Boletín Nº 36 (Abril de 2001)

Sumario.- Plaza mayor - Editorial - La directiva informa - Información municipal - Noticias locales - Goreños - Naturaleza y medio ambiente - Colaboraciones - Historietas goreñas - Breves comarca - Prensa provincial - Medicina y salud - Los toros: las vacas locas y la fiesta de los toros - Páginas poéticas - Buenos días Gor: las campanas de la torre - La diócesis de Guadix-Baza - Cultura e investigación - Gor histórico: Toponimia de la Sierra de Gor(III) - Nuestro pasado en fotos - Entrevista - Viajar por el mundo: un paisano en Lanzarote - Humor y pasatiempos.

 

 

 

 

 

 

¡Echa un mixto, aunque ardamos!


Voy a contar una anécdota ocurrida en Gor, la cual yo no viví por no haber nacido todavía, pero me la contaron y es como sigue. No sé en que año fue, sólo sé que por entonces uno de los municipales que había en Gor era el Tío Guita, así lo nombraba la gente aunque creo que se llamaba Antonio.
Pues ocurrió, que un frío día de invierno, llevaron a Gor el cuerpo sin vida de un hombre que había tenido un accidente. Se trataba de lo que llamaban un saltatrenes, es decir, un hombre de los que viajaban de polizón en los trenes. Éste en cuestión, parece ser que viajaba en el techo del tren y se golpeó contra una canal que pasaba por encima del tren, cerca de la estación de Gorafe. Este cadáver lo llevaron a la llamada casilla de los muertos por si aparecía algún familiar, y de allí lo llevaron al cementerio, a la también llamada casilla de los muertos, que eran un par de habitaciones que había en el cementerio, las cuales estaban comunicadas entre sí, y comunicaban una puerta con la calle y por la otra acristalada con el cementerio. En estas habitaciones también se practicaban las autopsias.
Bueno, pues en este día, quiso la suerte, que cuando anochecía, llegaran a Gor un matrimonio gitano, con un niño de unos ocho años. Como no tenían donde pasar la noche, que amenazaba con nevar, ni dinero para posada, un vecino compadecido les dijo que preguntaran a alguien del Ayuntamiento para ver si les podían dejar alguna habitación municipal para pasar la noche. Por lo cual, se dirigieron al Tío Guita, y éste pensó de inmediato en las habitaciones del cementerio como único lugar donde cobijarles. Pero estaba el problema del muerto, así que con la intención de que no pasaran frío, o de darles un susto descomunal, decidió llevarlos allí y ocultarles lo del muerto, y que aquello era un cementerio. Una vez de noche, con la zona sin iluminar y casi a tientas, los llevó a la habitación del cementerio y para que no se alumbrasen y vieran donde estaban, les dijo:

- Aquí, no vayáis a encender fuego de ninguna clase, ni siquiera una cerilla, pues aquí hay pólvora y material explosivo y se puede pegar fuego y ardéis como la pólvora. Así que poner la manta por aquí y a dormir sin tocar nada y por la mañana al salir lo dejáis todo como está.
Así se marchó y los dejó en esta ignorada y desagradable situación. Los padres se acomodaron para dormir, pero el niño, con la curiosidad propia de la edad, se puso a recorrer las habitaciones tocándolo todo. El padre le regañaba:
Padre: -Niño, estate quieto y no toques más na.
Niño: -Papa es que aquí hay un cajón largo.
Padre: -Que te estés quieto y te vengas pa cá.
Niño: -Papa y hay unos zapatos metíos en el cajón.
Padre: -Niño, que no toques na y deja ahí los zapatos.
Niño: -Papa y los zapatos están pusíos.
Padre (a la gitana): -Niña, ¡echa un mixto, an que ardamos!

Cuando la gitana encendió la cerilla y vieron la desagradable escena, los tres salieron corriendo, y con la precipitación y el miedo, en vez de salir por la puerta que daba a la calle, quizá por ver más luz por la que era acristalada, salieron por la puerta que los metía en el cementerio, y al ver las cruces blanquear y darse cuenta de donde estaban, su pánico aumentó y corrían uno tras el otro, tropezando en las cruces y saltando por encima de ellas. Así el gitano padre, buscando una salida sin pasar por donde estaba el muerto, corrió hacia la tapia por la que creía poder salir, se cogió a ésta e intentó subirse. El hijo que corría tras él, se cogió a los pies del padre, y el padre muerto de miedo gritó:

-¡Ele, hijos! Escaparos  por donde podáis que a mí ya me han pillao de una pata.

Y ésta es la historia que me contaron. Algún mayor puede recordarla y no estar de acuerdo en algo, porque esté equivocado en algún detalle, pero en el fondo ésta es la historia y así sucedió.

Tomás Ibáñez

La santarromera

Terminada la cena, la madre de Josefa, le dijo a ésta:

-Apresúrate mujer a recoger la mesa, y que no tenga que decirte dos veces que te vayas a la cama, pues ya sabes que tenemos que madrugar. Luego todo son prisas y carreras, siempre llegamos tarde a todas partes.

Josefa, un poco a regañadientes, se levantó para irse a la cama, pero sabía que poco iba a estar, ya que esperaba que su novio llamara a la ventana para pelar la pava, por lo tanto, se sentó en una silla a esperar. Efectivamente, no habían pasado unos minutos, cuando sintió el aviso. Abrió la ventana con mucho sigilo, muy despacio para que su madre no notara nada. Después del saludo a su novio como corresponde a dos enamorados, Josefa rompió el silencio diciendo:

-José, esta noche estaremos poco rato, porque ya sabes que tengo que levantarme pronto.

-Yo no quiero más que decirte una cosa, respondió José. Que no me entere yo, de que bailas con ningún forastero, porque hay muchos granujas sueltos por ahí y ya sabes, luego se entera uno de todo.

-¡Es que estás celoso! No seas tonto, tú sabes que para mí no hay en el mundo otro hombre más que tú.

En la oscuridad de la noche, a José se le encendió una sonrisa de oreja a oreja. Él estaba seguro del amor ciego que le procesaba Josefa, pero le gustaba enfadarla. La charla continuó un rato más. Ya de madrugada, la madre de Josefa llamaba a ésta, que como un tronco, seguía en brazos de Morfeo. Su madre no dejaba de acuciarla repetidamente, diciendo:

- Josefa, levántate y no seas perezosa.

Al fin, más dormida que despierta, ésta se puso en pie.

- Vamos muchacha, que se nos va a hacer tarde.

La pobre Josefa iba de una parte a otra, como una autómata. ¿Madre, dónde esta, aquella u otra cosa?

- Si te lo hubieras dejado todo preparado por la noche, ahora no andarías buscándolo como una loca. Date prisa, si no vamos a ver a la Virgen el año que viene.

- Voy madre, ¡hay que ver lo pesada que se pone usted!

- Lo que pasa es que tienes la sangre muy gorda, replicó la madre.

Ya empezaba a amanecer y los primeros claros del nuevo día, con el airecillo fresco de la madrugada, fue un soplo de aliento para la pobre Josefa que, poco a poco, empezaba a despertarse.
Sus padres, Joaquín e Isabel y sus tíos, ya esperaban en la puerta del cortijo para emprender la marcha, pues tenían por delante una larga caminata de unos veinte kilómetros.

- Madre, no se olvide las zapatillas.

- No mujer, ya están en la bolsa, no vaya a ser que se nos olviden y tenga que volver descalza.

- Dejaos de conversación y vamos para adelante, dijo el padre. Que la Virgen nos preteja y que todos lleguemos bien.

Después de varias horas de pesada caminata, Josefa empezaba a sentir los efectos del cansancio, ya que andaba descalza.

- Dios mío, yo ya no puedo más, que martirio, si esto es peor que aquella que hizo la promesa de subir a la ermita con garbanzos crudos en los zapatos.

- Vamos Josefa, que te quedas atrás. Si seguimos así, cuando lleguemos a la ermita la misa habrá terminado y el señor cura habrá desayunado el chocolate con churros y melindros.

- Madre, es que no puedo dar un paso más.

- Mira Josefa, como coja un pincho de cardocuco, vas a subir la cuesta como un cohete.

Josefa, cada vez flaqueaba más y ya estaba cerca de desfallecer cuando la Virgen quiso echarles una manecilla y puso en su camino a un feriante que, con un burro cargado con cajas de turrones y golosinas, subía también a la ermita. Josefa, cuando vio al rucio creyó que era el AVE, pero pronto comprendió que lo único que quedaba libre en el cuadrúpedo, era la cabeza y el rabo y puestos a elegir prefería que el burro la remolcara cogida del rabo, y sin pensarlo un instante se acercó al feriante con cara de pena y lágrimas en los ojos le dijo:

- Buen hombre, ¿por qué no deja usted que me coja del rabo del burro?

El hombre la miró de arriba abajo sorprendido, pero al verla con la cara de pena con que se lo pedía, le dijo:

- Mira muchacha, yo no tengo inconveniente en echarte una mano, en este caso un rabo, pero te diré que el borrico lleva varios días comiendo ver de y no anda muy seguro, así es que yo no respondo de lo que pueda pasar.

- Usted no se preocupe, que yo no quito un instante el ojo del objetivo.

Dicho esto, Josefa se cogió al rabo como si éste fuera su tabla de salvación. Clavó sus ojos en el trasero del animal, pero el camino no era una autopista y si no quería dar un mal tropezón, tenía que, de vez en cuando, mirar al suelo. Esto hacía que la romera, distrajera su vigilancia de lo que tenía que vigilar. Pero parece ser que el asno veía también por detrás y en el momento que vio a nuestra protagonista distraída, mirando al suelo, reunió toda la fuerza de su cuerpo y lanzó una verdadera catarata a la parte delantera de la remolcada. Ésta se quedó toda sorprendida y sin dar crédito a sus ojos, viendo como de su vestido nuevo no quedaba ni para pegar un botón que no estuviera del cuello a los pies empapado de c...
El dichoso animal, mató dos pájaros de un solo tiro: el primero, realizar sus necesidades fisiológicas, y el segundo, terminar con el pesado lastre que tanto molestaba a su trasero.
El borrico tintorero, y digo tintorero porque en unos escasos segundos, transformó el gris perla del vestido en un verde agrio limón. Josefa sollozaba y a la vez reía, su imaginación estaba puesta en una caudalosa acequia de agua clara donde poder limpiar su cuerpo y su vestido de tan fastidioso excremento, pero para su desgracia, en la cima del cerro, junto a la ermita, solo existía un aljibe pobre en agua.
Después de los primeros minutos de sorpresa, Isabel, la madre de Josefa, estalló con una sonora carcajada que pronto se contagió a los demás romeros, pues el caso no era para menos y con esta dichosa costumbre que tenemos los humanos de reírnos de los males ajenos. No pensaba así la maltratada Josefa, que entre risas, lágrimas y sollozos, decía:

- Reírse, como se conoce que a vosotros no os ha pasado nada. Pero mirad como estoy yo, que no hay por donde cogerme.

De esta manera, continuaban el camino hacia la Ermita de la Virgen de la Cabeza, romería que se celebra el último domingo del mes de abril.
Reemprendieron el camino, con los comentarios mas jocosos, no así Josefa, que liada en una toalla, caminaba cabizbaja renegando de su suerte. Por fin, llegaron al aljibe y con una lata consiguió lavarse lo imprescindible. Ya, más o menos presentable, entraron en la ermita, buscando un banco en un sito oscuro y discreto, donde velar a la Virgen.
Al día siguiente, por la tarde, regresaron andando a la estación de Zujar, donde cogieron el tren hasta Baúl y otra vez caminando, llegaron a las Carboneras. La Virgen de la Cabeza estaría orgullosa de esta romera que, con su promesa tan accidentada, dio fe y testimonio de una gran devoción.

J.S.L

 

LAS VACAS LOCAS Y LA FIESTA DE LOS TOROS

Introducción

La crisis de las vacas locas ha supuesto una de las mayores crisis agroalimentarias en la historia de la Unión Europea. La mediatización de la que ha sido objeto, ha tenido en jaque a los Gobiernos produciéndose a la vez una alarma social desproporcionada frente a la realidad de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (E.E.B.).
La E.E.B. pertenece a un grupo de enfermedades degenerativas del Sistema Nervioso que afecta a los animales y a las personas y que son conocidas en algunos casos desde 1750. Pese a la imagen de desconcierto que ha trascendido, son un grupo de enfermedades bien conocidas aunque dada su complejidad todavía hay algunos aspectos pendientes de estudio.
La E.E.B. se diagnosticó por primera vez en el Sur de Inglaterra en 1986. Su origen se sitúa en otra enfermedad llamada Scrapie que afectaba a las ovejas de las islas Británicas desde 1750. Animales enfermos de Scrapie se utilizaron para fabricar harinas de carne durante mucho tiempo sin suponer problema alguno. Una modificación industrial en el proceso permitió que los priones (agente causal de la enfermedad) pasaran a las vacas desarrollando la enfermedad. Las harinas cárnicas se prohibieron para los rumiantes en 1994, pudiéndose utilizar sólo en animales monogástricos.
A finales del año 2000 el Gobierno español intensificó las medidas de control y prevención de la enfermedad, detectándose el primer caso en noviembre. Hasta el 19 de marzo se han detectado 34 casos en España , con una proporción de un uno por mil; ninguno de los positivos ha sido en ganado bravo. En Andalucía se han realizado 2100 análisis, resultando todos negativos.

Los pilares fundamentales sobre los que descansa este plan son los siguientes:

-Retirada del mercado de las harinas cárnicas, quedando prohibido su uso en todas los animales de abasto.
-Análisis individualizado de todos los vacunos mayores de 30 meses que se destinen a consumo humano.
-Retirada, como medida precautoria, de aquellas partes del animal en las que se pueden localizar los priones (M.E.R). Esta medida se realiza tanto en animales mayores de 30 meses que son negativos en los test de detección de la enfermedad, como en aquellos que no llegan a esa edad, por lo que no se les realizan los test priónicos. Como dato valga que en España el 90 % de los vacunos que se sacrifican están por debajo de los 18 meses, edad a la que no se desarrolla la enfermedad.
Con estas medidas la carne de vacuno es la única que se somete a un control individualizado, por lo que la podemos considerar de un alto grado de seguridad.

Vacas locas y la fiesta de los toros

El toro bravo también se ve afectado por las medidas adoptadas por la administración, de ahí que la fiesta de los toros pueda ver modificado en algunos aspectos su normal desarrollo. La administración ha resuelto un plan de actuación hasta el 30 de junio por el que se obliga a incinerar todas las reses mayores de 30 meses que se lidien. Sin duda el gran tema de interés es el coste económico que estas medidas van a suponer y quien lo va a asumir. Tras numerosas reuniones con el sector, el Consejo de Ministros del 9 de marzo de 2001 aprobó una partida de 2.400 millones de pesetas para indemnizar al sector. Ahora les toca a las Comunidades Autónomas concretar su participación. En el caso de Andalucía la predisposición es buena y se está en negociaciones con el sector para alcanzar un acuerdo.
El normal desarrollo de la lidia no se verá prácticamente afectado; las divisas, banderillas y puyas habrán de ser de un solo uso y se recomienda desinfectar los estoques y puntillas con lejía, tras los festejos. Los toreros que así lo merezcan podrán pasear por el ruedo los trofeos pero estos deberán incinerarse junto con las reses al finalizar el festejo.

Andrés García Jiménez

 

Las campanas de la torre

Con la llegada de las primeras lluvias, que hicieron su aparición al llegar el otoño, los parajes de Gor quedaban envueltos en finísima y húmeda niebla. Inmediatamente, como si de algo mágico se tratase, al contacto con el agua, los pinares que conforman la masa forestal de sus sierras, recuperaban un verdor de inefable belleza, dejando atrás enterrado el color tostado del estío. A medida que pasan los días, un despertar suave y sigiloso se observa por todas partes. Todo parece transformarse con el movimiento oculto de la savia. Y hasta las cumbres más altas que ciñen la Villa, como regia corona, sembradas al azar por la madre naturaleza, en primavera, recobran vida y movimiento. Aquí, en Gor, cuando marzo apunta a su fin, se cumple, literalmente, lo que dice la escritura: Lo viejo ha pasado.

El fenómeno es para vivirlo. En poquísimos días, hemos pasado de lo grisáceo y sombrío, a la contemplación de un hermoso tapiz verde que cubre su suelo, satinado espléndidamente, por el blanco deslumbrador de la flor del almendro.

Cambiando de tercio, como se dice en lenguaje taurino, y siguiendo las huellas del que hace senderismo a través del parque, llegaremos a la plaza del pueblo de tinte castellano, de exageradas dimensiones. Al lado del turista, acompañado de macuto y bastón, sin previo aviso, escucharemos llenos de rubor, algo que no escapa a la curiosidad de ningún visitante: ¿Dónde están las campanas de la torre? ¿Qué pasó con ellas? ¿Cómo tocan a misa en este pueblo?.... Y así, sucesivamente, se siguen formulando un sin fin de preguntas, relacionadas todas ellas con el presente y el pasado de la Villa, sin que falten las que hacen referencia a su escudo y su palacio ducal, convertido en plaza de toros.

Cuando la coherencia entre lo que se dice y se hace no existe, estamos en un proceso de contradicción inevitable, le damos palos a la lógica y dejamos al descubierto algo que nos hace agachar la cabeza.

Al hacerme cargo de esta parroquia, en septiembre del 97, aunque a mí nada me extraña, había algo que suscitaba en mí, un sentimiento, cuando menos dudoso: algo no cuadraba.

Por una parte, el cariñoso apego que decían tener los goreños a su pueblo, a sus fiestas a su iglesia de buena planta y mejor movimiento de tejados, sin dejar atrás la casa del cura con huerto y ciprés. Por otra parte, algo que no sabía conjugar, como el senderista que llega cansado y de ojos abiertos; algo que te habla de inmovilismo, de historia rota, de declive, de indiferencia y de cosas ya superadas en los pueblos de nuestro entorno.

Todo esto queda perfectamente marcado, definido y reflejado, en ese campanario sin campanas que emerge, tímido, por encima de los tejados de las casas. Un día le fueron arrebatadas por manos aviesas, sin que hasta el momento, nadie se haya atrevido a deshacer el entuerto.

A partir de entonces, diríase que la torre no habla, pero nos grita; no se queja , pero se conduele. Se conduele porque nadie la escucha ni le tiende la mirada.....!Ya está bien! Después de más de sesenta años, como veis, esto no cuadra.

Yo quisiera terminar con un interrogante : ¿Llegará el día?

Francisco Hidalgo
Párroco de Gor

 

Un paisano en Lanzarote        Por Roberto Balboa

EL VIEJO HINDU

Y aquel viejo hindú de barbas blancas, cejas grises y rostro agrietado por mil profundas arrugas, me dijo:

Te crees afortunado por saber leer, escribir y encontrar conocimientos en los libros, pero que sepas que eres mucho más afortunado porque puedes andar e ir a los países de las gentes.
En los libros encontrarás conocimientos, pero en el mundo hallarás sabiduría. Viaja, sé libre, recorre las tierras que están más allá del horizonte. Cruza los mares, los ríos y las montañas. Viaja. Viaja hasta el límite de tus fuerzas, hasta descubrir el secreto de aquel sabio de las mil y una noches que dijo: "Deja de leer y viaja, porque el mejor libro es el mundo"
.

Mis queridos paisanos:

He querido comenzar esta nueva singladura, recordando las palabras que hace muchos años me dijo un viejo hindú en un lejano país asiático, sentados en su pequeña choza, mientras saboreábamos una taza de su humilde pero sabroso y reconfortante té.
Si lees con atención sus palabras, comprenderás que poco os puedo añadir.
Bueno, vayamos al objeto de nuestra cita.

Hacía ya unos años que visité por primera vez las Islas Canarias o como prefieren llamarlas otros, las Islas Afortunadas, y me dije que en cuanto pudiera volvería para conocer todas las islas.
Aquel primer viaje marcó mi decisión y aunque aún hoy no las he visitado todas, por lo menos si he visitado algunas y sigo con mi empeño.
Me ha ocurrido con frecuencia, que cuando quiero ir a un sitio determinado, acabo yendo al sitio más insospechado.
Recuerdo que una de las veces que me decidí, después de consultar un buen montón de folletos de la agencia de viajes, a ir a la India, Nepal y Tailandia en un viaje de 18 días y a un precio bastante aceptable, acabé yendo a los Estados Unidos y Canadá. ¡Cosas del destino!
Por eso os aconsejo que cuando decidáis viajar a través de una agencia de viajes no os limitéis a coger un viaje, pues puede que ese viaje por tal o cual causa no se lleve a cabo. Coged más de un viaje y ordenadlos por orden de preferencia. Así no os llevaréis ningún desengaño.
En otro periplo os hablaré de otras islas, pero hoy quiero contaros como fue mi viaje a Lanzarote.
Es uno de los pocos viajes en los que no tuve que madrugar y que no empezó el día de antes como casi todos.
Este comenzó el mismo día, una mañana de mayo de 1995, en que me trasladé a Málaga por la mañana para coger el avión a las 13,30 horas.
El vuelo fue directo a Lanzarote sobrevolando casi todo el tiempo territorio marroquí y duró un poco menos de dos horas.
El aeropuerto de la isla me llamó mucho la atención, pues después de haber visto aeropuertos como el JFK de New York o Heathrow de Londres, este parecía de juguete.
A la salida del aeropuerto ya me estaba esperando el guía de la agencia de viajes que me llevaría al apartamento que tenía alquilado por una semana.
Creo que ha sido la única vez que he parado en un apartamento. Normalmente suelo parar en hoteles porque me gustan más. Por la mañana te dejas la habitación y el baño hechos unos zorros y por la tarde cuando vuelves te lo encuentras todo inmaculado. ¡Qué gloria!
Donde únicamente siempre paro en apartamentos es en la Alpujarra. Suelen ser más baratos que los hoteles y te permiten una mayor independencia. Aunque ya os hablé en cierta ocasión de la Alpujarra, es mi deseo en próximas publicaciones iros desmenuzando esta comarca tan fabulosa y tan cercana a nosotros.
Cogí las llaves, dejé el equipaje y poco después buscaba donde comer algo pues prácticamente estaba con el café de la mañana, porque aunque en el avión nos dieron de comer, casi todos sabéis lo parcas que son esas comidas y sobre todo para uno que está acostumbrado a disfrutar de los placeres de una buena mesa y el deleite de un buen chuletón.
Tropecé con un bar tipo americano, me comí un par de bocadillos muy exquisitos y comencé a conversar con el camarero.
Tenía necesidad de informarme sobre la isla, sobre el alquiler de un coche y sobre otros avatares y para eso nadie mejor que alguien que vive allí y que por trabajar en la hostelería, de cara al turismo, sabe de todos los temas que a mí me interesaban.
Aunque ya me había informado en la recepción de los apartamentos sé por experiencia que suelen estar conchabados con los negocios anexos del turismo y los precios suelen ser bastante más caros que si tú los buscas por libre.
Efectivamente, el bueno del camarero que me atendió, me orientó mejor y poco después tenía alquilado un flamante Twingo descapotable con el que disfruté a lo largo de mi estancia en la isla.
Era una gozada cuando por la noche volvías a casita y te parabas en cualquier arcén de la carretera, corrías la lona del techo del coche y contemplabas las estrellas. Los cielos de Canarias son bastante más limpios que los que tenemos en la península. De hecho, el mejor observatorio astronómico que tenemos en España está allí.
Aparte de los folletos que me dieron a la llegada, por la mañana me fui a la oficina de información y turismo y allí recabé cuanta información necesitaba, amén de horarios de los sitios que tenía previsto visitar, precios, etc.
El apartamento estaba situado en Costa Teguise que es uno de los dos centros turísticos con los que cuenta la isla. El otro centro es Puerto del Carmen.
Me decidí por Costa Teguise porque me dijeron que era más tranquilo y ahora que conozco los dos sé que acerté.
Si alguna vez vais a la isla y queréis estar tranquilos, no lo dudéis, parad en Costa Teguise. Pero si queréis un sitio marchoso, con mucho ambiente, parad en Puerto del Carmen.
Aquella primera noche, después de recorrer toda la urbanización de Costa Teguise, me fui al pueblo y paseé por sus calles. Como ya iba siendo hora de cenar me metí en un bar del puerto con apariencia de ser frecuentado por pescadores y aunque su aspecto dejaba que desear, tuve toda la suerte del mundo de cara y di con el sitio donde quizás mejor se comía de toda la isla y a precios muy económicos.
Todos sabéis los precios que suelen circular en los sitios turísticos y la isla no iba a ser una excepción, pero mi bar era auténtico y ¡qué precios!
Casi todas las noches estuviera donde estuviera, vuestro paisano cogía su descapotable e iba a cenar allí. ¡Qué pescados!, ¡qué carnes a la brasa!, ¡qué precios!
Lanzarote es la isla más oriental de las Canarias y la que está más al norte, o sea, más cerca de España. Por supuesto hablo de las islas mayores, porque si hablamos de todas ellas, incluidas las pequeñas, el honor de ser la isla más al norte le corresponde a la isla de Alegranza.
Lanzarote tiene un pequeño archipiélago de islas menores llamado "archipiélago chinijo" y está situado al norte de la isla y formado por las islas de Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste.
Se pueden contemplar desde un mirador excavado en la roca, que tiene unas vistas impresionantes de todas ellas a través de un gran ventanal protegido con un gran cristal blindado.
El "Mirador del Río", que así se llama, está en una roca que cae verticalmente al mar y situado a unos 70 u 80 metros de altura.
La isla tiene una superficie de 862 km2 y su altura máxima es de 671 metros en las Peñas del Chache, muy cerca de una de las principales localidades de la isla, Haría.
Apenas existe información de la creación de la isla y de sus primeros habitantes por la falta de hallazgos arqueológicos, por las frecuentes erupciones volcánicas y por los saqueos a que estuvo sometida constantemente por parte de conquistadores y piratas.
La isla debe su nombre al conquistador genovés Lancilotto Maloxelo que allá por el siglo XIII comerciaba con los nativos.
La capital fue hasta el año 1852 la Real Villa de Teguise y a partir de ese momento pasó a ser la capital Arrecife, ya que esta última tenía un importante puerto de mar, que era la entrada y salida natural del gran comercio que se desarrolló en la isla en esas fechas, mientras que la Real Villa de Teguise estaba en el interior.
Los isleños son gente muy agradable y se dan con facilidad a la conversación. En otros tiempos vivieron del comercio y de la pesca, aunque actualmente el turismo se lleva la palma.
No obstante el agricultor nativo ha sabido aprovechar al límite la tierra y en la Eria podemos ver como cultiva en terrenos volcánicos la vid principalmente. Forma con piedras una especie de hoyos y en el centro es donde planta la vid. Es algo muy curioso que no había visto nunca.
En todas las encrucijadas de carreteras de la isla se observan unas grandes esculturas modernistas creadas por la mano de César Manrique.
Este hombre es venerado en la isla, tiene su propia Fundación y en la pequeña población de Tahiche, a unos 8 kms. al norte de Arrecife, podemos visitar la magnifica casa que el mismo diseño y construyó y donde pasó los últimos años de su vida.
La casa está construida bajo tierra, aunque más bien debería decir bajo la lava sedimentada, posee grandes aberturas al exterior que le dan una gran luminosidad y está llena de sus obras: escultura, pintura, diseño, dibujo, etc.
Se puede decir y de hecho los nativos lo dicen, que César Manrique fue el gran impulsor del desarrollo económico de la isla en todos los aspectos, de ahí la veneración que hay en la isla por todo lo concerniente a su persona.
Os recomiendo que si tenéis la suerte de ir allí, la visita a la casa de César Manrique es de obligado cumplimiento. Estoy seguro que os agradará.
Otra visita que no debéis dejar de hacer es la de las Montañas del Fuego o como se les llama actualmente Parque Nacional de Timanfaya, al oeste de la isla.
Es una gran extensión dominada por centenares de cráteres y un paisaje que parece como salido de una película de marcianos.
En el "Restaurante del Diablo", que está en la cima de uno de estos cráteres, puedes comer carne y pescado, pero preparado como no lo habrás comido en tu vida. Hay una gran parrilla que consiste en un gran enrejado apoyado en lo que parece a primera vista el brocal de un pozo, pero que no es ni más ni menos que una salida natural del calor de la tierra, como un mini-volcán, y al que no te puedes asomar por mucho tiempo porque el calor que de allí sale es casi infernal. De hecho cerca hay un sitio donde coges un puñado de tierra y no puedes sujetarlo durante mucho tiempo, porque el calor que despide es muy grande. También allí cerca hay como unos boquetes en la tierra en los que los turistas echan un vaso de agua y al poco sale disparada una gran fumarola de vapor.
Dentro del parque te recomiendo que hagas el típico recorrido con la "guagua" porque así verás cosas que de otra manera no podrás ver.
Es una isla de contrastes muy acusados, pero lo que principalmente llama la atención son sus tierras de lavas volcánicas y sus numerosos cráteres.
No sé la de vueltas que le di a la isla, pero ya casi me conocían en todos los sitios donde estuve, me gustó y volví. No era raro que desayunara en el norte, tapeara en el sur y comiera en el norte o viceversa. Porque eso si, casi todas las noches cenaba en mi bar preferido de Teguise, mencionado anteriormente.
Un día me surgió la posibilidad de hacer un rally turístico por la isla de Fuerteventura y ya que estaba puesto decidí que podía ser muy interesante.
Al día siguiente muy temprano nos juntábamos un grupo de 15 ó 20 personas y nos trasladaban en autocar a otra población donde cogeríamos los coches todo terreno.
Eran descapotables y nos turnábamos en el volante para que no se nos hiciera pesada la marcha. Recorrimos la mitad de la isla pero por caminos de tierra y a través del desierto, junto a la orilla del mar y por las montañas. Comimos en una venta a la orilla del mar y a continuación vuelta a embarcar para volver a nuestra isla. Fue un día inesperado en el que lo pasé muy bien y en el que hice buenas amistades, algunas de las cuales me encontré unos días después a altas horas de la madrugada en un disco-pub.
Los principales pueblos de la isla son: Arrecife, Haria, San Bartolomé, Teguise, Tías, Tinajo y Yaiza.
Hay otros muchos pueblos muy pintorescos y bonitos, pero con menos importancia turística, aunque en cualquiera de ellos puedes disfrutar simplemente sentándote en la terraza de un bar y contemplando el entorno.
En Arrecife se puede visitar el Castillo de San Gabriel y el Castillo de San José, hoy convertido en museo.
En Haria se puede visitar el valle de las mil palmeras, el Guinate Park que es un zoológico de aves exóticas y dos de las principales atracciones turísticas de la isla: los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes.
La Cueva de los Verdes recibe este nombre por estar ubicada en terrenos de la familia Verde.
Está situada a dos kilómetros y medio del mar y a una altura de setenta metros y la creación de las entradas hacia el tubo volcánico se debe a la llegada de la lava al mar que al encontrarse con él, comprimió los gases y el aire que tuviera la cavidad, haciendo saltar por presión la bóveda produciéndose los dos accesos a la cueva.
La cueva está acondicionada para el visitante, el cual quedará maravillado ante el espectáculo de colorido y formas, así como de la temperatura constante.
En una parte de ella se puede apreciar un gran precipicio con un eco sorprendente.
Los Jameos del Agua es el extremo del tubo volcánico que une el mar con la Cueva de los Verdes y la montaña de la Corona.
Existe en su interior un pequeño lago en el que habita una especie única en el mundo, los "cangrejos ciegos", y son ciegos de verdad pero son muy sensibles al ruido.
Cuenta una antigua leyenda que un berberisco se prendó de una moza cristiana y que esta se fugó con él sin ningún temor de Dios. Él la había halagado con promesas de imaginación oriental y multitud de baratijas. Durante un tiempo se dejaron llevar por una pasión desenfrenada, pero un día la muchacha cayó al fondo transparente de las aguas de los Jameos, que se abrieron hasta tragar por completo el cuerpo de la pecadora.
El moro lloró amargamente por la cristiana, apareciéndosele su alma y suplicándole un peregrinaje descalzo por el áspero malpei, cosa que hizo el arrepentido enamorado, siendo bautizado después.
Se dice que algunas noches se oye el lamento sobre la superficie tersa del lago.
Actualmente existe en el lugar un espléndido auditorio natural con una excelente acústica.
Otros lugares de interés para visitar en la isla son:
El monumento al campesino, el jardín de cactus, el charco de las Clicas, los Hervideros y las salinas de Janubio.
Pero de estos sitios ya no os voy a explicar nada, primero porque cuando el bueno de nuestro querido Antonio Alías vea la extensión del relato es posible que use la tijera y segundo porque de esta manera os dejo con la miel en los labios y así es posible que alguna vez os decidáis a visitar tan entrañable isla.

Un abrazo de vuestro paisano.