Boletín Nº 38 (Diciembre de 2001)

 

Sumario.- Plaza Mayor.-Movimiento demográfico.- Editorial.- La Directiva informa.- Información municipal.- Noticias locales.- Crónica Fiestas 2001.- Pregón de las Fiestas.- Los toros.- Nuestro pasado en fotos.- Ficha de Inscripción.- Colaboraciones.- Temas de Interés: Educa la comunidad.- Medicina y salud.- Breves comarca.- Prensa provincial.- Naturaleza y Medio Ambiente.- Páginas poéticas 40.- Entrevista.- Nuestras recetas.- Diócesis Guadix-Baza.- Cultura e investigación.- Gor histórico.- Viajar por el mundo.- Humor y pasatiempos.

 

 

 

 

 

 

 

 

El pregonero de las fiestas de 2001: Emilio Sáez Ros

Señor Alcalde. Señora y Señores Concejales. Reina de las Fiestas. Damas de Honor. Goreñas. Goreños. Familiares y amigos de gentes de Gor. Queridos todos:
Vaya para todos vosotros mi más entrañable y cordial saludo personal. Y como Pregonero de turno, desearos desde este honorable balcón consistorial la más cálida bienvenida a las Fiestas Patronales del pueblo de Gor. Balcón o tribuna –hoy tan bellamente engalanada por esta Corte de guapas señoritas– la cual vengo a ocupar sin demasiados méritos de mi parte, si bien debo reconocer que, aunque me haya supuesto bastante ansiedad y algunos calentaeros de cabeza el haber asumido este compromiso, sin embargo –¡que no os quepa ninguna duda!– me produce una enorme satisfacción tener la ocasión privilegiada de poder compartir estos momentos con un público tan selecto, tan apreciado, tan bien nacido, tan fenomenal, y al mismo tiempo tan digno de respeto para mí. No puedo por menos que sentirme enteramente agradecido al Sr. Alcalde y Corporación Municipal por haberme ofrecido la responsabilidad de dar el Pregón del 2001, año que abre las puertas del siglo XXI. De nuevo os deseo una cálida bienvenida a nuestras Fiestas de San Cayetano.
Os digo "cálida", tanto en el sentido figurado como en el significado real que encierra este término: es decir, primero en lo que se refiere a la irradiación mutua y recíproca del calor humano entre personas hermanadas por las mismas sensaciones de afecto y de amistad; en segundo lugar, también cálida en su acepción más real, porque ya estáis viendo cómo saludan desde el cielo los ardorosos rayos solares con los que el astro rey nos está obsequiando generosamente a estas horas. Ardiente sol y sentimientos de cálida afectividad humana puestos de común acuerdo en una manifestación espontánea de buena armonía: cosas que nunca nos faltaron, ni quiera Dios que jamás nos falten por estas fechas.
Y os decía "bienvenida", queridos paisanos y amigos, ya seáis de aquí o de allá, porque cualquier goreña o goreño que se enorgullezca de tal honra, suerte y fortuna siempre es "venido bien" a estar con los suyos, a saludar a los de toda la vida, a compartir con los amigos la alegría de estos días, a disfrutar la compañía de la mesa familiar, a participar de pleno derecho en las próximas jornadas festivas. ¡Qué hermosas saben en boca de goreños las palabras calor, saludo, bienvenida, familia, amigos, Fiestas!. Nada más que por eso, me sale del alma gritar en voz alta: ¡viva Gor!, y ... ¡vivan las gentes que vieron la primera luz del mundo en estas benditas tierras!.
La tradición, que se transmite de padres a hijos cual la fuerza invisible de un poderoso imán, nos ha vuelto a congregar, con renovada ilusión, para conmemorar de forma colectiva los festejos anuales de nuestro Santo Patrón San Cayetano. Por eso estamos aquí y ahora, en esta maravillosa Plaza Mayor, por eso nos hemos convocado una vez más en nuestro pueblo, sin que nadie haya tenido que citarnos previamente, solamente porque son las Fiestas y no queremos perdérnoslas, ¡que por algo son las nuestras y hay que vivirlas a tope mientras podamos!. Dediquemos en este instante un recuerdo especial para los que no han podido acudir este año, aún a su pesar, además de para quienes ya nunca podrán hacerlo.
Pienso que en llegando el día de la Bandera nos sentimos emocionados como niños, con el mismo candor y sencillez con que lo hiciésemos desde pequeños, dispuestos a revivir en primera persona junto a los nuestros las celebraciones festivas que nos aguardan durante los días venideros. Que no se nos olvide que esta variada oferta de actos religiosos, culturales, lúdicos, deportivos, taurinos, juleperos, etc., se la debemos al esfuerzo y dedicación desinteresada de cuantas personas han participado en su laboriosa programación. Creo que nos corresponde darles las gracias de antemano por sus desvelos y les deseamos que todo salga a gusto de todos.
¡Sean las Fiestas "por" y "para" el pueblo!. ¿Asociáis esta frase con algún lugar conocido de Gor?. Por si acaso, vamos a refrescar un poco la memoria. Para los que no sois de aquí os diré que ya habréis visto una fuente a la entrada de la población, un poco antes de llegar a lo que, los que sí somos o residimos en este lugar, conocemos como la Puerta la Villa. Pues bien, en la parte superior de nuestra famosa fuente pública de los Siete Caños hay una inscripción que recuerda a los que van a beber un trago de agua que fue hecha "Por el pueblo y para el pueblo". Siendo niño muchas veces me llamaron la atención esas palabras, pero mi mente infantil no alcanzaba a comprender por entonces el supremo principio democrático que se declaraba bajo un enunciado tan conciso. Más tarde llegué a saber que, en este caso, aquello significaba que la fuente había sido construida con la participación de todos los habitantes del pueblo y que su finalidad era la de abastecer a todos los vecinos del pueblo.
He utilizado esta alegoría de la fuente por dos razones bien distintas. Primeramente, porque los Siete Caños representan para los goreños mucho más que un símbolo refrescante y cargado de nostalgia, puesto que forman de por sí parte inherente a nuestras vidas. Y el segundo motivo es porque esa máxima que se halla escrita en su frontal nos vale de modelo de referencia de cómo se han de entender unas Fiestas que aspiren a ser populares. Porque, en definitiva, lo popular es lo hecho "por el pueblo y para el pueblo".
Por consiguiente, celebremos entre unos y otros unas Fiestas que resulten realmente populares –como siempre las hicimos–, donde intervengamos activamente cada cual en lo que buenamente podamos, donde seamos participantes y no tan sólo meros espectadores: cada quisque según su edad, su rollo o sus ganas de divertirse. Queremos ver a la juventud corriendo en los encierros, con el corazón palpitante y la cabeza despejada, pues no se os olvide a los jóvenes que los toros tienen cuernos y no están tan locos como dicen por ahí.
También os aconsejo que aprovechemos además estos días haciendo turismo rural, para disfrutar del magnífico entorno que nos rodea, porque es el modo más positivo de poder divulgar a otros las riquezas naturales que ofrece nuestro municipio. Demos buenos paseos por las calles de la población, observemos cómo se está rehabilitando y ampliando poco a poco el casco urbano, veamos cómo el pueblo va mejorando de aspecto físico, gracias a la iniciativa de las personas que creen en un futuro más optimista. Visitemos los pintorescos rincones paisajísticos de los anejos, recorramos nuestra sierra para recrear la vista y el espíritu. Es conveniente que sepáis que a partir de ahora podremos conseguir abundante información de temas relacionados con Gor a través de internet, por medio de la página de la Asociación Cultural "Amigos de Gor".
En fin, que empiecen las Fiestas, queridos paisanos y amigos, que repiquen las tres campanas de nuestra torre y que salga la Bandera. Pidamos a San Cayetano que nos bendiga, que nos proteja siempre, que la vida nos vaya bien a todas las gentes de Gor, estemos donde estemos. Por eso y porque este pueblo se lo merece, gritemos todos juntos:

¡VIVA GOR!
¡VIVA SAN CAYETANO!

 

 

 

 

 

 

 

EDUCA LA COMUNIDAD
(Construir personas, construir pueblos)
Antonio Rus Arboledas

 

Profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, es un gran entusiasta del valor de "lo local". Por ello ha querido colaborar con nuestra revista, a la que conoce y valora como un "importante vehículo de comunicación entre personas que tienen una historia en común, un pueblo en común".Nos honra presentar en este número una aportación de profundo contenido que refleja la categoría humana y literaria del autor del libro, «La magia de educar en casa. Razones de amor».

Educar a una persona es más complejo que hacer una mesa, sembrar trigo o criar una oveja. Hablar de educación tiene que ver con favorecer el desarrollo de un cuerpo sano; con hacernos más inteligentes; con potenciar nuestra capacidad de amar y con establecer lazos confiados con los demás.La afectividad es el término que mejor define el concepto de persona. Es decir, somos nuestro mundo afectivo; somos en la medida en que queremos, somos nuestros sentimientos. El amor existe cuando se encarna en personas concretas; no germina en el vacío ni se desarrolla si permanecemos encapsulados. Prende el amor en la contaminación con los otros, cuando registramos su olor, su palabra, sus proyectos vitales, su solidaridad y somos porosos al aire que respiran su cuerpo y su alma.

LA AUTOESTIMA

La autoestima es la palabra que equivale y sustituye a afectividad; por tanto, la autoestima nos retrata como personas; es la actitud hacia nosotros mismos; es una orientación afectiva que puede evaluarse como positiva o negativa y que procede de los sentimientos que tenemos acerca de todo lo que somos. La autoestima se perfila en la discrepancia entre como queremos ser y como somos; entre la percepción propia y la ideal. Nuestro empaque humano tiene que ver con el amor que nos dispensamos. Poseer una autoestima positiva es condición para querer a los demás. Nadie da lo que no tiene. El amor que se posee y que se puede ofrecer, de manos de la EMPATÍA, en forma de buena vecindad, de amistad o en calidad de madre, emerge del cariño que nos profesamos. El viaje de nuestros afectos hacia nuestros hijos, estudiantes o hacia los demás miembros de nuestra asociación o del grupo de amigos, parte del amor que nos procuramos. La autoestima nada tiene que ver con la prepotencia o con el engreimiento; más aún, éstos encubren la carencia de aquélla. Es la autoestima, en cambio, gemela de la empatía, que es el néctar de la convivencia.
¿Por qué debemos propiciar una autoestima positiva? Porque es condición necesaria y suficiente para el ajuste personal, para la autoaceptación, para la confianza, seguridad y satisfacción propias y hasta para creer y adherirse a valores y principios. ¿Cómo construirnos ricos en autoestima y, por tanto, en empatía hacia los otros? La riqueza personal es el poso que los demás dejan en uno. La calidad del trato humano de las personas que nos son significativas es la fuente de la valía propia. Nacemos con la posibilidad de querer como las personas; pero ello sólo es posible en la medida en que, por ejemplo, nuestro padre y nuestra madre, nos quieren. Interiorizamos amor porque otros nos lo brindan. Los tejos que tiramos a nuestros pequeños: «guapo», «tesoro», «qué gracia tienes»; en definitiva, el trato diario es el manantial del que brota, en verdad, el hijo soñado en sus propiedades más específicamente humanas.
Estoy diciendo que la competencia que logremos como personas es la clave del bien que podemos mostrar. Educar se escribe con la valija que forjamos en la vida: con nuestra inteligencia, capacidad de querer, sensibilidad y valores éticos. No son los bienes materiales, sino la talla y catadura personal y espiritual. Los modelos con los que convivimos y a los que decidimos imitar, hacen de vasos comunicantes; por ello, se puede producir el trasvase de bienes de ellos a nosotros; así, se opera una corriente de amor que nos alegra; de inteligencia, que nos ilumina; de palabras que nos ayudan y de confianza que nos hace querernos: autoestimarnos. La homeostasis personal se corresponde con la armonía reinante en el paisaje humano en el que florecemos. A continuación, comentaré cuatro ideas que nos darán luz sobre cómo acompañar esta maravillosa y necesaria aventura de vida en común.

APUNTES PARA TENER EN CUENTA

El apego

Durante los dos primeros años, el niño desea sobre todo que su madre y su padre lo cojan en brazos; lo sitúen frente a ellos; que lo miren de cerca, que le hagan carantoñas. De este modo, el bebé, que aún no sabe quién es él, aprende que está con uno de los suyos. Es la primera y capital experiencia. El juego preferido es estar junto a la cara de su madre. El rostro humano ofrece el brillo, el contraste de color, de textura, de relieve y de movimiento óptimos para favorecer el desarrollo visual. De la cara brota la palabra, que en forma de habla cantada o de canto hablado, como las nanas de nuestras abuelas, es ideal para su oído. Besar y tocar es un lenguaje que se interpreta a la perfección, pues la piel del padre es como la suya y tiene su temperatura. De modo, que ofrecer estos intercambios a nuestros pequeñines, que en esto consiste el apego, es el registro que mejor desarrolla la inteligencia y la afectividad, pues se trata de su actividad rectora, porque les estimula y les hace crecer. Es el alimento preferido para su personalidad, como la leche materna lo es para su cuerpo.

El juego

El juego es la escuela por excelencia en el período que va de los dos a seis años; y ya, en lo sucesivo, no dejará de ser capital en el proceso de enriquecimiento personal. Jugando el niño despliega lo mejor que posee; interpreta la realidad como símbolo y manifestación de sus deseos; amplia el conocimiento de su cuerpo; aprende a situarse en el espacio y a asimilarlo y a relacionarlo con el tiempo. Practicar el fútbol, especialmente a lo largo de la educación primaria, exige controlar el cuerpo: detenerse, correr, presionar el balón, dirigirlo; supone que existen compañeros a los que pasar el balón y tener en cuenta a los jugadores del otro equipo para regatearlos. Vivir es repetir: comemos a diario, dormimos cíclicamente, hablamos, etcétera. Hacer algo «porque sí», repetir agradablemente, ésta es la esencia de los juegos, es estrategia anhelada y soñada, pues nos procura despertar a una vida más rica. Entregados a la actividad lúdica, hacemos amigos y conocemos a otros; aprendemos a resolver problemas; y, por tanto, nos hacemos inteligentes. De igual modo, nos forjamos leales y éticos, pues no es lícito dar patadas ni hacer trampas, ya que el árbitro lo sancionaría y el público lo recriminaría. El juego es un baño de mejora integral. En los colegios esta actividad es y debe ser también señera.

La curiosidad

Entre los seis y doce años, la demanda favorita, la sed principal, el agua más precisa se llama curiosidad. Se explica la inteligencia como la capacidad de adaptación. Adaptarse con éxito depende del conocimiento que vamos adquiriendo sobre las personas, sobre la naturaleza y sobre nosotros mismos. Seguramente, la persona más amiga nuestra es aquélla a quien mejor conocemos; por ello, brotan la empatía y la simpatía singular que le dispensamos; y, además, nos comportamos con ella muy bien: la simbiosis es óptima. Pues bien, interpretar mejor a más gente; acumular información sobre el funcionamiento del universo; saber de historia, de música, de tradiciones y entender acerca de nosotros mismos permitirá que seamos más solidarios; que nos adaptemos mejor a la naturaleza; que disfrutemos y gocemos de modo íntimo. La ciencia no cesa en su propósito de explicar las leyes que rigen el funcionamiento de la vida en general y el de las personas. ¿Para qué? Para poder orientarnos mejor. Pues bien, esta necesidad de saber o curiosidad es el afán emblemático en este período.
Enseñar a nuestros hijos lo que sabemos sobre nuestra sierra, sobre las plantas y sobre los animales es cimentar su vida, robustecerla y sembrarla de respuestas adaptadas. Ésa es, por otro lado, una función específica de los centros educativos y de las instituciones del pueblo. Aprendemos el día de San Cayetano, en los sanantones, haciendo almendradas, leyendo Cosas y cosillas de Gor, oyendo a nuestros abuelos y vecinos. Lo que hoy sabemos es más mérito de nuestros antepasados que de nosotros mismos. Esto nos hace ser solidarios con nuestra historia y celosos de transmitir cultura a los nuevos miembros de nuestro entorno. EN VERDAD, LA ESCUELA ES LA COMUNIDAD. Responder a la curiosidad por saber define esta etapa y se torna en constante ineludible a lo largo del ciclo vital.

Intimidad

La actividad que se convierte en principal en la adolescencia y juventud es la intimidad. El cuerpo experimenta cambios (pubertad) que expresan el tránsito de la niñez a la adultez; a veces, más que cambios, son auténticas metamorfosis. Así también, emergen en esta etapa con brío otras propiedades que reflejan nuestras inquietudes más hondas. La inteligencia se enriquece y nos permite de modo más preciso comprender, por ejemplo, el concepto de tiempo subjetivo. El adolescente descubre que no existía hace dieciséis años y que no vivirá en esta tierra dentro de cien. Esto le afecta vitalmente. ¿Cuál es el sentido de la existencia? El joven vive unos sentimientos e impulsos de índole sexual que necesita comprender y expresar para poder regularlos y canalizarlos. La muchacha desea sentir que pertenece a un grupo de iguales; que es parte de una comunidad local y universal. Ser joven, lo tengo escrito, es como nacer de nuevo. Los principios éticos, religiosos y sociales cristalizan en esta época y pueden tomar sentidos muy diversos o dispares.
Andamiar y construir el edificio de la identidad y de la autoestima es encontrar espacios y tiempos para fraguar de este mundo interior. La casa ofrece múltiples ocasiones para ello, a propósito de algún acontecimiento o de un programa de televisión; o bien, expresamente buscadas y elegidas para dialogar y comunicarnos. Lo mismo sucede en la calle; entre amigos y colegas, la situación es más fácil y responde a una demanda vital. También la escuela ha de responder a este reto. Con frecuencia, los centros educativos informan de todo, menos de lo que más interesa, que es saber acerca de nosotros mismos. Es difícil para el estudiante centrarse en el conocimiento de la historia, de la naturaleza y de las matemáticas; y, a la vez, ignorar los «porqué y para qué» que presionan y centrifugan su interior.
Así pues, apego, juego, curiosidad e intimidad son las palabras mágicas. Todos sabemos querer y jugar; poseemos conocimientos sobre la vida y un mundo interior. Educar es compartir nuestro patrimonio vital; así, nos mejoramos, mejorando. ¡Qué baratos resultan estos «reyes»! La moneda no es la peseta ni el euro; es el tiempo dado con entrega a estos menesteres.

La vida en casa

Para concluir, indicaré unas líneas maestras, susceptibles de imprimir calidad y mejora en el clima de nuestros hogares.
1º. Vivir y vivir bien es hacerlo con un orden. No podemos trabajar sin límite ni dormir ni leer. Hay que armonizar la vida en la casa, ordenando las necesidades de cada uno y las del conjunto. Ello exige dotarnos de una organización, que simboliza y expresa la autoridad. Autoridad o poder que reside y se enhebra en el diálogo, pues es éste el que nos hace funcionar con legitimidad y con mando; eso sí, mando interior y compartido.
2º. Debemos exigirnos. Exigimos a quien nos importa, a quien para nosotros es un valor, a quien consideramos valioso. Demandar es esperar de los demás, es tener confianza en su valía. Solicitar empeño y mostrar afán por los logros y éxitos de los hijos y velar por superar sus escollos y dificultades forma parte de nuestra condición de madres y de padres. Exigencia de madurez es el segundo elemento que debe presidir la vida familiar, escolar y comunitaria.
3º. Los humanos somos inteligentes. Por ello, el razonamiento de la conducta debiera conformar un indicador genuino y específico de la vida en casa. Y ello, frente al azote y la regañina; y, ante el mimo y el pasotismo. Se trata de afinar el argumento cuando hablamos. La razón y la información son abono y agua que robustecen la inteligencia y hacen posible la interiorización de los valores; y, por tanto, forjan la autoestima, palabra que se conforma norte y sentido de toda educación personal.
4º. La autoridad, la exigencia y el razonamiento son líneas educativamente fructíferas si y solamente si están aromatizadas por un amor explicitado. El sentido y la fuerza de la autoridad y de la exigencia y de la lógica se escribe con ternura, con apego, con empatía, con cariño. Seamos espejos que proyectan vida y valores positivos hacia nuestros hijos. Demos cuenta de nuestras discrepancias respecto de lo que hacen, si es que ello sucede. (También debemos ser receptivos a sus observaciones y matices). En todo caso, estamos obligados y legitimados a expresar nuestras ideas y valores sobre todos los asuntos. Pero que nunca duden de nuestra aceptación total de ellos como personas.

Más que dar cosas, démonos. Con frecuencia, el secreto y la fórmula, en verdad mágicas, se escriben con tiempo. Quien lo da todo, lo hace bien. Nadie es perfecto; esto en psicología es un principio que no se cuestiona. Mostrarnos humanos es el reto y ello conlleva equivocarse. Lecciones de humanidad es lo que siempre damos. Manifestando nuestro parecer siempre acertamos; censurando y sentenciando es probable que creemos barreras. Descartemos los juicios del tú: «eres un gamberro, eres un inútil...», que descalifican y paralizan y procuran resultados contrarios a los que, en verdad, deseamos. En cambio, las reacciones del yo: «me parece», «yo veo así el tema»; este lenguaje sí nos convierte en aliados seguros. Proceder así no indica debilidad, sino fortaleza vestida de sensibilidad para con el otro y de empatía: es una actitud de manos blancas y de alma tendida.
¿Es muy difícil lo que propongo? Sí que los es. Educar y aprender es excelso y complejo, aunque se pueda explicar fácilmente. Llenar nuestras alforjas de estos principios e inquietudes y disposiciones, sin preocupación pero con pasión, es la cuestión. Y la prueba del nueve de este paseo vital es procurar el bien propio y ajeno. Ésta es la autopista o vía central de la aventura que estoy narrando. La armonía de un jardín es la belleza de cada flor, sea ésta orquídea o iris. Todos (jardín) y cada uno (flor): el cocinado es manipular con primor estos ingredientes; sólo el celo y esmero extremados procurarán menú nutriente. Ello exige se RADICALES en el valor que cada uno es por ser persona.
Pues así, quedan señalados y dibujados el tajo y el camino de la construcción de todos; también, los de las personas de Las Viñas, de Cenascuras, de Estación de Gorafe, de Los Corrales, de Las Juntas y de Rambla de Valdiquín: de GOR.

Granada, víspera del día del maestro

 

 

 

 

 

ANECDOTARIO GOREÑO

El hijo de la Tía Micaela

Ya estamos aquí otra vez para contar las "cosas y cosillas" de nuestro querido Gor:
Hoy, y como no podía ser menos, mi fuente de estos recuerdos es Felisa, es decir mi madre, y también por las misma causa son recuerdos muy antiguos: Hablamos de la primera mitad del siglo XX, y la vida como es de suponer no era como ahora en ninguno de sus aspectos
Hoy traigo a la PUERTA DE LA VILLA, una anécdota que ocurriría allá por los años veinte; el caso es que como entonces viajar era cosa muy rara y por lo tanto ir a Guadix era como ahora ir a Francia por lo menos, así que si eso para los que vivíamos en el pueblo era así, para los que vivían en los cortijos, bajar a Gor era igual de raro o más; el caso es que bajaron a hacer la primera comunión dos pastorcillos que su educación en letras y religión era lo poco que sus padres la habían podido enseñar, que bien poco era por desgracia para ellos; la cuestión es que en el momento cumbre de la ceremonia, el cura (que se llamaba D. Torcuato Cuevas) dijo la relación que tenía que decir cada vez que ofrecía el cuerpo del señor, (y que según ella empezaba por las palabras: ¿Quién es éste que vais a recibir...?). Total que uno de los dos zagales entendió que le preguntaba por su compañero, y sin tardanza y con voz clara, para que el cura se enterara, le contestó: ¡¡ El hijo de la tía Micaela!! Creo que había una señora (Matilde hija de la tía Narcisa) al lado del muchacho con la intención de comulgar, y que no pudo hacerlo por la risa que le entró, pero es que ya no pudo nunca más comulgar con aquel cura, porque cada vez que lo intentaba, le entraba la risa recordando el suceso de marras y tenía que desistir. Así que esto es todo por hoy y con un recuerdo cariñoso para estos goreños ya desaparecidos me despido hasta la próxima.

G.P.A.

Muy frágil

Recuerdo, al nombrar a los cortijeros y las bromas de que eran objeto, pues me han contado que esto era bastante frecuente, una muy conocida tenia lugar en la tienda de "Los Emilios" principalmente, y es que cuando Luis estaba de buenas y llegaba algún cortijero acompañado de su hijo a comprar, normalmente, tras realizar la compra en esta tienda dejaba al hijo allí mientras él iba a por otros mandados como a la fragua o la herrería, y estando allí el joven, Luis le decía:
-Muchacho quieres hacerme un mandado y te doy una onza de chocolate.
Éste, como es natural, respondía que sí, loco de contento, y Luis le decía:
-Sabes donde esta la posada, pues llégate y le dices al que esté allí que te he dicho yo que te de la piedra de afilar las agujas, que se la llevo antes de ayer y todavía no la ha traído y me hace falta, pero tienes que tener mucho cuidado al traerla porque es cosa muy delicada y no se puede golpear ni dejarla en el suelo, así que vas y te la traes.

Cuando llegaba a la posada preguntando por la piedra de afilar las agujas, ya os podéis imaginar el cachondeo, aunque simulaban seriedad, y cuando sacaban el artefacto la cara del muchacho era un poema, pues la piedra de afilar las agujas consistía en un artefacto pensado para que fuese difícil de transportar. Consistía en un palo de menos de medio metro del cual colgaban mediante dos cuerdas dos piedras grandes, una de cada punta, de tal forma que no se podía poner de hombro a hombro (atravesado) por ser el palo demasiado corto, y puesto sobre un solo hombro, parecía cómodo, pero al andar las piedras se balanceaban golpeando las espinillas y las corvas, es decir que era muy incómodo de llevar.
Cuando iba por la calle con dicha piedra, al cruzarse con algún otro que conocía la burla, normalmente le decía:
- ¿A dónde vas con eso?, no sé como te han dejado que lleves eso, ten mucho cuidado que no lleve golpes.
Y con estas frases admiración y otras de ánimo:
-¡Ale, que ya falta poco!, terminaba su peregrinación y obtenía su recompensa.
Como es de imaginar otras veces lo mandaban desde la posada a la tienda de Luis o a otros sitios, pues ni ellos sabían donde se encontraba. Podían mandarlo a la carpintería y allí le decían:
-Llégate a la fragua que se la han llevado esta mañana-, y otras veces no era la piedra de afilar las agujas, si no otro cacharro con otro nombre increíble, y otras veces no era tan joven el burlado, pero como digo la de mayor renombre fue la piedra de afilar las agujas .

Tomás Ibáñez

UN PAISANO EN EXTREMADURA      por Roberto Balboa


Siempre he tenido mucha suerte en la vida y uno de los aspectos que mejor me han tratado, ha sido el de poder viajar por mil y un sitios.
Ya sabéis de mi afición a recorrer tierras lejanas, pero quisiera descubriros ahora como mi afición lo es tanto o más por recorrer tierras que no están tan lejanas.
Os he hablado ocasionalmente en algún artículo, de La Alpujarra, de las Islas Canarias y de otras tierras de España, pero nunca os he relatado uno de mis viajes por tierras de España, la mejor tierra del mundo con diferencia.
Hace un poco más de dos años, cuando me disponía a viajar a Jordania con el propósito de disfrutar de aquella tierra y luego poder contároslo, mi madre cayó muy enferma y al poco murió por lo que tuve que anular el viaje. Este año, hace unos días, también me disponía a viajar a la isla de La Palma con idéntico propósito, pero ha querido el destino que haya quedado todo suspendido otra vez, por segunda vez en dos años, aunque en esta ocasión la enfermedad fue mi huésped no invitado. Gracias a Dios no ha sido nada grave y puedo seguir estando aquí con vosotros.
Tratando de recordar algún viaje por España con el que entreteneros un rato, he aterrizado sin mucho esfuerzo en Extremadura.
Hace bastantes años yo solía pasar casi todos los fines de semana en Talavera de la Reina, rica y populosa ciudad de Toledo. Al principio me dediqué a recorrer los alrededores de Talavera, pero con el tiempo y con eso de que Extremadura estaba a un paso empecé a andar por sus tierras. Poco a poco aquella tierra me fue deslumbrando, embrujando, colmando mis sentidos de sensaciones que casi llegaban a aturdirme.
Viajé y viajé incansablemente una y otra vez a aquella tierra y, cada vez descubría algo nuevo, algo diferente.
No podría deciros las veces que la he visitado, no las recuerdo. Tal ves si os dijera que veinte veces me quedaría corto, tal vez si os dijera que cincuenta veces, puede que me pasara en unas cuantas. Pero más o menos por ahí andarán las cosas.
Bueno, basta de introducción y vayamos a lo que vamos.
Este viaje a Extremadura, uno de los muchos, lo hice con mi mujer en la Semana Santa de este año 2001.
Salimos de Guadix el sábado anterior de Semana Santa y por fin que por una vez dejábamos de utilizar el avión. Viajamos en nuestro coche con dirección Madrid y a la altura de Madridejos dejamos la autovía y cogimos dirección Toledo y de ahí dirección Talavera de la Reina y a pocos kilómetros nuestro destino, Belvís de Monroy.
Más que nuestro destino, Belvís sería nuestro cuartel general, ya que desde allí saldríamos todos los días para visitar los alrededores, aunque algunos estuvieran a 200 kilómetros.
En esta ocasión voy a hablaros simplemente de los sitios en los que estuvimos, independientemente de si fuimos el primer día o el último y de si estuvimos por la mañana o por la tarde.
Belvís de Monroy es un pueblecito muy típico que está a pocos kilómetros de Navalmoral de la Mata y que cuenta con unos 200 vecinos.
Llama poderosamente la atención cuando llegas al pueblo su fortaleza, que domina imperiosa desde una colina todas las tierras cercanas. Fue el centro del Mayorazgo de Belvís fundado en el año 1329 y lo que hoy se puede contemplar es el resultado de sucesivas reconstrucciones que han llegado hasta el siglo XVII.
Muy cerca de Belvís está el famoso pueblo de Lagartera, mundialmente conocido por los exquisitos bordados que aún hoy en día realizan sus vecinas, las lagarteranas.
Visitamos algunos talleres y vimos como trabajan durante todo el día. Ni que decir tiene que mi mujer hizo algunas compras que otras.
Durante dos días recorrimos la comarca de La Vera y visitamos muchos de sus pueblos: Garganta la Olla, Jaraiz de la Vera, Pasarón de la Vera, Cuacos de Yuste, Jarandilla, Madrigal de la Vera, Villanueva de la Vera, Losar de la Vera, Candeleda, Arenas de San Pedro y otros muchos que omito por no hacer una relación interminable. También cabe destacar en esta comarca el célebre Monasterio de Yuste, donde murió nuestro Rey Carlos I de España y V de Alemania.
Contado así parece una simple relación de pueblos, pero quiero que sepáis que son pueblos muy típicos, como salidos de otra época, de una época medieval. Algunos poco a poco van acomodándose a los tiempos que corren, se van modernizando, pero otros parece que estuvieran igual que cuando Carlos V recorría sus calles e iba de fiesta a visitar sus "casas alegres o de vida poco recatada". Tal es el caso de Garganta la Olla, pueblecito muy típico situado a unos 5 kms. del Monasterio de Yuste.
También hay cerca del Monasterio un cementerio alemán de soldados que murieron en la guerra civil española y que se funde con la quietud y el silencio del paisaje donde está, amén de estar en una armonía con el mismo que apenas llama la atención. Es como un pequeño bancal cubierto de césped y con unas cruces muy sencillas perfectamente alineadas. Eso sí, siempre que he estado allí da la sensación de que alguien se encarga por la mañana de que aquel sitio esté perfectamente arreglado y sin una mala hierba.
Cerca está también la central nuclear de Almaraz, que llama poderosamente la atención por el hormigonado y gran edificio que alberga el reactor nuclear. Como es obvio, no se puede visitar.
La Vera es una comarca que no se puede definir en estos escasos párrafos. Cada pueblo está lleno de rincones embelesantes, de tradiciones muy arraigadas y pintorescas, muchas de las cuales han sido objeto de programas de TVE y de mil y un escritos. Pues bien, la realidad supera con creces a cuanto os puedan contar sobre esta comarca. Por lo menos a mí me gustó tanto desde la primera vez que la visité, que no he dudado en volver una y otra vez a ella.
Y por no hacer tedioso el artículo he omitido hablar de la exquisita cocina de la zona, de su sabroso vino de pitarra, de sus pescados de tierra y de sus ancestrales recetas de postres, perdidos en la mayoría de las otras tierras de España.
También visitamos el Monasterio de Guadalupe, enclavado en un valle muy verde y cuya sacristía está considerada como la "Capilla Sixtina" española. Es algo que tampoco debéis perderos.
Visitamos cientos de pueblecitos repartidos aquí y allí, cuya sola relación sería interminable, pero donde en cada uno de ellos, solo con sentaros en el tranco de una puerta y observarlo, podéis dar rienda suelta a vuestra imaginación y fantasear sobre etapas de nuestra vida pasada.
Otro día visitamos Badajoz, "tierra de dos, donde se acuesta uno y se levantan dos", o por lo menos eso dicen, dimos un paseo por el centro de la ciudad, visitamos algunas iglesias y degustamos el exquisito jamón de pata negra de la zona.
A pocos kilómetros de Badajoz, visitamos un pueblo que se llama Balboa, como mi apellido. Ya tenía yo ganas de conocerlo, porque el otro pueblo de España que se llama también Balboa ya lo conocía. Este segundo pueblo está en la provincia de León, cerca de un pueblecito llamado Ambasmestas, en la comarca del Bierzo.
Balboa de Badajoz es un minúsculo pueblo de colonización, de aquellos que se construyeron bajo el mandato del régimen anterior y no tendrá más de 150 vecinos.
A la vuelta hacia nuestra base, visitamos la ciudad de Trujillo, que es junto con Mérida y Cáceres una de las más emblemáticas de Extremadura.
No puedo entrar en detalles de esta ciudad, porque solo con nombrar los monumentos dignos de visita podíamos llenar no solo el presente artículo, sino toda la revista. Solo os diré que cuando caminas por sus calles angostas y por sus plazuelas medievales y contemplas esos edificios de otras épocas, te quedas ensimismado; si en un momento te aparecieran por cualquier calle unos caballeros medievales ataviados a la usanza, montados en sus caballos enjaezados de la misma guisa, no te llevarías ningún sobresalto porque todo concordaría de la más armónica de las maneras.
También es muy interesante la ciudad de Mérida, cuya visita también aconsejo, pero nosotros en esta ocasión no la visitamos porque ya habíamos estado en ella muchas veces y porque el tiempo del que disponíamos no estiraba lo que hubiéramos querido.
Cáceres y más en concreto su casco antiguo, es "Patrimonio de la Humanidad", creo que con eso todo queda dicho. Por tanto, su visita es obligada si tenéis la suerte de visitar aquellas tierras.
Es una pena no poder entrar en más detalles, pero ya os lo he dicho varias veces, nos quedaríamos sin revista para los demás compañeros que también gustan de publicar sus "cosas" y, por supuesto, también tienen derecho a hacerlo y vosotros a disfrutarlas.
Solo añadiré que muy cerca de allí está el Valle del Jerte, digno de visitar también y, si es posible, hacedlo en el mes de Mayo ya que es en esta época cuando el millón de cerezos que allí hay están en flor. Sé que incluso las agencias de viaje japonesas fletan aviones para traer a sus paisanos a contemplar tan magnánimo paisaje.
Muy cerquita está también la "Ruta de la Plata" y a lo largo de ella podréis visitar pueblos muy típicos y muy bonitos.
Tal vez en otra ocasión os cuente con más detalle de esta maravillosa tierra que es Extremadura.
Espero haberos entretenido y haber sembrado en vosotros la semilla de la inquietud por conocer esta tierra tan nuestra y tan extraordinaria. Hasta la próxima.


Vuestro paisano.