarlos a sus enemigos en lugar de
balas»(8). Así lo
recoge Ginés Pérez de Hita en sus «Guerras Civiles de Granada».
Añadiendo un comentario o valoración personal: «Tenías en más la defensa
de tu puesto que la riqueza de tus vajillas».
Para finales del siglo XVI ya han levantado los Bohorquez una
lujosa edificación junto al río Genil, saliendo del puente hacia la izquierda.
Entre el lecho del río y sus acequias en esa zona; acequias Terramonta y
Arabullila. Los documentos la denominan «Casa Blanca» («Dar Al Baida»), «heredad»,
«Casa de Recreación, Quinta o Casa de
Campo», «Casas principales que llamaban Casa Blanca».
Gómez-Moreno Calera dice: «Era la típica mansión señorial del XVI, con
patio y dos torres flanqueando la fachada principal» (9). Por enorme
fortuna contamos con un documento, de excepcional valor histórico, para
ilustrar lo dicho anteriormente, donde se aprecia el aspecto de dicha propiedad
en el año 1.612, justamente cuatro años antes que tuviese lugar la fundación
y asentamiento en ese mismo edificio y huerta colindante del Monasterio de los
Basilios, hecho que vino a modificar totalmente su fisonomía previa.
LA FUNDACION BASILIA
De esta suerte o manera comienza la historia de la abadía o
Monasterio de los Basilios en Granada. En 1.616 reciben en donación «una
casa y una güerta, extramuros de la ciudad», para hacer en ella la
fundación de su convento, gracias a la generosidad de sus propietarios los
Alvarez de Bohorquez. Allí se instalan durante 219 años, hasta que en 1.835
tiene lugar la exclaustración de las órdenes religiosas por decisión
gubernativa, como consecuencia de la conocida Desamortización de Mendizábal.
Según los acuerdos pactados con sus anteriores dueños
«la
Orden se compromete a edificar a su costa la iglesia y la capilla mayor,
debiendo ser ambas de la grandeza exigida por las reglas de la construcción de
las iglesias; para realizar esta obra contaban con un periodo de diez años a
contar desde el 1 de enero de 1.617»(10).
El cumplimiento de este compromiso se hizo harto difícil
para dichos frailes, debido a la escasez de ingresos en donaciones y limosnas
con que pensaban financiar su fundación.
LAS IGLESIAS
Se constata que para 1.631 ya ha sido levantada la primitiva
iglesia del convento, de reducidas dimensiones, perpendicular al río Genil,
quedando como testimonio fehaciente casi una tercera parte de su nave en la
actual sacristía.
De 1.755 a 1.776 se acomete la empresa de la construcción en
nueva planta de un templo de cruz griega, más amplio, en sentido paralelo al
cauce del río; tal como aparece representada esquemáticamente en el mapa
topográfico de D. Francisco Dalmau (1.796).
Este segundo templo se conserva hoy día exactamente igual
como fue diseñado. Resulta poseer escaso valor artístico en su espacio
interior; destacando, si acaso, por su excesiva sobriedad arquitectónica.
Existe, sin embargo, un fuerte contraste con la armonía de líneas, paramentos
y volúmenes que se contemplan en la fachada y torre, en consonancia con el
estilo neoclásico imperante en la época, si lo observamos desde la calle.
LOS TOROS
Debieron tener muchos problemas económicos los basilios para
llevar a buen fin la culminación de su obra durante los años antes
mencionados. Hasta tal punto llegó la penosa situación que optaron por echar
mano de una fuente de ingresos algo «curiosa» o anecdótica: en 1.769
el Abad Vázquez le envía un memorial al rey Carlos III en el se solicita «continuar
las corridas de toros... para poder seguir dicha fábrica»(11). Se le
concedió permiso para celebrarlas en la Carrera del Genil, al lado de la
iglesia de las Angustias.
El recurso taurómaco es muy del XVIII, pero también muy
basilio: ya el fundador del monasterio D. Antonio Alvarez Bohorques, en 1.617, «tomó
parte en las fiestas que tuvieron por escenario la plaza de Bibrrambla (sic) con
la corrida de toros y cañas en que destacó», cuenta Hernández de la
Jorquera (12).
No conozco la hipotética relación que pueda tener ese
relato anterior con los ancestros de la arraigada tradición taurina en Gor,
posiblemente ninguna. Pero...¡Qué poco esfuerzo mental sería necesario para
trasladarnos en un vuelo imaginario al marco incomparable de la hermosa plaza de
Bibrrambla, en el corazón de la ciudad de Granada, contemplar a algún
antepasado nuestro mostrando su gallardo valor torero y escuchar atónitos el
estruendo de los aplausos que reverberan en las torres de la Alhambra!. ¿Por
qué no...?
EL CLAUSTRO
El Claustro del Monasterio, de planta cuadrangular, se va
configurando a lo largo del XVII, avanzando paulatinamente su lenta obra de
albañilería.
Parece ser que la fecha de 1.681, en que se coloca el
octógono del brocal para el pozo que todavía se halla intacto lo mismo que fue
instalado en su día, sirviendo de punto central al patio-jardín, nos
aportaría la referencia para datar la finalización de todas las dependencias
de la vida monástica. Nuevamente cito las palabras del profesor Enrique Iniesta, que nos dibuja con la ayuda de su pluma literaria una descripción
detallada: «El claustro, fácil y bello, levanta sesenta y cuatro arcos de
almagre sobre blanco y un pozo centra su jardín. Bombardeado de naranjas y
limones, el pozo de D. Martín es un octógono de piedra en cuatro de cuyos
lados lucen símbolos religiosos y abaciales: la columna de fuego, la mitra, el
báculo y la cruz patriarcal. En las otras cuatro caras presiden las
invocaciones a JHS, María, Joseph y S.Basilio». (13).
Además, ¿qué síntesis más evocadora de la abadía donde
nos encontramos, que el párrafo que referimos a continuación para valer de
epílogo a la crónica con la que se ha intentado realizar una aproximación, lo
más documentada posible, a algunos aspectos de un legado histórico-cultural
hasta ahora bastante desconocido, -por lo menos para el que esto escribe-, y que
de alguna forma es parte de la memoria histórica colectiva de nuestro pueblo,
en tanto en cuanto el nombre de Gor (Casa Ducal de Gor) aparece continuamente en
su discurrir a través de los últimos cinco siglos?. El párrafo aludido queda
así: «El monasterio de S. Basilio, menos nombrado como de la Virgen del
Destierro,...resulta un mundo mágico y prestigiado por el misterio vertical de
su torre, por los dos silencios del claustro alto y bajo y las bibliotecas con
los códices, incunables y raros... ornamentos multicolores, varios con la
heráldica de los Gor» (14)
Despedimos a estos entrañables monjes basilios dejándolos
en los rezos y plegarias de su iglesia rebosante de cánticos y antífonas
gregorianas; o paseando con sigilo por las galerías de su claustro labrado con
tanto afán y esmero, donde sólo se oye el susurro de las hojas de la palmera
movidas por la brisa. Salimos a la calle sin hacer ruido para no perturbar el
retiro religioso de estos humildes frailes. ¡Por cierto!, esta calle ya se
llamará para siempre el Paseo de los Basilios.
NOTA FINAL
En 1.835 ocurre la exclaustración de las
órdenes religiosas. El Convento Basilio pasa ha depender de la Junta de
Enajenación de edificios y conventos suprimidos, hasta que en 1.838 el II Duque
de Gor D. Mauricio Nicolás Alvarez de las Asturias Bohorques y Chacón adquiere
nuevamente esta propiedad en subasta pública. (15). La historia y avatares de
este monasterio en los años que siguen, (pasando por la fundación del
Patronato de las Escuelas Pías como hecho más relevante), será el cometido
del próximo trabajo a publicar, como parte tercera de la investigación de la
Casa de los Gor en Granada.
AGRADECIMIENTOS
Damos las gracias al Padre Enrique
Iniesta Coullat-Valera, ilustre historiador, autor del libro «El Colegio junto
al Río», con el que me siento en deuda por haber facilitado amablemente los
documentos que se han utilizado como fuente de investigación para la redacción
de este trabajo que se ha titulado «Dar Al Baida», aquí presentado.
Desde estas páginas nuevamente agradecemos su ofrecimiento
de exponer en nuestro pueblo una muestra del legado ornamental y pictórico de
la Casa Ducal de los Gor, que se halla depositado en el Colegio de los
Escolapios de Granada, antiguo Monasterio de los Basilios. Si su agenda
profesional no lo impide, contaremos con su presencia en las fiestas de Agosto.
También agradecemos la colaboración prestada por Francisco
Vargas Vela en las tareas de reportero gráfico, que ha realizado
desinteresadamente las fotografías que ilustran esta crónica.
( 1)Molinero Espadas, Antonio: «El monasterio de S. Basilio
de Granada, fundación y asentamiento», tesina de la Facultad Teológica de
Cartuja de Granada. 1983. Inédita. Págs. 49-52 y 69.
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(2)Henri Pérès: «Esplendor de Al Andalus». Ed. Hiperión.
Madrid, 1.983. Pág. 151. Volver
(3)García Gómez, Emilio: «El mejor Ben Qúzman en 40
zéjeles». Alianza Editorial. Madrid. 1.981. Págs. 115-116. Volver
(4)Henri Pérès. (op. cit.) Pág. 192. Volver
(5) Durán y Lerchundi, Joaquín: «La Toma de Granada y
caballeros que concurrieron a ella». Tomo II. Imprenta y litografía de los
huérfanos. Madrid, 1.893. Págs. 479-481. Volver
(6) Padre Juan de Echevarría: «Paseos por Granada y sus
contornos, o descripción de antigüedades». 1.764. Imprenta Nueva de
Valenzuela, Calle de la Colcha. Reimpresión de 1.814. Pág. 68. Volver
(7) Gallego y Burín, Antonio: «Granada. Guía artística e
histórica de la ciudad». Fundación Rodríguez Acosta. Madrid, 1.961. Pág.
280. Volver
(8)Pérez de Hita, Ginés: «Guerras Civiles de Granada».
Parte 2ª, cap. XVIII, Biblioteca de Autores Españoles, vol. 3. Novelistas
anteriores a Cervantes. Madrid, 1.896. Pág. 649.
Cit. en Iniesta Coullat-Valera, Enrique: «El Colegio junto
al Río». 1.993. En imprenta. Volver
(9)Gómez-Moreno Calera, José Manuel: «La arquitectura
religiosa granadina en la crisis del Renacimiento (1.560-1.650)». Granada,
1.989. Pág. 249. Volver
(10) Molinero Espadas, A. : (op.cit.). Pág. 63. Volver
(11) En Iniesta Coullat-Valera, E. (op. cit.). Folio 17.
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(12) En Iniesta Coullat-Valera, E. (op. cit.). Folio 17.
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(13) En Iniesta Coullat-Valera, E. (op. cit.). Folio 13.
Volver
(14) En Iniesta Coullat-Valera, E. (op. cit.). Folio 13.
Volver
(15) Arch. Casa Ducal de Gor. Granada. Estante G, cajón 15,
nº 3: «Copia de escritura de venta del edificio del Monasterio que fue de San
Basilio, extramuros de esta Ciudad, con su Yglesia (sic) y Sacristía, patio
principal, un corral, el atrio o compás, un huerto o Jardín pequeño...»
Copia obtenida recientemente, antes de que en el verano de
1.992 se trasladase el Archivo con toda su documentación fuera de la ciudad de
Granada, sin que se conozca exactamente su destino actual. La copia ha sido
cedida por cortesía del profesor Enrique Iniesta. Volver
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